La casa encantada de Monterrey
En la ciudad de Monterrey, en el norte de México, hay una historia macabra que lleva más de 6 décadas inflamando la imaginación de los habitantes. Se trata de la llamada casa de Aramberri, que alguna vez fue escenario de un horrible crimen. De acuerdo con los relatos, ecos del horror siguen plagando la mansión y aterrando a los visitantes.
La historia detrás del horror
La historia comienza a principios de la década de los 30’s, cuando la casa ubicada en la dirección 1026 de la calle José Silvestre Aramberri – hoy completamente en ruinas – se erigía orgullosa, símbolo de opulencia y de poder. En el hogar vivía la rica familia Lozano Montemayor.
El 5 de abril de 1933 la historia de la familia se rompió de manera cruel: un grupo de criminales ingresaron al hogar y asesinaron a la señora del hogar, Florinda Montemayor, y a su hija Antonia. El crimen, de acuerdo con los investigadores que se presentaron, mostraba una sevicia incomparable y que un trato horripilante se había dado a las damas antes de asesinarlas.
Las autoridades pronto se dieron cuenta de varios factores sospechosos: principalmente, que ninguna entrada había sido forzada, y había razones para suponer que la familia había dejado entrar a los asaltantes por voluntad propia. Pronto, algunos testigos hablaron de los supuestos gritos desesperados de la señora Montemayor diciendo “¡No me mates, Gabriel!”, y las autoridades comenzaron a buscar a familiares con este nombre.
Imagen ilustrativa
La pesquisa pronto los llevó al hogar de un Gabriel sobrino de la dama, quién (para júbilo de los investigadores) todavía tenía gran parte del material robado y otras pruebas incriminatorias. Pronto, el joven confesó que el crimen lo había realizado él junto con otros dos secuaces, asesinados mientras intentaban escapar. Sin embargo, la familia jamás se repondría del horror de los asesinatos y la casa pronto quedaría abandonada.
Los vecinos no tardarían en notar cosas sospechosas provenientes del interior de la mansión. En primer lugar, pese a que la familia retiró los muebles, en uno de los cuartos de la planta baja quedó una imagen de una mujer: el rostro aparece desfigurado (no se sabe si porque así es la pintura o por daños posteriores al lienzo), y se dice que la mujer es la señora asesinada, que habita ahora en el hogar.
Leyendas del pasado
De las paredes de la casona se dicen que surgen susurros, ecos del pasado, en los que se siente el terror y el sufrimiento de las personas que allí murieron. Fue tanto el interés de las sociedades de ocultistas en el hogar (debido a estas supuestas presencias) que las autoridades se vieron obligadas a tapiar el hogar y sellar todas sus entradas, so pena de tener el barrio lleno de personas sospechosas en horas de la noche.
Una de las leyendas urbanas más comunes habla de que, hace algunas décadas, unos periodistas decidieron entrar a la casona abandonada. Mientras se encontraban grabando allí (con la esperanza de obtener algún registro paranormal), una llamada urgente les hizo abandonar el lugar a toda prisa. Camino a su destino, un accidente los dejó a ambos en un grave estado de salud. La relación entre los dos eventos es natural, pero la historia no termina allí.
Al revisar las grabaciones, los periodistas se encontraron con algo que no habían escuchado en su estancia en la casa. Eran los gritos, las voces del pasado, que a través de los micrófonos lograron llegar al presente. Eran los ecos de la muerte.
No encontré información sobre qué más les sucedió a los periodistas. ¿Algún lector mexicano lo sabe?
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