Heinrich Himmler inspeccionando a un prisionero de guerra
Los hechos reales de la operación Valkiria
Mucho se ha dicho y escrito sobre la relación del nazismo con las sociedades secretas esotéricas, pero ha sido el rodaje del nuevo filme protagonizado por Tom Cruise, Valkyrie, el que ha llamado ahora la atención sobre Claus von Stauffenberg, el oficial al mando de la operación que intentó asesinar a Hitler en 1944. Un hombre íntimamente ligado al poeta Stefan George y su grupo de nacionalistas-místicos, la Alemania Secreta. ¿Estuvo una sociedad secreta esotérica detrás del atentado del 20 de julio, que podría haber cambiado la Historia?
Día 20 de julio de 1944. Cuartel general alemán de Rastenburg, conocido como La Guarida del Lobo, en la Prusia oriental. A las 12.30 de la mañana, Adolf Hitler ha convocado una conferencia con sus consejeros militares, que tiene lugar en un amplio barracón de madera. Entre los participantes se encuentra el teniente coronel Claus Schenk Graf von Stauffenberg, un hombre al final de la treintena, todavía apuesto a pesar de haber perdido en combate un año antes la mano derecha, un ojo, varios dedos de la mano izquierda y parte de una pierna. Cuando entra en el barracón, lleva con él un maletín que deja bajo la mesa, lo más cerca posible del Führer. En su interior, junto a diversos documentos, hay una bomba de tiempo de fabricación británica. Poco después de iniciada la conferencia, Stauffenberg abandona el barracón con el pretexto de una llamada telefónica.
Deja sobre la mesa su gorra y su cinturón, señal de que regresará en breve. Minutos después, Stauffenberg es reclamado para dar sus informes… No da tiempo siquiera a buscarle. Entre las 12.40 y las 12.50 una explosión vuela por los aires parte del barracón donde tiene lugar la reunión. Stauffenberg oye el estallido de su bomba y da por supuesto que la operación ha tenido éxito. Nadie puede haber sobrevivido a la explosión. Acompañado de su ayudante, abandona sin dificultad La Guarida del Lobo y hacia las 13.00 del mediodía toma un avión hacia Berlín. Stauffenberg anuncia a sus cómplices el éxito del complot y la muerte del Führer. Se da la contraseña esperada en todos los cuarteles generales de Berlín a París: Valkiria.
Marca el momento en que debe efectuarse el golpe de Estado en toda su extensión deteniendo a los colaboradores más próximos a Hitler, nombrando un Gobierno provisional y apoderándose de los centros de comunicaciones… Pero casi nada de esto llegará a ocurrir. A su llegada al Ministerio de Guerra, a las 16.10, Stauffenberg es informado de que Hitler no ha muerto en el atentado. De los 24 hombres reunidos, sólo el estenógrafo ha fallecido en el acto. Otros tres morirán a consecuencia de sus heridas. Pero Adolf Hitler, con el pantalón hecho trizas, el brazo derecho hinchado, el pelo en llamas y el rostro cubierto de cortes, está vivo y en pleno uso de facultades. De hecho, recibirá, como tenía previsto, a Benito Mussolini, a quien mostrará el estado en el que ha quedado el barracón… Es un milagro. Los expertos afirman que si la explosión hubiera tenido lugar en un búnker de cemento nadie habría escapado con vida.
Mientras llega por radio y telefonía el anuncio de Joseph Goebbels de que el Führer se encuentra vivo, Stauffenberg y varios de sus colaboradores son detenidos en el Ministerio de Guerra por tropas fieles a Hitler. El general Fromm, cómplice del golpe, ordena esa misma noche que sean fusilados sumariamente en el patio, lo que no le salvará de ser ejecutado a su vez con posterioridad. El general Friedrich Olbricht, el coronel Albrecht Ritter Mertz von Quirnheim, el propio teniente coronel Stauffenberg y su ayudante personal, Werner von Haeften, son fusilados después de que, tras un intento fallido de suicidio, el general Ludwig Beck, jefe de Estado provisional de haber tenido éxito el golpe, haya sido rematado por un soldado. El día de la Operación Valkiria termina con su brazo ejecutor frente a un pelotón, muriendo al grito de “¡Viva la Alemania sagrada!”…aunque otros afirmanque fue “¡Viva la Alemania Secreta!”.
La Alemania secreta
¿Qué podía significar, si realmente fue éste el postrer grito de Stauffenberg“Viva la Alemania Secreta”? ¿A qué hacía referencia este epitafio voluntario? ¿Quién era realmente el tullido y trágico coronel Stauffenberg? Varios libros han sido dedicados a exhumar la vida y la singular muerte de este militar y aristócrata, recordado como héroe de la resistencia alemana y figura central del complot del 20 de julio.
Stauffenberg: A Family History, 1905-1944, de Peter Hoffmann, y Secret Germany. Stauffenberg and the Mystical Crusade Against Hitler, de Michael Baigent y Richard Leigh, han explorado exhaustivamente la relación de Stauffenberg con el atentado contra Hitler a la luz de su pertenencia al círculo de intelectuales místicos reunido en torno al poeta Stefan George (1868-1933), conocido como George-kreis pero también, a raíz de un poema del propio escritor, como la Alemania Secreta. Claus Schenk von Stauffenberg vio la luz en el castillo de Greiffenstein (Alta Franconia) en 1907. Procedente de una familia de la aristocracia suaba, era el más pequeño de los tres hermanos nacidos del matrimonio entre el chambelán personal del rey de Baviera y la nieta del general prusiano August Wilhelm Anton Graf von Gneisenau
Como se puede suponer, la educación del joven Stauffenberg fue tan estricta como exquisita, dentro del catolicismo más ortodoxo y monárquico, pero abierta a los más sofisticados círculos artísticos e intelectuales. Extraordinariamente guapo, como sus hermanos –que, además, eran gemelos–, eligió la carrera militar como la mejor forma de servir tanto a su patria como a sus propios ideales. Y, según los autores de los libros citados, fue su formación intelectual en el círculo de George la que fraguó la ideología que lo llevaría, muchos años después, a dar su vida en el intento de eliminar a Hitler. Stefan George había madurado el concepto de Alemania Secreta desde comienzos del siglo XX y lo había convertido en centro de su filosofía. Esta Alemania Secreta habría de ser el germen de una unión oculta formada por todos aquellos alemanes conscientes de la gran herencia mística germana, enraizada tanto en los ideales cristianos como en las tradiciones propias de su nación y en el culto a la belleza, pero también al sacrificio y el honor, siguiendo la inspiración de la Grecia clásica y del mesianismo crístico. Para George, siempre había existido una Alemania Secreta de elevados valores morales y estéticos cuya obligación en una era de materialismo y ateísmo era mantener viva la tradición llegando incluso al sacrificio personal a cambio de asegurar el advenimiento de un nuevo mundo.
En 1899 George era ya un poeta reconocido como el mayor exponente del simbolismo en Alemania, rodeado de discípulos y seguidores, a los que consideraba no sólo su círculo, sino también herederos de sus concepciones poéticas, místicas… y políticas. A partir de 1909 y hasta su muerte George no dudó en dar a sus obras e intervenciones personales un tono decididamente político, a la vez que las reuniones de la Alemania Secreta adoptaban matices claramente esotéricos y místicos. Quien quisiera participar había de recibir el visto bueno del poeta, que sólo admitía en ellas a quienes cumplieran los más elevados requisitos intelectuales… y físicos. Casi todos los miembros del George-kreis, incluyendo a los Stauffenberg, eran inquietantemente guapos y parecidos entre sí.
En estas “ceremonias de iniciación”, desprovistas de excesiva parafernalia ocultista, George aparecía vestido de negro, como una especie de sacerdote, y exigía a sus neófitos juramentos de fidelidad a la Alemania Secreta que debía materializarse en un futuro cercano. Ya en 1904 George y su amigo el poeta Karl Wolfskehl, judío y nacionalista alemán, estaban convencidos de que “todo pensamiento fructífero y liberador se había originado en cenáculos secretos”. La ideología de la Alemania Secreta de George es fácilmente identificable, al menos en parte, con la revolución conservadora que daría paso después al triunfo del nacionalsocialismo. De hecho, la simpatía de George por el nazismo, así como la influencia de su círculo en favorecer el triunfo de éste, sigue siendo hoy materia de agrio debate entre defensores y detractores del poeta
No cabe duda de que la filosofía esotérica y exotérica del George-kreis compartía muchos aspectos con la expuesta por intelectuales y artistas conservadores y tradicionalistas próximos en mayor o menor medida al nacionalsocialismo. Derivada del pensamiento de Nietzsche, aunque matizada por las inclinaciones cristianas del propio George, en su Alemania Secreta se dejan ver influencias de las ideas de Oswald ? Werner Sombart o Ernest Jünger, pero también de las de Otto Rahn Julius Evola o René Guénon Como buen esteta simbolista, George odia y denuncia la vulgaridad y el materialismo, y predica un elitismo exquisito, tanto artístico como espiritual, que debe preparar el camino a un nuevo mundo, un nuevo líder y un nuevo orden opuesto a la decadencia burguesa, al capitalismo y al bolchevismo.
También, curiosamente, el George-kreis utiliza abundantemente la Hakenkreuz, la esvástica que se convertirá en símbolo nazi. Sin embargo, a diferencia de sus contemporáneos más afines al nazismo, el George-kreis no se manifiesta abiertamente antisemita o antijudío. Entre sus miembros encontramos al ya citado poeta Kart Wolfskehl, judío y a la vez nacionalista alemán y sionista, partidario de la intervención de Alemania en la I Guerra Mundial, quien deberá exilarse en 1933, con la subida de Hitler al poder, y huirá primero a la Italia de Mussolini y después a Nueva Zelanda. Wolfskehl seguiría en contacto epistolar con los Stauffenberg.
Por otra parte, la actitud de George ante el “problema judío” es astutamente ambigua, aunque desprovista del antisemitismo irracional del nacionalsocialismo. Y es que, a pesar de lo que nuestra actual visión de aquellos tiempos pretenda imponer, las cosas nunca fueron tan simples. Así, otro fundamental miembro del George-kreis, el historiador judío alemán Friedrich Gundolf, que formó parte de la Alemania Secreta desde 1899 y se convirtió en su portavoz como editor de la revista Jahrbuch für geistige Bewegung (Anuario para el movimiento mental) entre 1910 y 1911, fue también profesor y supervisor en la Universidad de Heidelberg del doctor Goebbels, futuro ministro de Propaganda nazi, a quien imbuyó las ideas propias del George-kreis.
De hecho, Goebbels tuvo esperanzas de ser admitido en el grupo y fue presentado al poeta por Gundolf, aunque sólo para ser amablemente rechazado por éste. Gundolf y George romperían su íntima amistad en 1926, pero no a raíz de diferencias políticas o raciales, sino por el matrimonio del historiador, que desagradó profundamente a George. Aunque en 1933, poco antes de morir en su voluntario exilio en Minusio, cerca de Locarno, rechazó los honores del Gobierno nazi, Goebbels tuvo su permiso tácito para instituir el premio Stefan George, que sobrevive hoy, y caben pocas dudas de que buena parte de la filosofía, tanto oculta como evidente, de la Alemania Secreta propició y estuvo en consonancia con el triunfo de Hitler. Pero, entonces, ¿cómo y por qué llegó a convertirse también en el germen del atentado del 20 de julio, que pretendía matar al Führer y acabar con el III Reich? Una vez más, hay que hacer hincapié en que las circunstancias históricas que dieron lugar al advenimiento del nazismo no son tan “simples” como muchas veces se nos pretende hacer creer.
La revolución conservadora que apoyó al nacionalsocialismo en sus inicios se sintió pronto traicionada por éste. Centrándonos en la Alemania Secreta de George, no se debe olvidar que, a pesar de su nacionalismo, poseía aspectos irreconciliables con la ideología nazi, empezando por su admisión de miembros judíos e incluso sionistas, pasando por su misticismo cristiano y culminando con su evidente homoerotismo. De hecho, la homosexualidad sagrada, más o menos encubierta por la mística viril del George-kreis, estaba próxima a la que se encuentra a menudo en sociedades ocultistas de la época, como la Ordo Templi Orientis y también en el compañerismo varonil y militar de las S.A., el Ejército privado nazi dirigido por el capitán Ernst Roehm,que sería brutalmente purgado en 1934 durante la infame Noche de los Cuchillos Largos, entre otros motivos por su proximidad al sector más socialista del partido, el dirigido por Gregor Strasser, pero también por su carácter esotérico y homosexual, según algunos, encubriendo de paso las propias debilidades eróticas de Hitler.
Por otra parte, aunque no menos importante, el concepto de Alemania Secreta era eminentemente elitista, aristocrático e idealista y, si no encontraba problema en admitir bellos, cultos y educados judíos, sí le costaba aceptar el carácter populista y vulgar de los líderes nazis y sus seguidores. Así, dentro de la Alemania Secreta fueron mayoría quienes se alegraron y apoyaron de manera abierta el ascenso de Hitler al poder, pero también muchos los que, con el paso de los años, se sintieron desengañados y traicionados por éste. Los hermanos Stauffenberg no renegaron nunca de su fidelidad a George. Iniciados de primer orden en su círculo –u Orden, como le gustaba considerarla–, a la muerte del poeta se encargaron de conservar y extender su legado. Como buenos alemanes conservadores y nacionalistas, apoyaron los primeros tiempos del nazismo con entusiasmo. No en vano Claus se convirtió en un auténtico héroe de guerra. Pero llegó un momento en que los mismos ideales místicos que le llevaron a luchar por el Reich lo transformaron en enemigo declarado del mismo, dispuesto a dar muerte a Hitler, convirtiéndose incluso en traidor a la patria, ya que en sus propias palabras,“el hombre que tenga el valor de hacer algo [refiriéndose al atentado debe hacerlo sabiendo que pasará a la Historia alemana como un traidor. Aunque si no lo hace, será un traidor a su propia conciencia”.
¿Complot esotérico?
A pesar de la presencia de elementos místicos e incluso mesiánicos en la Alemania Secreta de Stefan George, puede que sea demasiado precipitada y sensacionalista la noción de que el atentado del 20 de julio fue producto de un complot netamente ocultista. Si bien el George-kreis llegó a tener algunas de las características que asociamos a una secta, nunca se convirtió en genuina sociedad ocultista o religiosa, como lo fueron otros movimientos esotéricos de la época, como la OTO, la antroposofía de Rudolf Steiner Ciertamente, George asumió un papel casi mesiánico para sus seguidores y llegó a anunciar con el título de su última obra, Das neue Reich, el advenimiento de un “nuevo imperio” que algunos identificaron, cómo no, con el III Reich de Hitler.
De hecho, esta obra, que incluía el poema titulado Geheimes Deutschland, o sea, Alemania secreta, estaría dedicada a Berthold Schenk Graf von Stauffenberg, hermano de Claus, ejecutado también por su participación en el golpe. Es cierto que al poeta le gustaba rodear sus reuniones de parafernalia esotérica y mistérica, derivada de su pasión por el mundo clásico y medieval. Pero, en definitiva, el George-kreis carecía de estatutos, ceremoniales, jerarquías y otras parafernalias similares, características de sectas y sociedades ocultistas, y prefería mantenerse ferozmente elitista antes que vulgarizarse por medio del proselitismo. Imbuyó en sus miembros, sin embargo, una mística del sacrificio que entroncaba con elementos del esoterismo cristiano tanto como con la cultura clásica.
Para George, la muerte voluntaria y el sacrificio por honor para mantener y materializar la Alemania Secreta son conceptos fundamentales, que el extraño culto que rindió a su amado Maximilian Kronberger, adolescente que se convirtió en su más joven seguidor –falleció de meningitis a los 16 años y le convirtió en la figura mítica de Maximin–,deificado como los césares y adorado obligatoriamente por los miembros del kreis, no hace sino confirmar más allá de toda lógica. Será esta idea sacrificial la que influya de manera decisiva en Claus Stauffenberg y otros miembros del complot, dispuestos a todo para acabar con Hitler. Stauffenberg terminará identificando a Hitler no con el líder profetizado por George, sino, por el contrario, con su antítesis y enemigo.
Para él y buena parte de los conspiradores, Hitler se convierte, literalmente, en el Anticristo y Señor de los Gusanos de uno de los poemas del maestro. Durante los últimos años de guerra, tanto Stauffenberg como otros militares de origen aristocrático comienzan a sentirse horrorizados por el rumbo de los acontecimientos. Lejos de representar el triunfo de Alemania, Hitler es su ruina. Como afirmará Berthold Stauffenberg durante los interrogatorios de la Gestapo que preceden su ejecución, tanto él como Claus apoyan la mayor parte de la política interior nazi, pero han visto cómo “las ideas fundamentales del nacionalsocialismo han sido pervertidas y convertidas todas en la práctica en sus contrarias”.
La progresiva eliminación del pueblo judío, en pos del Programa Final, repugna a un hombre de profundas convicciones cristianas, que ha compartido ideales con poetas e intelectuales judíos del George-kreis obligados a exiliarse, prohibidas sus obras. Surgen a lo largo de los años diversos frentes de lo que se ha dado en llamar la resistencia alemana. Algunos, de carácter conservador y nacionalista, ven en Hitler el triunfo del populismo; otros, como el encabezado por el alcalde de Leipzig, Carl Friedrich Goerdeler, uno de los líderes del 20 de julio, son de orientación socialista y democristiana… Una figura como la de Carl Stauffenberg hace de perfecta bisagra, ya que simpatiza con los ideales democristianos y, a la vez, pertenece a lo más granado de la aristocracia germana. Y en todos abundan elementos afines al esoterismo.
Aparte de los hermanos Stauffenberg, encontramos también a uno de sus primos, Helmuth James Graf von Moltke, nacido en Kreisau –de donde derivaría la denominación “Círculo de Kreisau”, dada por los nazis a los conspiradores–, en el seno de una familia practicante de la Christian Science, que simpatiza con la perseguida antroposofía de Steiner. Su hermano, Hans Adolf von Moltke, que no participó en la conspiración porque había fallecido, fue embajador de Alemania en la España de Franco y miembro de la sociedad esotérica francesa Alpha-Galates (Los Primeros Galos), de la que derivaría el Priorato de Sión de Pierre Plantard Otro de los conspiradores ejecutados sería el jefe de la Policía de Berlín, Wolf Heinrich Graf von Helldorf, uno de los líderes de las S.A. en sus inicios y amigo del mago e hipnotizador judío Erik Jan Hanussen.
Su participación en el atentado disgustó especialmente a Hitler, pues se trataba de uno de los más antiguos miembros del partido, condecorado con la Cruz de Hierro. Igual disgusto causó la complicidad de Albrecht Haushofer, hijo del fundador de la geopolítica, Karl Haushofer, erudito del budismo y profesor de Rudolf Hess, que se suicidaría en 1946, horrorizado por la ejecución de Albrecht a manos de la Gestapo. Todos estos “iniciados” en distintas filosofías y sociedades esotéricas que habían visto en Hitler el cumplimiento de una profecía acabaron perdiendo sus vidas al intentar abortar la misma Bestia que alimentaran en su infancia. Como les ocurriera a nacionalistas conservadores y militares de la aristocracia prusiana, los místicos seguidores de doctrinas ocultas e ideales tradicionalistas, como lo fueron los adeptos a la Alemania Secreta de George, murieron víctimas de la mordedura de la serpiente cuyo huevo habían ayudado a incubar.
¿Sabías que…?
El director de Valkyrie es Bryan Singer, creador de House, quien parece sentir, siendo judío y homosexual, una peculiar atracción por el nazismo? En Sospechosos habituales, el villano es un diabólico supercriminal centroeuropeo a lo Mabuse llamado Kaiser Söze. En Verano de corrupción, cuenta cómo un viejo criminal de guerra nazi corrompe a un adolescente americano, según Stephen King. Singer ha creado al nuevo Superman y al médico más políticamente incorrecto y elitista de la televisión… Sólo le faltaba Claus von Stauffenberg, el “nazi bueno” por excelencia.
La curiosidad
Tal era el prestigio y la influencia de Stefan George que Klaus Mann, el menor de la famosa familia de escritores de origen judío, futuro militante antifascista, dejó escrito este testimonio: “Mi juventud veneraba en Stefan George al templario cuya misión y hazañas son descritas en su poema. Cuando la ola negra del nihilismo amenaza con devorar nuestra cultura, llega él, el visionario militante y caballero inspirado”. Klaus Mann se suicidó en 1949.
Milagro nazi: Una señal de la Providencia
Cuál fue el resultado del fallido atentado del 20 de julio? Paradójicamente, fortalecer a Hitler en sus postreros días. Según explica H. R. Trevor Roper en Los últimos días de Hitler, el complot tuvo el sorprendente efecto de volver a Himmler hacia Dios: “Sé que me consideran generalmente –cita Roper– un irremediable pagano, pero, en el fondo de mi corazón, soy, en realidad, creyente. Creo en Dios y en la Providencia. En el transcurso del último año he vuelto a creer también en los milagros. La salvación del Führer el 20 de julio fue un milagro”. Según explica Ian Kershaw en su biografía de Hitler, un informe oficial nazi recopilado un día después del atentado “aseguraba incluso que en algunas regiones y entre algunos sectores de la población que se sabía que mantenían una actitud crítica hacia el nazismo podían constatarse también los mismos sentimientos (de indignación); ni un solo comentario insinuaba simpatía por el asesinato planeado.
Muchos estaban dispuestos a aceptar la versión del propio Hitler, que consideraba su supervivencia una señal de la Providencia y un indicio de que, pese a todos los reveses, la guerra acabaría en victoria. El informe añadía que muchas personas vinculaban `ideas místicas y religiosas a la persona de Hitler´”. La misma Alemania Secreta que había fallado al profetizar la llegada del nuevo Mesías erraba también al intentar vencer a su Anticristo. Al atentado seguiría una brutal purga en la que perecerían más de 200 personas relacionadas de una u otra forma con el complot y la resistencia en Alemania, incluyendo héroes de guerra como el general Rommel. Juicios histriónicos y sangrientas ejecuciones, fotografiadas y filmadas para disfrute de Hitler y sus S.S., acabarían con cualquier esperanza de poner fin pacífico a la guerra. Los días de Hitler estaban contados, pero el espíritu místico y aristocrático del George-kreis estaba tan condenado como él y Claus von Stauffenberg destinado a convertirse en símbolo, mártir y héroe de una ambigua resistencia alemana que quizá, en el fondo, fue tan mítica y esotérica que nunca existió.
Escritores místicos y… ¿nazis?
Stefan George no fue el único escritor con inclinaciones místicas que pareció abrazar el nacismo.
•Hans Heinz Ewers (1871-1943) fue el genio de la novela fantástica alemana y el autor de Mandrágora. Ocultista, espía y esteta, fue también padre del cine fantástico de la UFA con su guión para El estudiante de Praga. Perteneció al Partido Nazi, para el que escribió novelas y poemas de propaganda, pero, al casarse con una mujer judía y ser drogadicto y homosexual, fue declarado persona non grata y su obra fue catalogada como “degenerada”. Murió en la pobreza en 1943.
•Gottfried Benn (1886-1956) fue uno de los mayores poetas expresionistas. Admirador de Hoffmannstahl y George, su mística del caos y del nihilismo saludó con alegría la explosión nazi de vitalismo y fuerza de voluntad… hasta que sus obras fueron prohibidas por decadentes. Después de la guerra, su pasado nazi lo convirtió en autor maldito.
Del esoterismo nazi a la cienciología
Valkyrie ha vuelto a desatar la polémica en torno a Tom Cruise y la cienciología. Algunos dicen que su interés en Claus von Stauffenberg, con el que guarda un asombroso parecido, radica en sus ideales místicos; otros, que la historia del héroe alemán es un vehículo para que la iglesia de Hubbard sea vista con mejores ojos en un país donde es considerada secta perniciosa. Al principio, las autoridades militares alemanas negaron el permiso para rodar en sus cuarteles, pero, finalmente, convencidos de la seriedad del proyecto, decidieron concederlo.
Artículo íntegro de Jesús Palacios. Publicado en revista Más Allá de la Ciencia nº229