Bacalao
Antes del colapso de las pesquerías del norte (del cual hablamos en este artículo) el bacalao era un importante recurso económico para los países pesqueros de Europa y América. Inglaterra, Noruega, Suecia e Islandia hacían parte de este selecto grupo, Noruega e Islandia siendo más dependientes del recurso que sus vecinos más ricos e industrializados.
Debido a su importancia, la lucha por aguas de pesquería exclusiva fue importante, pero por largo tiempo se limitó a una pequeña franja de 4 millas náuticas (o 7,4 kilómetros) en torno a la costa de los respectivos países. Todo lo que estaba por fuera era “público” y cualquiera podía visitarlo.
Fue en este contexto que un día Islandia se hartó. Decidió que no era justo que sus aguas fueran visitadas por otros países, en particular Inglaterra, y decretó en 1958 que su zona exclusiva sería de 12 millas náuticas.
Y así comenzó la primera Guerra del Bacalao.
Acto 1: 1958 – 1961
Inglaterra originalmente ignoró las peticiones de Islandia, y siguió enviando sus barcos pesqueros a la isla. Pero Islandia, pese a su diminuto tamaño (tiene apenas 300.000 habitantes) es descendiente de los vikingos y no estaba dispuesta a ceder ni un ápice.
Así, apenas vieron llegar los pesqueros británicos, el gobierno de Islandia envió su guardia marítima a atacar los barcos y romper sus redes. Si bien no hubo combates, los británicos si tuvieron pérdidas considerables en forma de daños a los barcos y equipos de pesca.
Inglaterra respondió. A partir de ahora, sus barcos pesqueros eran escoltados por su propia marina, una movida peligrosa. Hubo pequeños enfrentamientos pero Islandia no cedió, y ante la presión hizo una amenaza que llevó a que la política mundial quedara en suspenso.
Afirmó que incrementaría sus vínculos con la URSS, y que comenzaría a venderle Bacalao. El gobierno soviético recibió con beneplácito las noticias, pues no tenía bases en el Mar del Norte y una alianza con Islandia sería un gran logro.
Y así, Gran Bretaña optó por salir de la zona de pesca so pena de poner en riesgo la estabilidad de la OTAN y sus bases en los Mares del Norte.
Acto 2: 1972 – 1973
Islandia comenzó a preocuparse en este periodo por la disminución de los bancos de peces. Estaba claro que los stocks iban a la baja. Además, claro, quería más bacalao.
Y en 1972 decretó de manera unilateral acceso exclusivo a 50 millas náuticas (92,6km).
De la noche a la mañana, Islandia se convirtió en el héroe de los países del Tercer Mundo. África, en particular, estaba muy sometida a los tratados internacionales que permitían a empresas extranjeras pescar en sus aguas dejando sin peces a sus comunidades. Por esta razón, toda la comunidad Panafricana aplaudió la decisión de Islandia y apoyó sus derechos.
Pero África no cuenta mucho en temas de poder diplomático. La OTAN contaba. Y la OTAN, pese a que Islandia hacía parte de ella, no soportaba sus demandas.
Así, una vez más, Islandia comenzó a atacar los barcos británicos, usando un dispositivo específicamente creado para romper las redes. Una vez más, Inglaterra optó por proteger sus barcos y en esta ocasión hubo varios accidentes cuando los barcos de guerra “chocaban” entre sí. Islandia, de hecho, perdió un ingeniero en uno de estos choques.
De nuevo, las amenazas políticas de Islandia hicieron que Inglaterra tuviese que retirarse y el derecho a 50 millas náuticas fue aceptado por la comunidad internacional.
Islandia con las zonas marítimas de 4, 12, 50 y 200 millas náuticas
Acto 3: 1975-76
Islandia no estaba contenta con nada. En 1975, una vez más, decidió incrementar su zona de pesca exclusiva hasta las 200 millas náuticas.
Y una vez más la comunidad internacional no la tomó en serio.
A estas alturas, sin embargo, estaba claro que el pequeño país no era de los que se retira fácilmente de una pelea. Una vez más envió su pequeña flota a cortar las redes de los pesqueros británicos y comenzó incluso a embestirlos, los británicos respondiendo con navíos de su parte.
Pero Islandia tenía la carta ganadora. Cuando anunció que cerraría la base de Keflavík, única presencia de la OTAN en los mares del norte, Inglaterra tuvo que retirarse y aceptar la soberanía islandesa sobre las aguas.
Hoy por hoy, las 200 millas náuticas son un estándar, política que ha favorecido muchísimo a naciones pobres con costas pesqueras. Pero esto no habría sucedido de no ser por el valor de Islandia en las Guerras del Bacalao.