La pintura del Renacimiento
Durante los siglos XIV y XV una revolución ocurrió en el seno de Europa. La vieja sociedad medieval dio paso a un mundo más complejo en el que se recordaron muchas de las enseñanzas olvidadas de las antiguas sociedades griega y romana. Dentro de los grandes avances estuvo el arte, y principalmente la pintura.
Es por esto que en el Renacimiento encontramos pinturas muchísimo más detalladas que las de un par de siglos atrás. Las Universidades comenzaron a desarrollar los parámetros del color y la perspectiva y grandes artistas de renombre llenaron de bellísimos frescos las iglesias y los conventos. Por supuesto, el arte seguía siendo mayoritariamente religioso, pero esto no significa que no nos dejara algunas evidencias bastante particulares.
Ya hemos hablado aquí de la Batalla Celeste de Nuremberg, cuando cilindros espaciales comenzaron a arrojarse luces unos a otros. De este fenómeno incluso quedó una pintura. Y hay otra pintura, atribuida al célebre pintor italiano Sebastiano Mainardi, en la que aparece la Virgen con el Divino Niño y Juan el Bautista (siendo éste también un infante). La imagen en su momento tuvo repercusiones importantes en el dogma católico (¿se conocieron acaso ellos dos cuando niños?), pero esto no es lo que nos interesa, sino un pequeño detalle de la imagen que parece, con toda claridad, ilustrar un platillo volador.
El Ovni de la pintura renacentista
En la mitad izquierda de la pintura puede distinguirse una pequeña figura flotando en el aire. Un acercamiento a la imagen nos indica que dicha figura tiene un color plateado, destellos dorados que parecen ser luces emitidas por el objeto y una forma alargada, que podría representar un disco. ¿Ya ven a donde nos dirigimos?
El objeto ha sido considerado por décadas como la prueba de antiguos avistamientos de lo que hoy conocemos como platillos voladores. Es aún más interesante que en aquel periodo estos objetos no eran conocidos ni populares en la imaginación de las personas, por lo que el dibujo no pudo deberse a ideas preconcebidas (algo muy común en las representaciones de la actualidad). ¿Por qué, entonces, dibujar un platillo volador? ¿Qué representa en realidad?}
El anuncio a los pastores
En el Evangelio de San Lucas aparece una referencia al anuncio que los ángeles hicieron a los pastores indicándoles que había llegado el Mesías y que debían ir a prestarle adoración. Aunque es en un evangelio apócrifo en el que realmente se habla de algo parecido a un objeto volador (puntualmente, en el protoevangelio de Santiago), esta idea había tenido mucha influencia en las ideas renacentistas:
“Y llegaron al lugar en que estaba la gruta, y he aquí que una nube luminosa la cubría. Y la partera exclamó: Mi alma ha sido exaltada en este día, porque mis ojos han visto prodigios anunciadores de que un Salvador le ha nacido a Israel. Y la nube se retiró en seguida de la gruta, y apareció en ella una luz tan grande, que nuestros ojos no podían soportarla.”
¿Por qué una figura así?
Sin embargo en ningún momento se define la forma de la nube y parece ser que ni siquiera estuviera flotando. ¿Por qué pintar una figura que no es exactamente igual a lo que, se creía, representa un ángel o una nube?
La única explicación plausible (además, claro, de que se trate de un capricho del autor) es que Sebastiano tuviera la noción de que las iluminaciones divinas iban acompañadas de este tipo de objetos. Quizás en algún momento de su juventud vio algo semejante, o una historia caló hondo en su imaginación, porque de otra manera es difícil explicar el objeto misterioso.
En otras imágenes dicha anunciación se representa con un ángel sobre una nube: Sebastiano es el único pintor – que sepamos, al menos – que utiliza un objeto tan poco ortodoxo. ¿Sería que había visto algo más que sus contemporáneos?
Fuente de imágenes: 1: i0.wp.com, 2: eltiempo.com