Es importante destacar que la política del hijo único fue implementada inicialmente como una medida temporal y selectiva, y no se aplicó de manera uniforme en todo el país. Hubo variaciones en su implementación y se realizaron ajustes a lo largo de los años en respuesta a las dinámicas demográficas y las preocupaciones sociales. En 2015, se introdujo una política de dos hijos, relajando aún más las restricciones y reconociendo los desafíos demográficos y sociales que surgieron como resultado de la política del hijo único.
La política del hijo único en China tuvo una serie de impactos significativos en la sociedad china. Una de las consecuencias más prominentes de la política del hijo único fue el aumento del desequilibrio de género en la población china. Debido a la preferencia cultural por los hijos varones, muchas familias optaron por abortar fetos femeninos o abandonar a las niñas, en busca de tener un hijo varón. Esto resultó en una brecha significativa entre la población masculina y femenina, lo que plantea desafíos sociales y demográficos, como dificultades en la búsqueda de pareja para los hombres en el futuro.
La política del hijo único también llevó a la aparición de lo que se conoce como la «generación perdida». Estos son hijos únicos que crecieron sin hermanos, lo que tuvo un impacto en su desarrollo emocional y social. Al no tener hermanos, muchos de estos jóvenes enfrentaron una mayor presión de los padres y abuelos para tener éxito académico y profesional, lo que llevó a altos niveles de estrés y expectativas excesivas.
Otro de los impactos significativos que trajo consigo la ley, fue el rápido envejecimiento de la población en China. Con una baja tasa de natalidad y una mayor esperanza de vida, la proporción de personas mayores ha aumentado considerablemente. Esto plantea desafíos económicos y sociales, ya que la carga de cuidar a una población envejecida recae en un número limitado de trabajadores y sistemas de seguridad social.
De igual forma, se vio alterada la estructura tradicional de las familias chinas. Antes de su implementación, era común tener familias más grandes con múltiples hijos y generaciones que vivían juntas. Con la limitación a un solo hijo, muchas familias ahora son más pequeñas y tienen una estructura familiar nuclear. Esto ha cambiado las dinámicas familiares y las responsabilidades, especialmente para los hijos únicos que se enfrentan a la carga de cuidar de sus padres y abuelos en la vejez.
Finalmente, la política del hijo único ha contribuido a cambios en el mercado laboral chino. Con una fuerza laboral que envejece y una menor disponibilidad de trabajadores jóvenes, existe una mayor presión para impulsar la productividad y la innovación. Además, la política del hijo único ha llevado a un desequilibrio entre la oferta y la demanda de empleo, lo que ha generado competencia feroz en la búsqueda de trabajo.