La isla de los duendes
Irlanda es una región muy particular. Heredara católica en un mar protestante, hermana de la más nórdica isla de Islandia, ha tenido una historia separada de la inglesa por un larguísimo tiempo. En sus tierras quedan vestigios de antiguos mitos que parecen salidos de un libro de historias de hadas.
Pero es que la isla misma parece llamar estas leyendas: es como si su suelo probara la existencia de lo imposible. Uno de los lugares más mágicos de Irlanda, conocido como el Camino de los Gigantes (o la Calzada de los Gigantes) realmente parece haber sido obra de algún dios antiguo, que plasmó en estas rocas un lenguaje que no comprendemos.
La Calzada de los Gigantes
De acuerdo con los geólogos, la Calzada de los Gigantes se creó hace unos 50 millones de años debido a una gran actividad volcánica que creó una gigantesca zona cubierta de lava. Pronto, la roca ardiente comenzó a enfriarse y a fragmentarse en un proceso semejante al del lodo seco, formando una serie de figuras magníficas que realmente parecen salidas de otro mundo.
Es tal la belleza de la Calzada que la explicación científica realmente parece quedarse corta. No cabe duda de que al ver la perfección de la geometría que acompaña a este lugar no queda más que creer en la antigua leyenda islandesa, que narra cómo el gigante Finn McCool construyó esta magnífica obra.
La leyenda del gigante
De acuerdo con el relato tradicional de Irlanda, Fin McCool era enemigo jurado de Bennandoner, gigante escocés. Un día, el titán irlandés decidió construir un camino para enfrentarse a su enemigo, que cruzaba los mares y comunicaba Escocia con Irlanda. Sin embargo, a medida que se acercaba se daba cuenta de que el gigante era más grande de lo que había pensado, y en un punto, presa del temor, decidió dar marcha atrás y volver a su tierra.
Sin embargo, Bennandoner se dio cuenta de lo que sucedía y decidió perseguir a Finn McCool hasta sus natales tierras de Irlanda. Los pasos del gigante sonaban cada vez más cerca y Finn, presa del temor, decidió hacer lo que haría cualquier hombre en su lugar: pedir ayuda a su esposa, Oonagh.
La mujer de Finn McCool pensó rápidamente. Enfrentar al titán era imposible, y corría el riesgo de quedarse viuda. Así que lo que hizo fue sencillamente disfrazar a su esposo como un bebé, esconderlo en una cuna y dejarlo allí, junto a la puerta de su casa.
Cuando Bennandoner llegó, furioso, a golpear la puerta del hogar, Oonagh le abrió y amablemente le contestó que su marido no se encontraba en casa. Sin embargo, el iracundo gigante pudo notar, junto a la puerta, una cuna donde un bebé de titánicas proporciones dormía plácidamente.
Bennandoner pronto comprendió que si el recién nacido tenía este tamaño, su padre sería un titán mucho más grande y fuerte que él. Por esta razón, presa del terror, decidió huir del lugar por la Calzada y destruirla a su paso para evitar que el gigante de Irlanda pudiera jamás volver a sus tierras en Escocia. Solo los remanentes en Irlanda permanecen al día de hoy.
Al ver la magnificencia del camino del gigante, no cabe duda de que es inevitable pensar en la leyenda y en la posibilidad de que realmente fueran unos gigantescos titanes quienes realizaran esta estructura tan perfecta que hoy adorna las costas de Irlanda.
Fuente de imágenes: 1: hagansleisure.co.uk, 2: giantscauseway.co.uk