Mininos
Cada día, aunque no seamos conscientes de ello, centenares de gatitos mueren a causa de una silenciosa guerra que ya por varios años se ha ejecutado contra ellos. Ya sea con veneno, trampas o la ayuda de otros animales – como los perros – en varios lugares del mundo estos animales (que muchos consideran adorables) son sistemáticamente perseguidos y asesinados.
El objetivo, que no quede ninguno de ellos.
Pero, ¿por qué?
Un peligro inesperado
Siempre que los humanos han atravesado las fronteras han llevado consigo partes de sus viejas regiones de origen. Ya sea en forma de ideas, tradiciones, microorganismo, plantas o animales, es natural que las personas lleven consigo aquello a lo que están acostumbradas. Los gatos fueron uno de los muchos animales que recorrieron el mundo a cuestas de los barcos de exploración y pronto hallaron un hogar en miles de territorios en donde eran hasta entonces desconocidos.
Resulta interesante el contraste: gatos y perros son, por mucho, los carnívoros más favorecidos por la humanidad y aquellos que cuida con más ahínco. Los segundos, sin embargo, han resultado muy poco problemáticos en cuanto a invasiones y se han adaptado más bien mal a ambientes foráneos (si exceptuamos los dingos, claro).
En la eventualidad de que la humanidad desapareciera, se especula que los perros pronto seguirían, pues la mayor parte está poco adaptada a la vida silvestre y difícilmente podrían conseguir suficiente alimento. Los gatos, sin embargo, son otra historia.
Estos animales presentan unas dotes excepcionales como cazadores y a duras penas si necesitan de la alimentación que les brindan los seres humanos. Incluso en regiones con grandes poblaciones de predadores – como el continente americano – han llevado al borde de la extinción a una cantidad importante de especies. Pero el problema no son los continentes… son las islas.
Muchas regiones aisladas desarrollaron con el paso de los siglos ecosistemas únicos, con especies que se adaptan perfectamente bien a sus condiciones pero que no están acostumbradas a huir de depredadores. Estas especies, al encontrarse con animales como los gatos, pueden encontrarse en el umbral de la extinción apenas unas décadas después de la introducción de los mamíferos. Esta tragedia, que ha ocurrido a lo largo y ancho de los océanos (siendo Nueva Zelanda la más trágica damnificada) ha llevado a la desaparición de muchas especies y a la desesperada supervivencia de otras. El asunto es verdaderamente dramático, pues se calcula que los gatos son culpables de un 14% de todas las extinciones de vertebrados ocurridas en el último siglo.
Una de las especies que se ha beneficiado de esta Guerra: la pardela culinegra
La Guerra
Sería injusto decir que los mininos son los culpables de lo que sucede: como los demás animales, ellos no hacen más que seguir su instinto natural. Los culpables son los seres humanos que los liberaron de manera irresponsable en primer lugar.
Pero en vista de la tragedia, varias organizaciones – con el apoyo de los gobiernos de los países afectados – han comenzado una guerra sin tregua que busca acabar con el felino invasor. En al menos 83 islas los gatos silvestres (o mejor, asilvestrados) han sido completamente aniquilados para beneficio de la fauna nativa: por dar un ejemplo, en la isla mexicana de Natividad la pardela culinegra dejó de considerarse vulnerable una vez los gatos fueron exterminados.
Muchos critican la campaña, y no cabe duda alguna de que capturar los felinos sería mejor que asesinarlos. Esto, que ya se realizó en Japón en la Isla de Okinawa, no siempre es viable en entornos selváticos o de bosques densos en los que los gatos encuentran buenos escondites. Por esta razón – y aunque suene doloroso – la guerra contra los mininos continuará.
Fuente de imágenes: 1: es.reinoanimalia.wikia.com, 2: taenos.com