Mitad hombre mitad demonio

Todo comienza en la época antigua del Japón, tiempo en el que creían en una terrible batalla que se libraba entre demonios y seres humanos. En el caso de Inuyasha había algo diferente: había nacido mitad humano, mitad demonio, denominado como un “hanyou”. Pero tanto los humanos, como los de su especie, lo rechazaban por ser un híbrido, por lo cual, Inuyasha decidió convertirse en demonio completamente y para ello, emprendió la búsqueda de una poderosa gema mágica, que podía hacer cualquier cosa que se le pidiere.

Dicha piedra preciosa se llamaba “Shikon no dama” y tenía formidables poderes. Pero Inuyasha no era el único tras la pista de la gema, sino otros más, pero debían enfrentarse a una joven llamada Kikiou, nada más ni nada menos que una sacerdotiza especial, cuya misión era  proteger la piedra.

Entonces se deben enfrentar en varias oportunidades, pero Inuyasha no podía quitarle la preciada gema a Kikiou. Ella se da cuenta de que siente algo especial hacia él y decidió un día, proponerle que le prestaría la piedra de poder, siempre y cuando la usara para convertirse en un humano y no en un demonio como Inuyasha pensaba, para luego irse a vivir juntos.

La batalla por la felicidad

Fue una verdadera sorpresa para aquel joven mitad hombre, mitad demonio. Sin embargo, estaba accediendo a la oferta y justo en ese momento, apareció un personaje misterioso llamado Naraku, que causó una pelea entre Kikiou e Inuyasha, en la cual ambos salieron demasiado afectados: por un lado, Kikiou quedó mortalmente herida e Inuyasha fue hechizado con un conjuro muy poderoso, que ella le lanzó con una flecha y quedó en un sueño perpetuo.

En medio de su agonía, Kikiou pidió que al morir, incineraran su cuerpo, al mismo tiempo que con la “Shikon no dama”, con el fin de que el poderoso elemento mágico no cayera en manos equivocadas. Así se hizo y cinco siglos más tarde, en la modernidad de Japón, una chica de 15 años de edad, llamada Kagome Higurashi y quien vivía en un templo, revivió todo el pasado.

La chica tenía un gato, pero éste desapareció al lado de un pozo que consideraban como sagrado. Cuando fue en su búsqueda, un demonio llamado Ciempiés salió de lo profundo del pozo y tele transportó a Kagome 500 años hacia atrás y cuando estaba en ese periodo feudal, le fue revelado que ella era la reencarnación de la antigua sacerdotisa Kikiou, además se le entregó nuevamente la piedra poderosa, para que con ella liberara a Inuyasha de su largo sueño y poder destruir al temible demonio Ciempiés.

La guerra contra los peores demonios

Pero infortunadamente, debido al ataque de un demonio cuervo, la gema se destruyó y desfragmentó en miles de pedazos que salieron dispersados por doquier. Pero Inuyasha logró despertar y junto con Kagome, tuvieron que recolectar cada uno de los fragmentos de la joya, porque de lo contrario, todos los demonios emplearían cada parte para hacer el mal en la Tierra, especialmente Naraku, el demonio más malvado y el peor enemigo en la serie.

Sin embargo, fueron muchos los demonios contra los que tuvieron que pelear, aunque también hallaron amigos con los que vivieron un gran número de aventuras, muchas de ellas trágicas. Pero en un evento lamentable, Naraku se apoderó de la piedra de poder, al juntar todas sus partes y contaminarlas. La pareja guerrera lo venció, no obstante, el demonio Naraku alcanzó a encerrar a Kagome dentro de la gema esférica.

Ante las circunstancias, Inuyasha decidió ir a salvar a Kagome en esa dimensión dentro de la gema. Logró su objetivo y la joven Kagome retornó al futuro, donde se graduó de la prepa a los 18 años. Su deseo por ver de nuevo a Inuyasha, la llevó a buscar ser de nuevo transportada a esa época, en aquel poso sagrado. Lo consiguió y vivió de nuevo en el “período Sengoku”, donde por fin pudo casarse con Inuyasha.

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