El Pensante

Milagros bíblicos explicados por la ciencia

Misterio, hechos insólitos - octubre 5, 2018

Un libro que, a pesar de las épocas, no ha dejado de ser enigmático, es la Biblia. Realmente es un compendio de libros, llenos de eventos mágicos y sobrenaturales, de principio a fin. Siempre la religión ha estado en disputa con la ciencia y más ahora, cuando los científicos dicen haber descubierto las razones de dichos fenómenos extranormales en el libro de la Sabiduría del cristianismo. Presentamos: “Milagros bíblicos explicadoS por la ciencia”:

Imagen 1. Milagros bíblicos explicados por la ciencia

La estrella de Belén

En la famosa historia del nacimiento de Jesús, que fue predicho y anunciado por un ángel, cuya señal era un gran lucero que seguían tres reyes magos, según la ciencia, se trató de una “triple conjunción planetaria”. La teoría que ofrecen, es que estos tres magos de Babilonia, en realidad lo que veían era la supuesta conjunción durante tres etapas y no seguían un solo lucero, sino tres, que seguramente serian Marte, Júpiter y Venus.  Aunque no descartan que hubiese sido la explosión de una nova o un cometa que iluminó Jerusalén por aquella época.

Moisés y la apertura mágica del Mar Rojo

Una de las escenas más grandiosas y sorprendentes de la Biblia, es la de Moisés ordenando al Mar Rojo abrirse en dos y éste, obedecer a la voz de su mando. Así fue como los hebreos pudieron llegar a la Tierra Prometida y salvarse del yugo egipcio, cuyos soldados murieron ahogados al intentar pasar por en medio del mar.

Según la Ciencia, esto ocurrió por unos vientos de gran potencia que seguramente azotaban esa región. En el año 2010, se efectuaron unas simulaciones en ordenador, contextualizando la escena de la huida de los hebreos y los egipcios persiguiéndolos, pero por un golpe de suerte, el pueblo de Moisés se vio favorecido por vientos fuertes sostenidos en las inmediaciones del Mar Rojo y eso obligó a que los soldados del Faraón se detuvieran.

El Maná que cae del cielo

Caminaban bajo las abrazadoras arenas del desierto, ya sin comida, sin alientos. Los hebreos seguían su camino hacia la Tierra Prometida, días después de haber escapado de los egipcios. Pero gracias a su comunicación con Dios, recibieron del cielo la ayuda celestial, un alimento delgado, suave, dulce, muy similar a una hojuela de avena. Le llamaron Maná y los alimentó de forma perfecta.

La versión científica, es que, debido a la conjunción de hongos, bacterias y plantas, bajo la acción del Threhala Manna, un escarabajo tipo parásito, se produce carbohidrato cristalino comestible. Y precisamente, esos insectos se encuentran en el Oriente Medio y es conocido por ser un alimento lleno de proteínas. Además, dicen que el maná puede ser hallado en los desiertos actualmente y que los beduinos lo emplean para endulzar sus comidas.

El fuego que bajó del cielo

Sucedió en uno de los relatos sobre el profeta Elías. Se hallaba en un ritual donde invocaba a Dios para que incinerara las ofrendas del sacrificio que había dispuesto en la cima del Monte Carmelo. Entonces, el cielo se iluminó y cayó Fuego Divinal.

La explicación científica argumenta que, sin duda alguna, se trató de rayos. Aunque los teólogos afirman que el día era soleado y despejado, pero la ciencia dice que incluso así es posible que sea una cuestión de rayos, porque esos fenómenos de la naturaleza generan efectos ópticos y en este caso, las descargas eléctricas viajan a grandes distancias de modo horizontal, dando la impresión de que cayera del firmamento. Además, aseveran que en la cima del Monte Carmelo suceden este tipo de tormentas eléctricas intensas.

La Zarza Ardiente

En el relato sobre cómo Moisés recibe el sagrado Nombre de Dios y las Tablas de la Ley, se dice que una zarza comenzó a arder y el fuego hablaba. Claro está, los científicos no están de acuerdo con ello y creen que lo más seguro, es que fue un arbusto de acacia que se incineró por estar cerca de una chimenea volcánica.

Fue por el mismo Moisés, que se supo lo que ocurrió allí arriba. Decía totalmente convencido que el matorral en llamas le había dado varias instrucciones. Sin embargo, los escépticos de la ciencia oficial, también consideran que otra posibilidad fue que el carbón que se genera naturalmente de las plantas de Acacia, pudo mantener tanto tiempo el fuego sin apagarse. Y tienen muy en cuenta, que por esas fechas el Monte Sinaí era un volcán en actividad.

Pero, ¿cómo fue posible que escuchara una voz divinal? Benny Shannon, de la Universidad de Jerusalem, propone la hipótesis de que Moisés pudo caer en el efecto de alucinaciones con experiencias místicas, gracias a las propiedades psicotrópicas de esas especies de Acacia de esa zona del mundo.

Lo único cierto, es que ni la religión ni la ciencia, han podido probar nada fehacientemente de manera masiva.

Imagen: pixabay.com