El embarazo de María Dolores
El matrimonio de ellos había durado 4 años en relativa calma, él era un soldado del ejército polaco y estaba radicado en Barcelona porque había sufrido un accidente en su pie izquierdo. Conoció a María en esta ciudad y luego de unos meses se casaron y comenzaron a vivir juntos. Ella era una mujer alta, blanca y trabajadora, abogada de los reyes de la nobleza española y él, Podolf Kalshinovich era el clásico ario nórdico, alto, de tez blanca y cabello rubio.
Los días juntos eran muy amenos hasta que ella anunció la noticia de que estaba embarazada, lógicamente la voz de su embarazo recorrió ambas familias y hubo mucha felicidad por esos días: su suegra llegó desde Varsovia y la apoyó mucho pese a las dificultades para entenderse: María sólo veía que la señora le hablaba por horas y se reía constantemente, algo que más que confianza le daba un cierto temor que disimulaba con una fingida sonrisa.
El día de la boda
Para estos día llegó un grupo gigantesco de amigos soldados de Podolf y organizaron una fiesta para su compañero: uno de dichos amigos era un soldado negro llamado Vivine Lucerd, francés que había peleado junto a él en la Guerra de Irak.A decir verdad la mayoría de los compañeros del ejercito se habían conocido en la toma de Bagdad.
Esa noche tomaron muchísimo – todos menos María, como es lógico -, pero Podolf terminó emborrachado y dormido debajo de un sofá. Todo se había vuelto un caos por esta fiesta loca y su esposa, bueno su esposa había ido a la cama a dormir temprano.
Sus compañeros tenían que irse temprano: dejaron ese mismo día la casa y volvieron al ejército, despidiéndose de su viejo amigo. Ellos ya habían venido muchas veces y eran viejos conocidos de la nueva pareja.
El parto de Dolores
Un día estaban en el parque comiendo un helado y la esposa rompió fuente, dejaron de lado lo que traían y se fueron en el automóvil a la primera clínica, allí su esposa tuvo un hijo, era un niño negro, pero aún el esposo no lo veía, tampoco la madre que quedó muy mal después del parto, los doctores les dio algo de risa pero prefirieron guardar la ocasión para el otro día y dar la noticia.
Era un jueves cuando los doctores dieron la orden de seguir al esposo. El señor quedó perplejo al ver el niño de tez oscura y se puso a gritar un montón de vituperios en un idioma desconocido en el cuarto donde tenían todos los niños, haciéndolos llorar a todos. Los despertó con sus amenazas y el odio generado por las idioteces que se puso a pensar y decir.
Luego la madre recibió la noticia del mal comportamiento del señor y de paso le llevaron la inocente criatura oscura que ella al ver, sucumbió por la amarga noticia.
La venganza de Podolf
Naturalmente no volvió a visitar a su esposa, por el contrario comenzó a enviar hojas amenazantes al hospital, diciéndole a ella que la iba a matar a ella y a su maldito hijo negro, que era una maldita traidora y cosas por el estilo, obviamente este tipo de cosas ponía peor a la esposa, pero ella nunca se había acostado con un chico afrodescendiente antes, aunque la verdad si le había sido infiel a su marido el día de la boda, pero ella ya estaba embarazada. Lloraba desconsolada por el karma del destino y sin saber a ciencia cierta por qué había pasado eso. Aún así su lado maternal había sido muy bello y había alimentado al pequeño y ya sonrisas le había sacado, de todas formas no le importaba el color de la piel de su hijo
El esposo se la pasaba afilando sus cuchillos y esperando la hora de la salida de la clínica de Dolores, recordaba con ansias las veces en Irak, cuando entraba a violar mujeres y niños kurdos, los variados asesinatos cometidos contra inocentes pobladores chiitas que no deseaban decir donde estaban los del otro ejército. Quería revivir esos momentos, volvió a ser el maldito miserable de otra época y esperó a la salida de la clínica a su esposa que nerviosa, no se explicaba nada.
En esos días volvió Lucerd, el amigo negro, pues él también estaba establecido en Barcelona. Podolf lo invitó a un bar y él feliz fue, allí le arrancó la cara de la cabeza. Su siguiente víctima fue su esposa, a ella sólo la ahorcó, pero no la dejó explicar nada, eso sí se llevó al niño a la casa, pues sabía que el bebé no tenía la culpa, obviamente hizo sus crímenes con maestría y nadie le preguntaría nada, la policía nunca se explicó estos crímenes.
Cuando llegó a casa, la mamá de Podolf se río y le dijo que su padre había sido negro, quizá por ello el bebé había salido de ese color. Podolf no pudo decir nada, sólo se río y crío a su hijo de la mejor manera posible.
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