Alimentos para más personas
Como todos sabemos, la población mundial crece día tras día y si bien los ritmos de crecimiento se han ido moderando es posible que la población no se estabilice hasta alcanzar diez mil millones de personas o más. La mayor parte de este crecimiento poblacional ocurrirá en los países en desarrollo (y en particular en el África Subsahariana), lo que significa que vamos a tener que sembrar alimentos para una población mucho mayor y que la mayor parte de estos cultivos deberán encontrarse en países en desarrollo.
Este ha sido uno de los principales peligros en lo que respecta al tema del calentamiento global. Muchos de los ecosistemas que aún perduran quedan en estos países, y al menos una parte de estos ecosistemas deberá dar paso a tierras arables. Por años, se pensó que esto significaba que tomaremos lugares que absorben carbono de la atmósfera para convertirlos en cultivos que emiten carbono a la atmósfera.
Pero recientes investigaciones científicas han revelado que si somos capaces de modificar nuestras prácticas agrícolas estas nuevas tierras de cultivo podrían convertirse en el cementerio de millones de toneladas de carbono atmosférico, ayudando de manera significativa en la lucha contra el cambio climático a la par que garantizan la seguridad alimentaria de la creciente población de sus países.
Métodos de cultivo
El concepto es simple: mecanismos que permitan la captura de carbono en el suelo sirven simultáneamente para mejorar la calidad de éste y para reducir el carbono atmosférico.
Algunos de los mecanismos son directos: la conversión de los residuos de cultivos en carbón y su uso como fertilizantes es uno de los ejemplos más comunes. En este caso, lo que se busca es aprovechar los desechos de cultivos pasados, incrementar la cantidad de carbono en el suelo y así mejorar los rendimientos de cultivos futuros.
Pero esto también puede lograrse con mecanismos más sencillos. Por ejemplo, puede usarse la siembra de lo que se llaman “cultivos de cobertura”: cultivos secundarios que se realizan por fuera de las temporadas de cosecha con el objetivo de mejorar las condiciones del suelo. Estos cultivos pueden incluir pastos (que son las plantas más eficaces a la hora de capturar carbono en el suelo) y combinarse con ganadería a pequeña escala, o leguminosas (que capturan nitrógeno y reducen la necesidad de fertilizantes). El objetivo principal es mantener la capa superior de suelo y evitar la pérdida de materia orgánica producto de la erosión. Sin embargo, bien utilizados estos cultivos pueden reducir los costos de producción y brindara algunas ganancias ocasionales a los hogares.
Otro ejemplo es la combinación de cultivos con árboles frutales o que produzcan algún tipo de rendimiento económico. Esto ayuda a incrementar la biodiversidad, reducir el impacto de las plagas, mantener la humedad del suelo en lugares áridos y a brindar de manera constante nutrientes que van cayendo en forma de hojas y ramas del árbol.
La buena noticia es que muchos sistemas de cultivo están mirando hacia estas alternativas no por motivos ecológicos, sino económicos (principalmente, la reducción en los costos de los insumos como fertilizantes y plaguicidas). Si logran desarrollarse adecuadamente estos mecanismos podríamos imaginar un futuro en el que haya comida para todos sin que esto implique un incremento en las emisiones de carbono.
Fuentes:
- https://climatenewsnetwork.net/farms-can-grow-more-and-slow-climate-change/
- https://www.eurekalert.org/pub_releases/2018-08/uoc–isq082418.php
- https://www.eurekalert.org/pub_releases/2018-08/wsu-eff082718.php
Imágenes: 1: science.howstuffworks.com, 2: resilience.org