El accidente de Phineas
Phineas Gage nació en algún momento de 1823 en New Hampshire, Estados Unidos. No se sabe mucho de su infancia más allá del hecho de que supiera leer: en aquel entonces, poca era la influencia del estado norteamericano en la vida de los ciudadanos más pobres.
En algún momento de su juventud, Phineas comenzó a trabajar para las empresas que se encargaban de la construcción de ferrocarriles. Pronto ganó fama por su resistencia y su aptitud para el trabajo duro y comenzó a tener las simpatías de sus supervisores. Sin embargo, el 13 de septiembre de 1848 su vida cambiaría para siempre.
Aquel día Phineas se encontraba dirigiendo un grupo de personas encargadas de dinamitar la roca: el proceso consistía en hacer un agujero de tamaño considerable, añadir una mecha, pólvora y arena y compactarlo todo con ayuda de una pequeña barra de hierro. Parece ser que por negligencia Phineas optó por omitir la arena y el contacto del hierro con la roca generó una pequeña chispa.
Podrán imaginar lo que sucedió. Una barra de hierro de 1.1 metros de longitud y 3.2 centímetros de diámetro salió disparada a toda velocidad penetrando el rostro de Phineas y atravesando su cráneo por detrás del ojo izquierdo. La barra lo atravesó completamente y vino a caer a unos 25 metros de distancia untada de sangre y restos de tejido cerebral.
Se trató de un accidente verdaderamente dramático, pero Phineas no sólo consiguió sobrevivir sino que se mantuvo consciente en su camino al médico e incluso le comentó personalmente qué había sucedido. El doctor no le creyó hasta que un estornudo hizo que un pequeño trozo de tejido cerebral cayera al suelo. Sin embargo, la situación pronto se volvería mucho más complicada.
La primera recuperación de Phineas
La hemorragia siguió, pese a los esfuerzos de los médicos, y Phineas no tardó en empeorar su condición. La semana siguiente al accidente intercalaba momentos de lucidez con episodios de confusión y delirio, aunque en este periodo los médicos aún consideraban que era factible una recuperación completa. Algunos días después la herida estaba suturada, se habían retirado los restos de huesos y la sangre coagulada y Phineas mostraba cada vez mejor estado.
Pero para el 25 de septiembre de aquel mismo año el proceso revertió. Phineas comenzó a entrar progresivamente en un estado de coma: perdió control sobre su cuerpo y la capacidad de hablar y comprender, poco a poco fue cayendo en la inconsciencia. El Doctor John Martyn Harlow, encargado de la atención de Phineas, comenzó una operación desesperada por salvarle la vida que involucró romper de nuevo la piel cicatrizada sobre la herida, aplicar nitrato cristalino de plata y abrir la herida en la nariz que pronto dejó salir una gran cantidad de materia en descomposición. Pocos médicos en aquel entonces tenían la experiencia en traumas celébralos de Harlow, y fue seguramente eso lo que salvó la vida de Phineas.
Sin embargo, ya no volvería a ser el de antes. Pese a recuperarse casi por completo, Phineas sufrió un verdadero cambio de personalidad y se volvió alguien irreconocible para sus familiares y amigos.
Phineas ya no era Phineas
El papel de Phineas en el desarrollo de la neurología fue fundamental. En una época en la que nadie podía saber a ciencia cierta qué partes del cerebro controlaban aspectos del ser humano, el accidente de Phineas permitió determinar muchas cosas. En particular, demostró que la personalidad es una creación cerebral y que puede modificarse si el órgano sufre algún daño o muestra un cambio.
Harlow supuso, correctamente, que el accidente había dañado gran parte del lóbulo frontal izquierdo de Phineas. Esto habría llevado a los cambios radicales que notaron sus compañeros y supervisores:
El equilibro entre sus facultades intelectuales y sus propensiones animales parece haber sido destruido. Es irregular, irreverente, completamente indulgente por momentos (algo que no era su costumbre anteriormente) manifestando poca deferencia por sus compañeros, impaciente y terco frente a los consejos cuando estos entran en conflicto con sus deseos y por omentos pertinazmente obstinado, pero también caprichoso y vacilante [… Antes de su herida, aunque no tenía educación en las escuelas, poseía una mente bien balanceada y era respetado por todos quienes lo conocían como un pequeño hombre de negocios, muy energético y persistente en la ejecución de todos sus planes de operación. En este aspecto su mente ha cambiado radicalmente, al punto que todos sus amigos y conocidos han dicho que el “ya no es Gage”.
Phineas viajó mucho luego de su accidente y eventualmente logró reacoplarse en el mundo. De acuerdo con los médicos de la época la herida lo convirtió en un niño, pero con el tiempo fue capaz de volver a ser un adulto aunque, eso sí, uno diferente al que era antes.
Al momento de su muerte, ocurrida el 21 de mayo de 1860, cuando el hombre apenas tenía 36 años, los familiares aceptaron donar su cráneo para el estudio de su herida y la comprensión del funcionamiento del cerebro. Fue entonces cuando se comenzó a comprender que varias de las partes dedicadas al racionamiento lógico y al control se encuentran en el lóbulo frontal, pero también que las heridas pueden sanarse y que el cerebro es un órgano particularmente plástico.
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