Son sorprendentes los contrastes de las personas consideradas hermosas en la antigüedad, con las de ahora. La concepción de belleza no es algo universal, sino que varía según la geografía y el tiempo. Por ejemplo, cuando miramos a los reyes de antaño, resaltará bastante su aspecto físico tan peculiar.

La mayoría de esas imágenes antiguas son pinturas hechas por artistas al servicio de la realeza, que obviamente trataban de disimular los detalles negativos de sus amos, pero aún así, fue imposible tapar la fealdad que los caracteriza y los marcó para siempre. Veamos a continuación, algunos de los reyes más feos de la historia:

Carlos III de España

Ha sido uno de los más recordados y valorados positivamente, por todas sus obras y reformas en pro del pueblo. Pero sobre todas las cosas, es inolvidable por su rostro con una nariz larga y muy peculiar. Muchos calificaban su aspecto como “chocante”. Su estatura era baja, pero de músculos fuertes y un rostro que demarcaba una extraña personalidad.

Uno de los nombres más famosos que recibió fue el de “el rey aburrido”. La pintura más sobresaliente de su estampa, la produjo el gran artista Goya.

Felipe IV de España

Más allá de su rostro desagradable para el prototipo de la gente occidental, se rescata su gallardía y valentía al enfrentarse sin temor alguno al Vaticano, al descubrir que la mayoría de los bienes del pontificado no eran legales, según él.

Varios miembros de su familia también nacieron con unos rasgos faciales muy curiosos y poco agradables a la vista. De acuerdo con la historia, este rey era un adicto a la pasión erótica desenfrenada, al punto de procrear 46 primogénitos. Es otra prueba más de que el poder y el dinero influyen mucho más que la apariencia.

Vlad Tepes

Otro rey cuya nariz dejó mucho de qué hablar a lo largo de las centurias. Y no sólo su nariz, sino las facciones de su cara en totalidad, como su boca que dejaba siempre pensando a quien lo veía.

Este monarca no sólo fue famoso por su fealdad, sino que además fue la inspiración de la reconocida historia del conde Drácula. Pero la historia también señala que era mujeriego y muchas doncellas cayeron en sus brazos.

Leopoldo I de Habsburgo

Quedó recordado en los libros como el rey “boca de camello”. Así lo bautizaron los pobladores de esa nación y quedó así generación tras generación.

Fue uno de los gobernantes del poderoso “sacro imperio Romano Germánico”. Dicen que era voraz en la batalla y un comandante despiadado, que con la sola expresión de su rostro, atemorizaba batallones enteros.

Juan de Medici

En España su nombre alude a la riqueza y no es para menos, pues era un banquero que fundó las bases de una fortuna incalculable. Sin embargo, su fortuna era inversa a su belleza. Ni todo el oro del mundo logró que su cara no dejara una impresión muy fuerte en los demás.

Enrique VIII

El rey promiscuo que pasó a la historia por sus numerosas esposas y amantes, relacionados con escalofriantes sucesos. Cierto día, cuando disfrutaba de un día de caza, se accidentó y eso lo condujo a aislarse un buen tiempo en el que el sedentarismo lo invadió por completo. Luego eso se vio reflejado en su aspecto.

Luis XI de Francia

Fue el padre reconocido de 15 hijos y un don Juan en su época. Sin embargo, aún queda la intriga de si esas muchas mujeres que pasaron por él, lo hicieron por deseo, más allá de los beneficios económicos y sociales.

Fernando VII

Algo paradójico, pero a la vez muy gracioso, es que se le conoce en la historia con el apodo de “El deseado”. Lo que parece quedar claro es que se le codiciaba por otras cosas, menos por su apariencia.

Carlos II de España

Por culpa de una enfermedad que ahora se denomina “Síndrome de Klinefelter”, su cara se fue deformando con el tiempo. Por sus facciones se le apodó como “El hechizado”.

Imágenes: wikipedia.org (all)