Las nevadas del 2013
Hacia finales de 2014 y comienzos de 2014 el invierno norteamericano fue particularmente duro. Muchas regiones vieron tormentas como no se veían desde hace bastante tiempo y el tráfico, la educación y el trabajo de millones de personas se vieron seriamente afectados. Muchos ciudadanos de los Estados Unidos comenzaron a sospechar que había algo que no les estaban diciendo con respecto a estas fuertes tormentas.
Algunos culpaban a HAARP, otros, a los llamados “Chemtrails” que supuestamente habrían desencadenado el temporal. Muchos consideraban que la nieve tenía que tener algo de particular, pero pasaron algunas semanas antes de que la primera persona la tomara en sus manos.
¿Nieve falsa?
En varios videos (pueden ver uno aquí) aparecen las pruebas que se realizaron sobre las pequeñas muestras de nieve. Decenas de personas en el noroccidente de los Estados Unidos comenzaron a realizar la misma prueba para obtener, invariablemente, el mismo resultado.
El proceso es el siguiente: se tomaba una pequeña muestra de nieve que se ponía al fuego, normalmente usando algún tipo de encendedor o soplete. La nieve, en ese momento, no se derretía sino que comenzaba a ponerse más y más negra sin que mostrara siquiera una gota de agua líquida, como se esperaría de lo que, se supone, es agua congelada.
En algunos casos (no en todos) las personas reportaron incluso un olor fuerte, como a plástico quemado, que las llevaba a pensar que no se trataba de agua, sino de alguna sustancia química que había sustituido parcial o totalmente a la nieve en estos lugares de los Estados Unidos.
¿Cómo explicar el fenómeno?
Por más impresionante que sea el alcance de una conspiración, resulta complicado explicar cómo habrían llevado una sustancia desconocida a miles de hogares sin que mediara una logística gigantesca (y por lo tanto una probabilidad considerable de que alguien dijera qué estaba sucediendo). La hipótesis de los chemtrails resulta interesante, pero dudo mucho que una cantidad relativamente baja de material lanzado desde un avión pueda cubrir grandes territorios en los Estados Unidos con una capa de más de un metro de nieve.
Una hipótesis más plausible le apunta a la aplicación de algún material para modificar las propiedades de la nieve, disminuyendo su temperatura de ebullición y haciendo que pueda pasar a estado gaseoso inmediatamente sin que haya un punto intermedio en estado líquido.
Por su parte, algunos critican las observaciones y aseguran que este proceso (conocido como sublimación) es bastante común y puede darse si las temperaturas de las llamas son lo suficientemente altas y la nieve lo suficientemente porosa. Lo que solo nos dejaría sin explicar el olor a plástico quemado y las manchas negras que obtuvieron algunos experimentos.
Fuente de imagen: guardianlv.