Bubbly Creek hace algunas décadas
Chicago
Como muchas ciudades de los Estados Unidos, Chicago no existía hace 200 años (no, al menos, como ciudad de blancos) y tuvo un crecimiento dramático a medida que se desarrollaba el país norteamericano. En sus inicios, se caracterizó por un desarrollo sorprendente, a escala gigantesca, de las industrias dedicadas al procesamiento de la carne.
Una industria dedicada al procesamiento de la carne requiere un matadero, y hace un siglo Chicago estaba lleno de ellos. La ciudad, construida sobre un sistema gigantesco de humedales, se edificó desecando grandes zonas y enviando sus aguas al río Chicago, ubicado junto a ella. Y el mismo sistema que permitió su desecación hizo que la zona de los mataderos – conocida como Union Stock Yards – pudiese disponer con facilidad de un sistema de tuberías y canales que permitía arrojar los desperdicios al río Chicago. Esta infraestructura, originalmente ideada para sacar el agua, caía de perlas a las nuevas factorías que se dedicaban a procesar miles de reses provenientes del Lejano Oeste.
Pero claro, la naturaleza tiene un límite y en el caso de Chicago pronto comenzó a protestar. En este caso, mediante burbujas.
Las burbujas en la actualidad
Bubbly Creek
La sangre y los restos del ganado eran demasiado para el río. Con el tiempo comenzaron a acumularse en el fondo y cuando superaron una masa crítica su descomposición se convirtió en un foco de muerte y toxicidad. Así llegaron las burbujas y nació Bubbly Creek.
Hacia finales del siglo XIX los habitantes de la ciudad comenzaron a notar, cada vez con más fuerza, la aparición de burbujas en una curva del río. Tardarían un poco en comprender que la podredumbre del fondo las generaba al tiempo que creaba una ola de muerte que terminó por acabar el oxígeno de esa parte del agua y convertirla en un sitio putrefacto.
Y lo más interesante: pese a que con el tiempo se prohibió dicho vertimiento de desechos, el daño ya estaba hecho. Hoy, un centenar de años después, siguen burbujeando los gases emitidos por la descomposición de los restos de reses sacrificadas un siglo atrás. Las burbujas de Bubbly Creek nos recuerdan que muchas veces tardaremos siglos en solucionar los problemas que se crearon en el lapso de unos pocos años.
Imágenes: chicagotribune.com