es haber sido declarado como inocente, ante acusaciones de alguna índole, especialmente de haber cometido un delito. Es el presente participio del verbo absolver.
Para recibir una indemnización
Las leyes de diversos países democráticos establecen que aquellas personas que han debido pasar por un proceso de prisión preventiva, pero que lograron ser absueltos teniendo en cuenta la falta de pruebas de la existencia del hecho por el cual ha sido imputado, deben recibir una indemnización como derecho.
Para ser exonerado de las deudas
En algunas naciones existe la Ley de la Segunda Oportunidad, misma que permite que un individuo pueda quedar absuelto de sus deudas. Por ejemplo, un hombre en España fue perdonado de una deuda de más de 900.000 euros. Las personas autónomas son las más beneficiadas, ya que al ser uno de los colectivos más vulnerables, pueden acogerse a esta Ley y cancelar deudas.
Para limpiar el nombre ante el público
Personas inocentes implicadas y acusadas de delitos y errores que no cometieron, luego de probar que efectivamente no tuvieron ninguna participación en lo que se les impugna, pueden finalmente demostrarle al mundo su honorabilidad y su nombre pasa por un reconocimiento de dignidad y reparación ante la injusticia que fue víctima y lo amancilló.
Para ser perdonado de los pecados
En el ámbito cristiano, ser absuelto de los pecados requiere un arrepentimiento trascendental de los errores cometidos. Entonces, la absolución implica purificar al pecador y brindarle una nueva posibilidad de reflexionar los comportamientos equivocados en los que incurrió. Se trata de un rito religioso que dirige un sacerdote y sólo requiere a un feligrés, quien le relata al presbítero sus faltas y éste le determina una penitencia y de cumplirla, quedaría absuelto de los pecados. En la Edad Media los curas católicos iniciaron la modalidad de confesarse en privado.