Carrera Nuclear
Durante la Guerra Fría, las dos principales potencias que se enfrentaban: los Estados Unidos y la Unión Soviética, lucharon varias carreras tecnológicas. Una de ellas fue la Carrera Espacial, otra, la lucha en desarrollar mejores radares y sistemas antiaéreos. Pero quizás la más importante, al menos en términos propagandísticos, fue la carrera nuclear.
Verán, luego de que Estados Unidos lanzara dos dispositivos nucleares sobre Japón, a finales de la Segunda Guerra Mundial, quedó claro para cualquiera que supiera algo de política que el control de dispositivos nucleares era clave para ejercer presión en países aliados y enemigos. Menos de seis años después la Unión Soviética realizó las primeras pruebas nucleares propias, y las dos potencias comenzaron a enfrentarse en el campo de la ciencia para ver quién conseguía armas nucleares más potentes, más eficaces y más letales.
El mundo, en aquellos tiempos, estuvo a un botón de ser aniquilado.
Pero bueno, volviendo al tema, así como había armas nucleares gigantes, diseñadas para destruir ciudades enteras, había armas nucleares pequeñas. Uno de los dispositivos más famosos, por ejemplo, estaba pensado para ser usado en el frente de batalla, y el soldado que lo disparaba tenía que haber hecho previamente un agujero para protegerse de la onda de choque de la explosión.
Y así como las armas nucleares eran armas de soldados, eran también armas de espías. Por esta razón, ambos países invirtieron considerables recursos en desarrollar dispositivos nucleares que cupieran en una maleta promedio y pudiesen ser transportados por una sola persona.
Las Maletas Nucleares
Estas maletas cargaban complejos dispositivos capaces de ocultar la radiación que emitían (de lo contrario, serían detectados con facilidad) y de estallar, al momento de recibir la orden, una carga nuclear de potencia considerable. El objetivo era precisamente llevarlo al país enemigo, colocarlos en posiciones estratégicas, y enviar la orden de explosión de manera simultánea. La idea era, principalmente, acabar así con líderes y personajes claves del país enemigo en la eventualidad de una guerra.
En cualquier caso, el tema aquí es que de acuerdo con varios miembros de la ex Unión Soviética muchos de estos dispositivos fueron construidos, y algunos incluso lograron llevarse a territorio estadounidense. Allí se encuentran en la actualidad, esperando el momento en que una orden les indique que es hora de estallar.
Y lo preocupante del asunto es que nadie sabe dónde están.
Bombas nucleares perdidas
Uno de los principales temores del mundo luego de la disolución de la Unión Soviética era la posibilidad de que los dispositivos nucleares de este país quedaran en manos de corruptos gobiernos locales, grupos terroristas o radicales, o algún psicópata suelto por ahí. Afortunadamente nada de esto sucedió (que sepamos) y el mundo no sufrió un holocausto nuclear.
Pero esto no significa que todas las bombas se encontraran. La práctica totalidad de los maletines nucleares fabricados se perdieron, muchos, de acuerdo con quienes trabajaron en estos proyectos, luego de ser exitosamente colocados en sus ubicaciones finales. En total, se calcula el número de estos dispositivos en más de 250.
Algunos creen que el gobierno ruso aún tiene conocimiento de muchos de estos, y está esperando a usarlos en una eventual confrontación. La mayoría, sin embargo, considera que cayeron en manos de quién sabe quiénes, y que no van a encontrarse nunca.
La buena noticia es que detonar una bomba nuclear es muy difícil, y los dispositivos, sin mantenimiento constante, se han deteriorado al punto de ya no funcionar. Los elementos radioactivos en su interior, aunque peligrosos, no van a generar una explosión nuclear con facilidad.
Fuentes:
- https://en.wikipedia.org/wiki/Suitcase_nuclear_device#Soviet_Union_and_Russia
Imágenes: 1: wikipedia.org, 2: aol.com