Una arquitectura de otro mundo
Son comunes las leyendas de mundos subterráneos en los que sobreviven reliquias del pasado o, en su defecto, habitan civilizaciones más avanzadas que la nuestra. También se habla de nuevas razas de humanos o de animales que se adaptaron a las cavernas y solo salen esporádicamente a buscar alimento y a aterrorizar a las poblaciones locales.
Por más testimonios que hayan de estas criaturas, carecemos de pruebas que puedan verificar su existencia (un espécimen capturado, una serie de tomas de buena calidad, un contacto directo que diera acceso a partes de su cuerpo para analizar, etc.), aunque seguimos elucubrando sobre la viabilidad – y la realidad – de su existencia. Sin embargo, existen ejemplos de sociedades humanas que sí han recurrido al mundo subterráneo cuando carecen de otra alternativa.
Uno de los casos más espectaculares (y seguramente el único de esta magnitud en la actualidad) es el de los campesinos chinos que viven en cavernas, cavadas por ellos mismos, bajo las montañas. Es un estilo de vida que adoptaron desde hace más de dos milenios, cuando se dieron cuenta de que ante la ausencia de materiales de construcción era la decisión más inteligente. El sistema, denominado yaodong, dista mucho de ser marginal: más de 30 millones de personas viven en estas viviendas, lo que lo hace tremendamente común en el noroeste del país.
Los yaodong, excavados dentro de la montaña, tienen una superficie cóncava y entradas semicirculares. Se excavaban desde las laderas o, bien, desde la cima, donde se realizaba una habitación sumergida (normalmente de 100 metros de profundidad) desde la que se cavaban las salidas por las laderas.
Particularidades de los Yaodang
En efecto, los yaodong mantienen el calor en invierno y el frío en verano, y ayudan a ahorrar la de por sí escasa madera para la cocción de los alimentos. La región de Loess, hogar de estos extraños hogares, se ha convertido en un lugar turístico por lo inusitado de las construcciones y el uso eficiente que los habitantes hacen del espacio.
Pero las particularidades de estos pequeños habitáculos no terminan aquí. En los tiempos de la guerra civil, Mao Zedong y muchos miembros de su ejército se escondieron en estos hogares para protegerse de las tropas de Chiang Kai-Shek, mientras que durante la Revolución Cultural (cuando muchas personas estaban en peligro) el actual presidente, Xi Jinping, fue enviado por su padre a la región para protegerlo y, a su vez, mostrarle la realidad del país. Xi asegura que fue en este lugar donde decidió cuáles serían las metas en su vida.
Al contrario que ha sucedido con muchos otros estilos de vida, la modernidad no destruyó los yaodong. Al contrario, lo que antes eran hogares pobres hoy cuentan con todos los beneficios de la tecnología. Mientras que hace 30 años los habitantes de la región carecían de agua, electricidad, acceso a salubridad y a la tecnología, hoy el gobierno chino ha equipado la región con electricidad y agua potable y ha modernizado las construcciones, permitiendo que el aire fluya mejor dentro de ellas y adornándolas con ladrillo y adoquín donde puede hacerse. Lo que hace 30 años era una habitación vacía con una pequeña cama de tierra y un colchón, hoy es un hogar verdaderamente moderno, con todas las comodidades pero, aun así, instalado bajo la tierra.
La calidad de vida de los habitantes de Loess ha mejorado sustancialmente, pero aun así siguen siendo cavernícolas en pleno siglo XXI.
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