Los minions son esos seres amarillos que viven en la tierra y que varias películas han hecho tan familiar para nosotros. El objetivo de estos seres es ponerse al servicio del que ellos consideren es el mayor villano del mundo. Estos seres son a la vez torpes como traviesos, con voz ininteligible y de uno o dos ojos.
Sin embargo, una historia terrorífica se teje en torno a los Minions, y no menos increíble. Se trata de los niños de un orfanato que fueron manipulados biológicamente para convertirlos en una especie de niños atontados que obedecían sin restricción lo que se les ordenara.
Los niños sometidos al experimento quedaban como alelados, sin pelo y con la boca extraña, a veces con labios más grandes y de color amarillento. El tratamiento al que eran expuestos les cortaba la visión, por lo cual se les adaptaban lentes especiales.
En síntesis, se trata de mutaciones, de experimentos hechos a niños abandonados. La historia, aun cuando bastante especulativa, no deja de llamar la atención en lo que respecta sobre las mutaciones que se hacen en laboratorios, algunas de las cuales son bien macabras e incontables.
Con todo esto, los minions más bien parecieran, en este sentido, ser la adaptación de gnomos traviesos salidos de las entrañas de la tierra, sólo que subyugados por el villano que bien puede ser el mago o el brujo que opera sobre los elementos mediante sus artes mágicas.
Su ingenuidad como picardía son una forma de avalar una posición favorable a favor del villano, con respecto al cual se ponen a su servicio. Es una forma de esclavitud y de maltrato voluntario que llevan inclusive con desprevenimiento y alegría.
Desde una perspectiva cultural bien podrían representar a la humanidad entera que es subyugada, que se entrega voluntariamente al villano y que, con todo, no deja de ser alegre y divertida.