Un ritual de matrimonio, por lo general culmina con una sentencia que dice: “hasta que la muerte los separe”. Pero en los casos que veremos en seguida, no se sabe cómo aplica, pues dos mujeres se casaron con un muerto.
Un matrimonio con un difunto legal
La primera boda se llevó a cabo en Francia. Una pareja de novios llevaban planeando su matrimonio con año y medio de anticipación, pero el novio, Jonathan Goerge, sufrió un aparatoso accidente de tránsito, en el que perdió la vida. Él junto con Magali Jaskiewicz, convivieron en unión libre durante un periodo de seis años, tiempo en el que tuvieron dos hijas.
Justo dos días antes del trágico acontecimiento, la pareja había llevado todos los papeles requeridos para oficiar el casamiento. Pero gracias a una ley de Francia, es posible casarse con una persona que ha fallecido, si antes del deceso se habían comenzado los trámites formales para el matrimonio. De hecho, esta clase de eventos son comunes en ese país.
Sin embargo, no resultó para nada fácil a Magali Jaskiewicz cumplir el sueño que en vida, tuvo su amado junto a ella. Su caso debió pasar por diferentes instancias en audiencias, inclusive llegó a oídos del entonces presidente Sarkozy, quien finalmente aprobó la boda por lo civil, en el año 2009. La mujer se casó con el vestido de novia que había comprado cuando aún estaba vivo su prometido y al lado, estaba una fotografía de Jonathan. La idea era que aparte de sellar el compromiso, las hijas pudieran heredar el apellido del hombre.
Vestida de novia junto al feretro
El otro caso acaeció en el año 2016, en Tailandia, exactamente en Chachoengsao. Una mujer de 26 años de edad en ese entonces, llamada Nan Thippharat, se comprometió en matrimonio con su novio Fiat. En vista de que su relación estaba más que consolidada y bien establecida, consideraron que solo faltaba legalizar aquella unión legítima.
Pero ya faltando poco para la realización de la boda, Fiat falleció de un repentino e inesperado infarto. El hombre no presentaba ningún problema de salud y contaba con un buen estado físico a sus 30 años, no obstante, su corazón dejó de latir en el momento más inesperado. Pero para esta pareja, la muerte no fue impedimento para cumplir su sueño de casarse.
En el velorio, la novia viuda se presentó con el vestido de novia que usaría en la tan anhelada fecha que frustró el destino y el evento fúnebre se mezcló con una inusual boda entre una mujer viva y un difunto. Sin embargo, las leyes del país no aceptaron la consolidación de tal unión marital, llevada a cabo en el distrito de “Phanom Sarakham”.
Nan Thippharat quiso luchar contra las leyes y hasta la ley más radical e inevitable que existe: la misma muerte. En todo momento se le veía demasiado afligida por el dolor de la partida de su amado, pero aun así se empeñó en llevar a cabo sus planes conyugales. En las redes sociales la mujer manifestó: “mi manera de rendirle homenaje en esta vida, porque sé que un día volveremos a estar juntos para toda la eternidad, en la próxima vida. Lo amé con todo el corazón y no pude hacer nada cuando la vida me lo arrebató. Estuvo hermoso en su casamiento, estoy segura de que lo habría disfrutado”, culminó aquella mujer entre sollozos.
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