El arte secreto de la profecía
“He aquí la maravillosa presunción del mundo. Que cuando nos hallamos a mal con la Fortuna, lo cual acontece con frecuencia por nuestra propia falta, hacemos culpables de nuestras desgracias al sol, a la luna y a las estrellas; como si fuésemos villanos por necesidad, locos por compulsión celeste; pícaros, ladrones y traidores por la voluntad de los astros; beodos, embusteros y adúlteros por la obediencia forzosa al influjo de los planetas; y como si siempre que somos malvados fuese por empeño de una voluntad ultraterrena…”
Shakespeare, El rey Lear
Estas son dos de las más famosas “cuartetas” proféticas de Nostradamus, seguidas por las interpretaciones de otros tantos intérpretes “oficiales”:
Centuria I, cuarteta 35
El joven león al viejo desmontará
en campo bélico y en duelo singular
en la caja de oro los ojos de él agujereará
dos heridas con una, después morirá de muerte cruel.
1559. El emblema leonino de Montgomery se enfrenta nuevamente contra el rey en duelo singular. En el choque, la lanza adversaria golpea la dorada coraza real, astillándose y golpeando así la parte derecha del casco e hiriendo el ojo de enrique II. Dos heridas con un solo golpe. El rey muere de una muerte cruel.
Centuria I, cuarteta 51
La sangre del justo se cobrará en Londres
Devastada por el fuego en el año 66
La vieja señora caerá de las altas esferas
Y muchos de la misma secta serán muertos.
Nostradamus predice, no sin exactitud, el año del gran incendio de Londres, acaecido en 1666.
Se dice que Nostradamus ha sido el más grande de los videntes que haya existido jamás, que había previsto todos los sucesos más importantes de nuestra historia pasada y de la que vendrá, desde la Revolución francesa a la ascensión de Napoleón y Hitler; de la invención de los globos aerostáticos a la guerra del Golfo; de la caída de la Unión Soviética a los atentados del 11 de septiembre de 2001. Pero ¿cuánto hay de verdad en estas afirmaciones? ¿Es posible que un hombre que vivió hace quinientos años pueda haber previsto hechos y personajes tan lejanos a él?
La vida de Nostradamus
Nacido en St. Remy de Provenza, Francia, el 24 de diciembre de 1503, Michel de Notredame era hijo de una familia hebrea convertida al cristianismo. Hacia los dieciséis años empezó a estudiar ciencias humanísticas en Avignon; después cambió esos estudios por los de medicina, en la universidad de Montpellier. Una vez graduado, a los veintidós años tan sólo, cambió su nombre latinizándolo “Nostradamus”. El cambio de nombre era una práctica habitual en la época para muchos médicos y estudiosos, con objeto de distinguirse claramente del vulgo y hacer notar, sin dar pie al menos engaño, su posición social.
Se ocupó con éxito de los enfermos de peste en distintas partes de Provenza; pero su mujer, desposada en 1532, y sus dos hijos sucumbieron al terrible flagelo. Tras la desgracia sufrida emprendió una larga peregrinación médica, que lo llevó a asistir a los apestados de Francia e Italia.
En 1547 regresó a Provenza, estableciéndose en la pequeña población de Salon, donde volvió a casarse con Anne Ponce Gemelle, una rica viuda que le dio seis hijos, tres varones y tres hembras, y la tranquilidad económica que le permitió dedicar todo su tiempo a la astrología. Fue entonces cuando empezó a realizar profecías que habrían de ser incluídas en sus almanaques, el primero de los cuales se publicó en 1550. Asimismo escribió otro libro que, todavía hoy, recuerda el nombre de Nostradamus: las Centurias.
Compuestas en versos rimados de cuatro líneas (cuartetas) y agrupadas en series de cien, las profecías de Nostradamus se publicaron tres tandas, en 1555, 1557 y 1558. La obra completa se compone de diez Centurias con un total de 942 cuartetas, ya que la quinta Centuria sólo contiene 42.
Los escritos de Nostradamus alcanzaron, ya en su época, un éxito notable, hasta el punto de que fue enviado a la corte de Catalina de Médicis, reina de Francia, que sentía curiosidad por conocerlo. Mientras tanto empezaban a circular sobre la figura de Nostradamus una serie de anécdotas que, muy probablemente, estaban privadas de todo fundamento.
Una de las historias más notables refiere que Nostradamus, siendo huésped de uno de sus clientes, Monsieur de Florinville, fue retado por éste para que predijera el futuro de dos cerdos, uno blanco y otro negro:
-Vos comeréis el negro; un lobo consumirá el otro -, respondió el vidente.
Queriendo tener la última palabra, el señor de la casa ordenó al cocinero que amtase y cocinase para la cena el cerdo blanco. Aquella noche, al término del opíparo banquete, de Florinville se declaró vencedor. Sin embargo, Nostradamus sostuvo que su profecía era acertada. A fin de resolver la cuestión, el señor de la casa hizo llamar al cocinero; éste tuvo que admitir que aquella misma tarde había entrado un lobezno en la cocina y había devorado el cerdo blanco. El hombre, por tanto, se vio obligado a preparar para la cena el cerdo negro.
La historieta es divertida y, si fuera cierta, nadie tendría dificultad en imaginarse que al día siguiente el cocinero se hubiera tomado unas copas con Michel de Notredame. Sin embargo, la misma historia, más o menos arreglada, ha estado circulando durante muchos años referida a este o aquel personaje.
Nostradamus vivió cómodamente hasta su muerte, acaecida en 1556, cuando el profeta contaba sesenta y dos años.
El arte secreto de la profecía
A un profano la lectura de los escritos de Nostradamus le resulta inevitablemente ardua. Incluso sus admiradores parecen tener algunos problemas. En 1562, por ejemplo, un tal Francois Bérard, escribió: He leído lo que habéis escrito sobre el anillo, pero no entiendo nada. ¿Podrías ser un poco más claro?
“¡Pero naturalmente!”, responden rápidamente los diversos intérpretes del profeta, que parece que sean centenares, cada uno de ellos convenció de haber descubierto la única y verdadera “clave” para interpretar los mensajes de Nostradamus. “Son necesarios años y años de práctica antes de poder comprender todos los significados ocultos”. En efecto, leyendo los libros de estos expertos uno se queda impresionado por la aparente precisión de las profecías contenidas en las Centurias, una vez que estas quedan limpias de todos los oropeles y dobles sentidos que las hacían inaccesibles.
Sin embargo, es posible que las cosas sean de otro modo, y que la verdadera razón de la obscuridad del lenguaje de Nostradamus resida en la simple razón de que, muy probablemente, él no deseaba ser entendido. Resulta evidente, de hecho, que con toda buena fe el profeta se daba claramente cuenta de que sus vaticinios podrían resultar fallidos. Por tanto, y para preservar su reputación de posibles sorpresas desagradables, Nostradamus puso en su trabajo una buena dosis de histrionismo y teatralidad.
En un artículo de 1920, el profesor Eugene Parker, de la universidad de Cambridge, describe el método profético de Nostradamus como tripartito:
“Ante todo, (Nostradamus) toma los acontecimientos del pasado, los proyecta en el futuro y los recubre con un tejido que los hace irreconocibles. En otras ocasiones, describe una serie de probabilidades bien seleccionadas, basadas en situaciones contemporáneas, y las trata como ya hemos dicho. En fin, hace una serie de previsiones casuales, todas ellas improbables pero siempre posibles”.
Existen diversas técnicas y estrategias, transmitidas a lo largo de los siglos, que debe seguir el que quiera adquirir sin esfuerzo una radiante reputación de profeta. A ella no solamente se ha acogido Nostradamus, sino todos lo más célebres videntes, incluída aquella que los americanos calificaron como “uno de los oráculos más poderosos de la historia”, la señora Jeanne Dixon.
James Randi, que ha dedicado al profeta de St. Remy una exhaustiva y reveladora biografía divide en ocho preceptos fundamentales el modus operandi que es necesario seguir para tener algún éxito en el campo de la profecía.
Las reglas del juego
I.
HACED MUCHAS PREVISIONES
Y ESPERAD A QUE ALGUNA RESULTE CIERTA.
SI ESO SUCEDE, EXHIBIDLA CON ORGULLO
IGNORAD LAS RESTANTES.
En una investigación llevada a cabo sobre las profecías publicadas en el transcurso de cuatro años por el “National Enquirer”, uno de los periódicos americanos más amarillistas, sólo resultaron acertadas cuatro de 264 que habían sido realizadas.
Incluso el editor de Nostradamus, Jean Brotot, se lamentaba de la verbosidad e su autor, y le invitaba a que fuera un poco más conciso.
II.
SED VAGOS Y AMBIGUOS
LAS DECLARACIONES PRECISAS PUEDEN RESULTAR EQUIVOCADAS
MIENTRAS QUE LAS EXPRESIONES QUE INCLUYEN TÉRMINOS COMO:
CREO QUE VELO LA IMAGEN DE, PUDIERA SER QUE, QUIZÁS ME PARECE RECIBIR… SIEMPRE PUEDEN SER REINTERPRETADAS.
Para explicar la difícil comprensión de los escritos proféticos de Nostradamus, sus sustentadores han proporcionado el siguiente razonamiento paradójico: “Resulta obvio que si todo fuese claramente comprensible antes del suceso, éste podría ser prevenido y modificado, impidiendo de este modo a las profecías manifestarse como tales. Por tanto, nunca habría manera de verificar lo que las profecías vaticinaban.”
Sin embargo, como se dijo anteriormente, existe otra interpretación de las auténticas razones de la obscuridad de Nostradamus; es decir, que el profeta habría descubierto, a su costa, que el ser demasiado explícito podría resultar peligroso. De hecho, cuando hizo profecías detalladas sobre sucesos específicos, que se pudieron comprobar en poco tiempo, se encuentran notables errores.
Es el caso, por ejemplo, de una carta datada el 14 de marzo de 1557 y dedicada a Enrique II, rey de Francia. En ella, el profeta alaba al rey y le anuncia una vida larga y brillante. La epístola comienza con estas palabras: “Al más invencible, más poderoso y más cristiano rey de Francia, Enrique II. Michel de Nostradamus, su más humilde, su más obediente siervo y súbdito, le augura victoria y felicidad”.
Enrique II moría en duelo poco tiempo después de que la carta empezara a circular en forma de manuscrito, e incluso antes de que fuera impresa.
Además, los únicos casos que Nostradamus llegó a poner fecha a sus profecías, se hallan totalmente equivocados. En uno de ellos predecía la destrucción de la raza humana en 1732; en otro la culminación, en 1792 de una larga y salvaje persecución religiosa. En un tercero, el fin del mundo en 1999. Adviértase como todos estos acontecimientos fueron establecidos en un tiempo en que, naturalmente, Nostradamus sabía que ya estaría a seguro en su tumba.
III.
USAD MUCHO SIMBOLISMO. SED METAFÓRICOS.
UTILIZAD IMÁGENES DE ANIMALES, NOMBRES E INICIALES.
LOS CREYENTES PODRÁN COMBINARLOS DE MUCHAS MANERAS
Un biógrafo de Nostradamus, John Hogue, sostiene, por ejemplo, que una referencia clara a Neptuno por parte del vidente, significa Inglaterra. Naturalmente, hacer notar el escritor, también el león puede indicar Inglaterra, o tal vez pueda significar la realeza, en general. O la ciudad de Lyón, en Francia. Otro “nostradamiano”, James Laver, escribe que “obviamente, el leopardo significa Inglaterra”. Y así por el estilo…
IV.
TRATAD UNA SITUACIÓN QUE ENTRAÑE DOS POSIBILIDADES Y ESCOGED AQUELLA QUE SE MUESTRE COMO LA MANIFESTACIÓN “REAL” DE VUESTRA PREVISIÓN.
Un ejemplo típico de esta forma de actuar se encuentra en las profecías de la astróloga americana Jeane Dixon, que se hizo famosa por su “previsión” del asesinato de John F. Kennedy. Pues bien, si tratamos de ver lo que, en realidad, dijo la Dixon, descubriremos que las cosas son un poco diferentes de cómo se cuentan.
En 1953 y, posteriormente, en 1956, ella afirmó que un candidato del partido demócrata sería elegido presidente 1960 – un resultado fácilmente intuible en aquel momento – y que sería asesinado o, en todo caso, moriría durante su mandato. Resulta interesante hacer notar que fueron varios los presidentes americanos que, hasta aquel momento, habían encontrado la muerte, bien por homicidio o durante el desempeño de su cargo. En 1960, la Dixon declaró que el nuevo Presidente tendría el cabello castaño y los ojos azules, pero especificó que ¡John F. Kennedy no sería el que ganase esas elecciones! Lo que predecía, por tanto, no era la muerte de Kennedy sino de cualquier otro candidato. En un determinado momento de la campaña electoral, la Dixon dijo que el vencedor sería Richard Nixon…
.
V.
INDICAD SIEMPRE UN ORIGEN DIVINO PARA VUESTRAS PREDICCIONES. DE ESE MODO, LOS DETRACTORES DEBERÁN HABÉRSELAS CON DIOS.
Más que por Nostradamus, es esta una regla seguida sobre todo por la Dixon y por muchos otros videntes que, de este modo, preparan a sus seguidores para cualquier eventual fallo.
.
VI.
NO IMPORTAN LOS ERRORES QUE COMETAIS. SEGUID ADELANTE.
LOS CREYENTES NO TOMARÁN EN CONSIDERACIÓN VUESTROS FALLOS Y SEGUIRÁN CREYENDO EN VOSOTROS.
Continuemos examinando las profecías de Jeanne Dixon: ¡es toda una verdadera mina de fallos! El presidente Nixon sobrevivirá al Watergate y regresará a la escena política en 1976. Rusia será la primera nación que pondrá un hombre en la Luna. El sistema bipartito desaparecerá de los Estados Unidos en 1980; Rusia invadirá en 1953, y Palestina en 1957. China comunista desencadenará la tercera guerra mundial en 1958, pero será admitida en la ONU en 1959. Fidel Castro perderá su poder en 1961, y morirá probablemente en 1966. La guerra de Vietnam terminará el 5 de agosto de 1966, etc.etc. La lista es larguísima, y estos no son más que algunos ejemplos, pese a lo cual la Dixon continuó, hasta su muerte, teniendo la fama de ser “el más grande oráculo viviente”.
.
VII.
PREDECID CATÁSTROFES. SE RECUERDAN MÁS FACILMENTE Y SE CONVERTIRÁN, CON MUCHO, EN LAS PROFECÍAS MÁS CELEBRES.
Las profecías de Nostradamus se refieren, casi todas, a guerras, enfermedades, inundaciones, carestías, soldados y caballeros. Los terremotos constituyen las predicciones más seguras, a menos que se deba precisar el lugar y el tiempo en que acaecerán. La corteza terrestre se encuentra constantemente en movimiento y da origen a millares de grandes y pequeños temblores todos los años, con una media de uno grande cada dos o tres semanas, en alguna parte del mundo. En el año 1989, por ejemplo, se produjeron ocho grandes terremotos.
.
VIII.
CUANDO HAGAIS LAS PREVISIONES TRAS EL SUCESO, PERO QUERAIS HACER CREER QUE LA PRFECÍA HABÍA PRECEDIDO AL ACONTECIMIENTO EQUIVOCAOS UN POCO, PARA QUE SE MUESTREN UN TANTO INCIERTOS LOS DETALLES EXACTOS.
UNA PREVISIÓN DEMASIADO BUENA ES SOSPECHOSA.
Una clamorosa aplicación de esta regla tuvo lugar hace algún tiempo. El 30 de marzo de 1981, los periódicos y la televisión de todo el mundo dedicaron amplio espacio al intento de asesinato del presidente americano Ronald Reagan, por parte de un hombre, de nombre John Hinckley. Al día siguiente, sin embargo, se prestó casi tanta atención por parte de los medios de comunicación americanos a una vidente de Los Ángeles, una tal Tamara Rand que, aparentemente, había predicho el suceso con dos meses de anticipación, en el curso de una entrevista televisiva. La Rand había dicho que el intento de asesinato tendría lugar hacia la última semana de marzo, por obra de un hombre cuyo nombre probable era Jack Humley.
La fecha y el nombre se mostraban bastante cercanos a la realidad, pero no eran exactos. La técnica era la clásica. Como se descubrió enseguida, la predicción era falsa. La “vidente” había realizado el video, con la complicidad de un periodista, el día posterior al suceso, y había hecho algunas alteraciones, para empeorarlo, a fin de dotar de su justo sabor de autenticidad a la profecía.
.
Para mañana, la segunda parte. Algunas de las interpretaciones de las profecías más famosas del profeta por excelencia. Nostradamus.
.
Fuentes:
Extracto de “Los grandes misterios de la Historia”, de Massimo Polidoro. (Swing)
https://es.wikipedia.org/wiki/Nostradamus
https://en.wikipedia.org/wiki/Jeane_Dixon
¿NOSTRADAMUS SÍ O NOSTRADAMUS NO? – 2ªPARTE