Bastantes personas sienten pánico al estar muy cerca de un cadáver, pero los trabajadores de las funerarias deben familiarizarse con los difuntos, porque es la forma en que se ganan la vida. Existen bastantes oficios a fines con la tanatología, como el de los embalsamadores, maquilladores, los directores y recepcionistas de las funerarias, quienes relatan impactantes historias asombrosas, que ponen los pelos de punta. A continuación, algunas de las más terribles que vivieron algunos profesionales fúnebres:
Descomposición absoluta
En cierta ocasión, un cadáver llego completamente descompuesto porque al parecer, se mantuvo a la intemperie por más de 3 semanas durante el verano. Luego de ese tiempo, fue llevado a la funeraria, pero su piel ya estaba de color negro y se había desgarrado gran parte de su cuerpo. No se pudo hacer mayor cosa con el difunto y tuvieron que cremarlo de inmediato. Semejante escena sirvió para entrenar a un joven tanatólogo.
Payasos funerarios
Una persona que en vida ejercía como payaso, fue enterrado con todo el ajuar. Tuvieron que maquillarlo y ponerle la nariz de pimpón, la peluca y los grandes zapatos. Por si fuera poco, la familia le pidió a todos los trabajadores de la funeraria, que se disfrazaran de payasos para darle el último adiós al occiso. El día del funeral todos los asistentes llevaban una lágrima azul pintada cerca del ojo.
Almas en pena
El administrador de una funeraria, en una oportunidad estaba realizando una ronda por el recinto, para asegurarse de que todo estuviera en orden. Siendo exactamente las 10 de la noche, las luces se apagaron y se prendieron solas. El hombre estaba lejos de los interruptores y no habían cortes de luz por aquella época. Asegura que es algo que siempre quedará en su memoria.
Actividad post morten
Los cadáveres siguen teniendo vida orgánica durante algunas horas luego del deceso. Esto lo saben todos los trabajadores de las funerarias; pero un día, los profesionales que atendieron un sepelio, al instante de mover un cuerpo, éste gritó y gimió tan fuerte, que casi los mata del susto.
Peluquería para cadáveres
El pelo y las uñas de algunos difuntos se cae al instante. Esto le ocurrió a una anciana de 92 años, que al momento de la muerte se le cayeron las uñas de los pies y el poco cabello de su cabeza. Quienes arreglaron su cadáver, manifestaron que tuvieron que acomodar cada hebra para que se viera presentable. Este proceso duró más de tres horas.
Ajuste de cuentas
Ya tarde en la noche, cuando los dolientes de un difunto se habían retirado de la funeraria, apareció un hombre que pidió unos minutos a solas en la sala de velación. Los trabajadores no le vieron problema y se lo permitieron. Minutos después, escucharon un fuerte estruendo muy parecido al de una explosión. Cuando el administrador volvió al lugar, vio el difunto totalmente estallado y con la tapa del ataúd abierta. Al parecer, tal hombre le propinó una golpiza que lo hizo volar en pedazos.
Saludo desde el más allá
En una funeraria de Suramérica, siempre parpadean las luces cuando llega un difunto nuevo. Se cree que algunas almas no descasaron en paz y se quedaron a vivir en el recinto. Los trabajadores del lugar ya están acostumbrados y no se asustan.
Resurrección
Los difuntos presentan un fenómeno que se conoce como rigor mortis. Algunos embalsamadores después de llevar trabajando varias décadas en lo mismo, se siguen sorprendiendo con la capacidad de un cadáver para moverse, levantarse o respirar. En una oportunidad, un difunto casi que logró sentarse en la camilla, pero tuvo que ser acomodado rápidamente, para evitar que el cuerpo se pusiera rígido y quedara en esa posición.
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