Máquinas antiquísimas
Tradicionalmente se nos enseña que la historia de la humanidad es la historia del progreso, de la construcción trozo a trozo de conocimiento que nos ha llevado a las grandes invenciones de la actualidad, las cuales sustentan un modo de vida inimaginable en tiempos premodernos.
Sin embargo, la ciencia y la tecnología tienen una historia más larga de lo que normalmente se cree. Necesariamente fueron arquitectos quienes diseñaron las pirámides (egipcias, asiáticas, mesoamericanas) y los zigurats mesopotámicos, y hace falta un tanto de inventiva para desarrollar cosas como Stonehenge, así sea solo para levantar esas inmensas piedras. Aún más, las matemáticas eran conocidas para los antiguos babilónicos, y chinos y griegos por igual desarrollaron matemáticas complejas, definieron sistemas de ecuaciones y resolvieron problemas como la magnitud (aproximada) de pi o la longitud de la hipotenusa de un triángulo rectángulo como función de los dos catetos. Así mismo, la técnica antigua era bastante avanzada: la construcción fenicia de navíos o el desarrollo de un arma inflamable por parte de la armada bizantina no eran labores que pudiera realizar cualquier persona, tomaba años de educación y entrenamiento para ser capaz de realizar estos objetos, entre muchos otros.
Sin embargo, muchos dirían que la llegada de las máquinas complejas no se daría hasta la modernidad. Sorprendentemente, esto tampoco es cierto. En la antigüedad se desarrollaron algunos artefactos que parecieran, literalmente, transportados a este tiempo por un viajero en el tiempo. En este artículo analizaremos dos de estos inventos: la primera máquina de vapor de la historia y la misteriosa máquina de Antikythera, las cuales datan ambas del año 100 a. C. aproximadamente.
La máquina de vapor de Herón
La primera de estas invenciones antecedió en más de 1800 años a la máquina de vapor moderna y en más de 1500 a las primeras versiones de máquinas de vapor inventadas en Inglaterra. La desarrolló el gran inventor de origen griego Herón de Alexandria, y consistía en una esfera que rotaba sobre su eje cuando se le aplicaba calor a su base, gracias a la energía que obtenía del vapor de agua. Esta máquina, a pesar de las posibilidades, jamás se aplicó a asuntos prácticos; era un mero entretenimiento para la nobleza del Egipto Ptolemaico. Debido a la naturaleza de la sociedad y la fácil disposición de esclavos, no había razones para implementar este invento al trabajo, de haberlo hecho, seguramente se habría optimizado y la revolución industrial se habría adelantado más de un milenio. Aquí un video del funcionamiento de la máquina.
Historia de Antikythera
La máquina de Antikythera, por su parte, consiste en un complejo mecanismo mecánico usado para determinar la posición de los astros en un momento determinado. Es el primer mecanismo de la historia en usar engranajes diferenciales (es decir, capaces de girar a diferentes velocidades a pesar de estar conectados), los cuales no volverán a aparecer hasta el siglo XVI. El mecanismo era tan extremadamente complejo que podía reproducir los movimientos del sol, la luna, Mercurio y Venus con exactitud empleando un modelo epicíclico.
La complejidad del mecanismo resulta a todas luces sorprendente, pero lo cierto es que no era único. Diversas fuentes hablan de sistemas de engranajes para representar los astros, pero jamás se pensó que estos sistemas tuvieran la complejidad de Antikythera. De ser así, la mecánica griega estaría considerablemente más avanzada de lo que se creía.
En ambos casos, estos inventos sirven para ilustrar que es mucho lo que aún desconocemos sobre la tecnología antigua, y que si bien su aplicación al reino de la producción (donde es hoy prioritaria) no fue importante, existió un desarrollo tecnológico y mecánico nada despreciable en los imperios antiguos.
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