Suicidio
Es apenas natural que las personas piensen en la muerte como una solución: a fin de cuentas, todos tendremos que morir tarde o temprano. Muchos la consideran una alternativa viable a la desesperación, otros, la eligen sobre el sufrimiento. En cualquier caso, quien se suicida toma una decisión difícil (y consideran algunos que la salida fácil), pero por lo general tiene sus motivos.
Tradicionalmente el suicidio es algo bastante personal… y suele ocurrir en un entorno privado, donde nadie pueda detenerlo. En muchas ocasiones pasa bastante tiempo antes de que las autoridades (o los vecinos, o la familia) se den cuenta que la persona, de hecho, se ha suicidado.
Pero algunos casos pueden llegar a ser bastante estrambóticos. Ya sea con la intención de llamar la atención sobre un asunto político, de ser noticia o sencillamente de hacerse notar, algunas personas han realizado suicidios completa y absolutamente impresionantes. En estos artículos recopilaremos aquellos casos que fueron noticia y en los que los individuos decidieron terminar su vida de las maneras más… peculiares.
No siendo más, empecemos:
Los más peculiares
Saltando al infierno
Empezamos nuestra lista citando el caso de aquellos individuos que decidieron terminar su vida saltando a lo que no podemos sino denominar el mismo infierno. No tenemos sus nombres, tampoco estamos seguros de sus motivos: se trata de todos los japoneses que saltaron al cráter del Volcán Mihara entre 1920 y 1936, convirtiéndolo en una especie de “meca de los suicidios” japonesa que cobraría la muerte de más de 2.000 personas.
Nadie sabe la razón exacta por la que el volcán revivió en aquel entonces, pero ya había sido conocido en la isla como un lugar popular para terminar la vida de las personas unos dos siglos atrás. En 1937 las autoridades se vieron obligadas a colocar un cordón para evitar los suicidios, que convirtieron a la isla de Izu Oshima un próspero enclave turístico luego de décadas de pobreza y estancamiento.
La muerte en el hierro candente
“Saltar al infierno” no es patrimonio de los japoneses. En el año 1854, en la Ferrería Farney cerca de Leeds, Inglaterra, un hombre llamado George Towler saltó calmadamente a un tanque que contenía 50 toneladas de hierro candente. No quedaron restos del hombre, más allá de su espina carbonizada; jamás se conocieron las causas de su suicidio.
Encerrado vivo
Seguramente todos conocemos alguna leyenda relativa a personas encerradas en una construcción en la que se les dejó para morir. Esto fue precisamente lo que le ocurrió al orador romano Polemón… pero porque así lo solicitó él mismo.
En efecto, a sus 65 años, agobiado por la gota, el patricio romano pidió a sus siervos que lo encerraran en la tumba de sus ancestros. Murió de hambre pocos días después, sin posibilidad de salir de allí.
Suicidio por un falso “triángulo” amoroso
En Manchester, en el Reino Unido, ocurrió uno de los casos más particulares que se conozcan. Todo comenzó cuando John, entonces de 14 años, fue brutalmente apuñalado por su amigo Mark, de 15, quien había sido incitado o chantajeado por una mujer con la que hablaba en las redes sociales.
El asunto pronto se convirtió en noticia cuando las autoridades notaron que la mujer (a la raíz del conflicto entre los dos jóvenes) no existía. Resultó que John había creado esta identidad en secreto y había hecho que su amigo se encaprichara con ella al punto de convencerlo de asesinarle. Se trató de un elaborado intento de suicidio que a la postre fracasó (el joven sobrevivió a las puñaladas)… y que aparentemente realizó porque estaba enamorado de su amigo Mark. En cualquier caso, novelesco.
“Una vida dorada”
En el año 165 a.C. el filósofo griego Peregrinus Proteus realizó un discurso en el que habló de entregar “una vida dorada”. Apenas lo terminó, se desnudó y caminó tranquilamente hacia la antorcha olímpica, en donde murió calcinado.
Tres disparos
En 1995 un sujeto australiano decidió suicidarse. Para hacerlo, colocó su escopeta en el pecho y disparó, haciéndose un agujero… que no dañó ningún órgano vital. Decidió asegurarse con su segundo disparo apuntando a la cabeza, pero lo único que hizo fue volarse la mandíbula… y para entonces se había quedado sin munición.
Tuvo que caminar (o mejor, arrastrarse) 120 metros hasta su automóvil, donde tenía otro cartucho, y por fin pudo terminar con su vida. Así que ya saben: si desean suicidarse tengan suficiente munición a mano.
Muerte en vivo
Terminamos este artículo con una muerte particularmente dramática que ocurrió en Florida en el año 1974. Entonces, la presentadora de televisión Christine Chubbuck afirmó:
Manteniéndonos al día con la política del Canal 40 de traerles lo último en sangre y coraje, y en vivo color, están a punto de ver otro intento de suicidio.
En aquel momento sacó un revólver y se disparó en la cabeza. El asunto, como es lógico, fue televisado en su totalidad pues las directivas no eran conscientes de lo que estaba planeando la mujer. En su momento, fue un escándalo bastante grande.
En un próximo artículo veremos muertes aún más extrañas y dramáticas.
Parte 2
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