El Pensante

Nakano Tateko: la última carga de las Samurái

Imagen 1. Nakano Tateko: la última carga de las Samurái

Samurái

Sí, leyeron bien. No los Samurái, las Samurái.

Japón, hogar de los legendarios guerreros Samurái, se caracteriza también por una sociedad relativamente conservadora y por el papel secundario que juega la mujer en la estructura social. Aún hoy Japón es el país desarrollado con un menor porcentaje de mujeres en su fuerza de trabajo, y en tiempos de los samurái muchos creían que la labor de una mujer era simplemente tener hijos… particularmente en las clases altas.

Pero siempre ha habido mujeres que han estado descontentas en su rol de subordinadas y han decidido “tomar las armas” contra estas estructuras. Nakano Tateko es un caso especial porque cuando literalmente tomó las armas no lo hizo para atacar la estructura social que le negaba el derecho a luchar, sino para defenderla.

Pues Nakano Tateko marchó comandando un cuerpo femenino de caballería a la Batalla de Aizu en oposición a las tropas imperiales, con el objetivo de preservar el poder de los samurái y evitar que el Emperador retomara el control del país. En esta batalla se jugaba la fortaleza de Aizu, último reducto importante de la resistencia samurái.

La Guerra Boshin

Japón, como vimos en el artículo relativo al Capitán Pessoa y su gesta en Oriente, optó en el siglo XVII por aislarse del mundo y prohibir cualquier tipo de interacción con los bárbaros del exterior. Sólo China, Corea y Holanda podían negociar con los japoneses, y solo en lugares específicos.

Pero hacia mediados del siglo XIX esta política comenzó a volverse más y más insostenible. Como vimos, China había intentado lo mismo y había terminado siendo humillada por varias potencias en las llamadas Guerras del Opio: si China, el gigante de la región, el Imperio por excelencia, era incapaz de resistir a los occidentales, ¿qué sería de un país pequeño como Japón?

Así, el gobierno del Shogún había sido obligado en 1854 a abrir ciertas fronteras, so pena de sufrir el destino de los chinos, pero había muchos descontentos. El Emperador, por siglos una figura puramente simbólica, también había comenzado a criticar al gobierno y muchos apoyaban el retorno del mismo al Palacio. La guerra entre los adeptos al Emperador, que buscaban la modernización, y los seguidores del Shogun, que querían mantener sus beneficios feudales, fue solo una cuestión de tiempo.

En octubre de 1868 la situación ya era crítica para el Shogunato, que se había desmoronado. Solo persistía la resistencia en la parte norte del país. Las tropas imperiales, mejor armadas y más entrenadas, marcharon a sitiar a la ciudad de Aizu en donde se encontraba Nakano Tateko. La mujer, esposa de un samurái, tenía claro que era el fin de una era.

Pero no quería quedarse sentada, esperando lo que le trajera el destino. Estaba dispuesta a hacer lo que fuese para defender los derechos de su familia. Y cuando los hombres se negaron a aceptarla, ella marchó a buscar a las demás mujeres para dirigirse de manera independiente al campo de batalla.

La última carga

La situación no era sencilla. 20.000 soldados imperiales fuertemente armados estaban sitiando Aizu. La caballería samurái, pese a su entrenamiento, no podía cruzar sus filas ni resistir el fuego de los mosquetes y metrallas.

Nakano, para colmo de males, había marchado allí sin la autorización de los demás samuráiy por lo tanto estaba sola. No contaba con el apoyo de un ejército: de ser derrotada no tendría un batallón cubriendo su retirada. Y sin embargo, decidió marchar.

Imagen 2. Nakano Tateko: la última carga de las Samurái

Muy con la filosofía samurái, Nakano dirigió su carga contra los mosquetes enarbolando de manera muy eficaz la nagita (una lanza japonesa). Si bien la carga parece haber sido exitosa, con 5 hombres muertos por la lanza de Nakano, la samurái recibiría en ese momento un disparo letal en el pecho que la lanzaría de su caballo.

Malherida, tuvo una última voluntad: pidió a su hermana que cortara su cabeza y la enterrara en el templo familiar, pues no quería quedar en manos de sus enemigos (que seguramente la humillarían). Y así fue: su hermana cortó su cabeza y la enterró en el templo ubicado en Hokai.

Hoy, su memoria es recordada por las jóvenes que cada año, en el festival de otoño de Aizu, visten la hakama (un pantalón ritual) y sus bandanas para reconocer el papel de Nakano Tateko en la historia del país.

Fuentes:

  1. https://www.quora.com/Who-is-the-most-badass-woman-in-history-ever/answer/Lindsay-Greene-12
  2. https://akimonogatari.es/mujeres-samurai-nakano-takeko

Imágenes: 1: losojosdehipatia.com.es, 2: artstation.com