Aunque los perros son nuestros mejores amigos y durante siglos han estado viviendo al lado de los humanos, no dejan de parecer muy extraños los comportamientos caninos. De hecho, a veces diera la impresión de que no conocemos realmente a nuestra mascota. Y, efectivamente, pues esas acciones tienen una explicación que muchos ignoraban.
En seguida veremos: “las cosas más raras que hace un perro”:
Tratar de morderse la cola
Los expertos en canes enseñan que esta es una acción propia cuando se encuentran aburridos. Por eso es que especialmente lo hacen los cachorros. Les parece algo muy entretenido y la diversión aumenta cuando él nota que a su amo le hace gracia.
Les huele el trasero a otros perros
Parece un acto muy raro y sucio, pero lo que están haciendo es captar información que toman de las secreciones anales que emiten dos bolsillas que tiene todo peludo al lado del ano. Estas sustancias químicas naturales son el modo como los perros se reconocen. Dentro de todos esos datos que obtienen olfateando esa parte, pueden ser capaces de saber hasta qué comió el otro animal.
Comen pasto
Si un perro está comiendo hierba o monte, no es porque se haya creído vaca, sino que instintivamente saben que al comer eso, en poco tiempo van a vomitar y de esa manera, se purgará su sistema digestivo. Lo normal es que sólo vomiten una vez y repitan la operación en unos cuantos meses, pero si es seguido y no para, es señal de acudir al veterinario.
Comer sus propios excrementos y los de otros animales (no sólo perros)
Su preferido, sin duda alguna, es la materia fecal de las vacas. Pero también se les ve comiendo heces de otros animales como de gatos, porque con su súper olfato son capaces de percibir nutrientes que en su organismo les está faltando.
Obviamente, que otro factor que influye mucho en esto, es que tenga mucha hambre. De igual modo, hay causas psicológicas, como haberlo castigado mucho por haberse hecho caca y de repente, sientan tanto miedo que prefieren comerla.
Comer piedras
Muchas veces se sienten tan dignos y exigentes, que rechazan un buen trozo de algún rico platillo, pero sí andan comiendo piedras cuando se les saca a la calle. El problema es que podrían causarse un serio daño en los intestinos, ya que las piedras los pueden perforar. Unas de las razas que más acostumbran hacer esto son los labradores, los schnauzer y los golden retriever.
Después de orinar o defecar, excavar el suelo con sus patas traseras
A veces uno se puede ver sorprendido de que cuando el perro termina sus necesidades, resulte lanzándonos un montón de tierra con sus patas. Lo que buscan de manera instintiva, es difundir por todo el ambiente circundante, sus olores peculiares para marcar territorio e informarle a otros animales que él ha estado presente allí.
Dar vueltas antes de echarse
Pasa incluso con las mascotas que se han criado toda la vida en un hogar doméstico. Es porque se ha descubierto que los animales conservan las memorias colectivas e su especie. Les quedan muchos rezagos de su vida salvaje y éste es uno de ellos. Da todas esas vueltas para verificar que se encuentra en un lugar tranquilo y apto para el descanso.
Revolcarse en el suelo
Dan la impresión de que se están rascando una terrible comezón, pero la verdad es que no sólo es por eso, sino porque les provoca unas sensaciones muy agradables, especialmente si la superficie es de césped o es alfombrada.
Pero también lo hace para llamar la atención de su amo, ya que les encanta que los volteen a ver y sonrían. Lo que más quieren es invitar al juego.
Aullar
Es quizá algo de lo más fascinante del mundo canino. Para algunos puede resultar escalofriante, sobre todo cuando lo hacen de repente, en medio del silencio de la noche o de la madrugada. Su predilección es cuando la luna está en su fase llena. Las razones son muchas. Según los expertos, lo hacen para defender su espacio o para celebrar que sus amos han llegado, o viceversa, se sienten muy tristes por su ausencia.
También se le atribuyen causas paranormales, como que su vista es tan aguda, que pueden ver almas y entidades, pero no los pueden olfatear. Entonces aúllan. Sin embargo, esto no está confirmado por la ciencia.
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