Línea del tiempo de la Tabla Periódica

No obstante, la Tabla Periódica no siempre respondió a la forma que tiene modernamente, sino que fue transitado por cambios y modificaciones, desde las primeras décadas del siglo XIX hasta mediados del siglo XX, época en la cual tomó la disposición por la que se conoce al día de hoy.

En este sentido, resulta pertinente hacer una pequeña revisión a cada uno de los nudos históricos que presenta la Tabla Periódica en su evolución. A continuación, entonces, una breve línea histórica de esta forma gráfica de presentar los elementos químicos:

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1820, Triadas de Dobereiner: de acuerdo a algunas fuentes químicas, el primer antecedente que puede considerarse para la Tabla Periódica, es la organización establecida por el científico Johann Dobereiner, quien en su momento (1820) propuso disponer los distintos elementos en grupos de tres.

1863, Cilindro de Chancourtois: el siguiente momento de relevancia que destaca la literatura química al respecto es la organización que planteó en el año 1863 el científico Alexandre-Émile Béguyer de Chancourtois, quien propuso un nuevo tipo de organización, el cual seguía la disposición de un tornillo telúrico.

1864, Octavas de Newlands: por su parte, al año siguiente, el científico John Newlands propuso su propia organización, la  cual consistía en agrupar los elementos en grupos o serios de siete elementos, disposición que le valió el nombre de octavas.

1869, Tabla Periódica: posteriormente Dimitri Mendeléiev crea la primera tabla periódica, ordenando los elementos, de acuerdo a sus propiedades químicas.

1914, Ley Periódica Moderna: unos años después, el científico Henry Moseley propone, en base a la organización planteada por Mendeléiev, organizar los elementos en base a sus números atómicos.

Hoy, Tabla Periódica Moderna: actualmente la Tabla Periódica Moderna se encuentra organizada en orden ascendente, de acuerdo a sus números atómicos. Según las fuentes al respecto, esta disposición definitiva fue implementada en el año 1952, gracias al trabajo del científico costarricense Gil Chaverri.

Imagen: elpensante.com