Explorando el abismo Challenger
Suelen lamentarse los oceanógrafos de que el hombre conoce mejor el espacio exterior que su propio mar. En efecto, la ciencia desconoce casi por completo lo que se esconde bajo el agua: se calcula que sólo el 1% de su vasta extensión ha sido explorado. El principal obstáculo es el tecnológico. El mar no es el espacio, pero puede llegar a ser casi tan inhóspito e inaccesible para el hombre.
Ahora, un nuevo vehículo robotizado de ocho millones de dólares acaba de alcanzar el punto más profundo del océano, a 10.902 metros, en la Fosa de las Marianas, al fondo del Océano Pacífico. Es el Abismo Challenger (o Challenger Deep, así bautizado en honor al HMS Challenger que estimó, con cierto margen de error, la profundidad del abismo. El hito abre una nueva puerta a la investigación marina, pues permitirá explorar de forma rutinaria las profundidades abisales de cualquier parte del planeta azul.
Nereus es el nombre que ha recibido el robot, en referencia al dios griego -hijo de Pontus, el mar, y Gaia, la Tierra- que solía ser en ocasiones representado con cola de pez. Según los responsables de su desarrollo, de la Institución Oceanográfica de Woods Hole en Massachusetts (EEUU), «el nombre refleja a la perfección el carácter tanto marino como ambivalente del aparato». Ambivalente porque su tecnología es híbrida, lo que en este caso significa que puede tanto ser controlado a distancia como adquirir autonomía y «nadar libremente».
Se trata del único de los tres aparatos que han alcanzado el Abismo Challenger que está actualmente disponible (el primero, un batiscafo de los años 60, ya fue retirado, y el segundo, un robot de los años 90, se perdió en el mar).
De su viaje hacia los 11.000 metros de profundidad Nereus ha traído imágenes, muestras y numerosos datos que permitirán a los científicos explorar el lecho marino a distancia. Para poder alcanzar su destino, el robot se sumergió a profundidades dos veces mayores que las habituales para los submarinos científicos y soportó presiones mil veces superiores a las de la superficie terrestre; más propias de Venus que de la Tierra.
«La Fosa de las Marianas es la parte conocida más profunda del océano. Alcanzar profundidades tan extremas supone el mayor de los desafíos técnicos», declaró Andy Bowen, el principal responsable del desarrollo del vehículo. «La Fosa está prácticamente sin explorar y estoy seguro de que Nereus permitirá hacer nuevos descubrimientos. Creo que es el comienzo de una nueva era en la exploración de los océanos».
Nereus nace casi 50 años después de que Jacques Piccard, recientemente fallecido, y Don Walsh descendieran, metidos en un batiscafo, al mismo Abismo Challenger en una aventura sin precedentes que posteriormente ha sido equiparada a la llegada del hombre a la Luna. Entre 1995 y 1998, el robot japonés Kaiko realizó tres expediciones no tripuladas a la fosa
Fuente:
Articulo de Tana Oshima, elmundo.es