Dentro de la Literatura Universal, se conoce con el nombre de haikú –aun cuando también se acepta su forma no acentuada: haiku- a una forma de poesía japonesa, cuya inspiración y tema principal es la naturaleza.
Elementos formales
No obstante, en términos estrictamente formales, el haikú puede ser descrito también como una composición poética, formada en base a 17 moras, unidades lingüísticas japonesas, que poseen un rango gramatical mucho menor que el de la sílaba, las cuales se distribuyen en un total de tres versos, constituidos a su vez por 5, 7 y 5 moras respectivamente. Así mismo, la poética del haikú señala que entre sus versos no se establece rima, y que pueden encontrarse poemas de este estilo que también posean entre 16 y 23 moras.
Poética del haikú
En cuanto a su poética también existen parámetros definidos, pues todo haikú usa la sorpresa como el elemento poético básico, al contemplar siempre la yuxtaposición de dos ideas, que vienen a cortarse, gracias a la aparición entre ellas de un elemento separador –o cortante- que por tradición recibe el nombre de Kireji. Así mismo, siempre tiene dentro de su composición un kigo, palabra que refiere a una estación del año.
Por otra parte, en su sentido netamente poético, el haikú busca que el haijin –nombre que recibe el poeta que escribe haiku- se suprima a sí mismo de la composición, buscando entonces plasmar la sorpresa que causa por sí sola la existencia de la naturaleza, cuya contemplación absoluta, más allá de la persona que observa, es aquello que busca plasmar el compositor de haikú.
Máximos representantes del Haikú
Tenido entonces como una poética de la sencillez, la belleza, la contemplación y la naturaleza, el haikú ha cultivado grandes seguidores en todas la latitudes, traspasando las fronteras mismas de Japón, robando también la pluma de algunos de los más reconocidos poetas, quienes han visto en el propio haiku un estado purificado de la poesía, en donde la palabra, llevada a su más profunda esencia es hilada de forma precisa, para poder dibujar la belleza que el poeta loga incorporar en su psique, a través de la contemplación plena de la naturaleza. En este sentido, entre los máximos representantes del haikú se encuentran los siguientes:
Matsuo Bashō (1644-1694)
Matsuo Kinsaku Kinsaku, mejor conocido como Matsuo Bashō, fue el poeta más importante del Edo de Japón, durante el siglo XV. Así mismo, en Japón es tenido como uno de los cuatro más grandes maestros del haikú, sobre todo por su trabajo de conducir al haikú hacia un arte de la sencillez. Igualmente, Matsuo Bashō tiene gran mérito en la concepción del haikú como un arte espiritual. En este sentido, este poeta se dedicó a conocer su país a pie, al tiempo que bebió de la fuente de los grandes poetas del pasado, decidiendo buscar la poesía por iguales senderos, lo que hace que también sea visto como una gran continuidad de la corriente clásica poética. Para Bashō, la clave del haikú era la contemplación. En Japón abundan monumentos en su honor, en donde pueden leerse algunos de sus más célebres haikús.
Taniguchi Buson (1716-1784)
Más conocido como Yosa Buson, este poeta japonés constituye otro de los cuatro grandes maestros del haiku, llegando a ser también el compositor de haikú más importante del siglo XVII. No obstante, este escritor no tenía la poesía como única arte, pues también llegó a ser uno de los más distinguidos pintores bunjinga de Japón, lo que revela su atracción por la naturaleza y el cultivo de su capacidad contemplativa. Discípulo del maestro Hayano Haijin, se dedicó al estudio de la poesía japonesa, encontrando en la poesía de Matsuo Bashō gran inspiración.
Kobayashi Issa (1763 – 1827)
Célebre poeta japonés y uno de los cuatro maestros del haikú. Tuvo una vida trágica, protagonizada por abandonos, pérdidas, sufrimientos y tristeza, penas estas que sin embargo no le impidieron poder ver belleza en la naturaleza y en el devenir propio de la vida. De acuerdo a sus biógrafos, Issa estudió en la escuela de haiku Katsushika, directamente con los poetas Sogan y Chijua. No obstante, a pesar de su infinito y conocido talento, Issa siempre debió alternar su ejercicio poético con el trabajo duro, pues la pobreza fue una pena que lo persiguió hasta el último día de su vida.
Masaoka Tsunenori (1867-1902)
Mejor conocido por su seudónimo Masaoka Shiki, es conocido como uno de los grandes maestros del haiku, siendo celebrado por su mérito de haber renovado, durante el siglo XIX, el género del haikú, impregnándole un nuevo espíritu, y salvándolo del olvido, para volver a darle un soplo de vida.
Kyoshi Takahama (1874-1959)
Fue discípulo de Masaoka Shiki, uno de los grandes maestros del haikú, quien además de enseñarle y transmitirle sus conocimientos sobre este género de la poesía japonesa, fue quien lo bautizó con el seudónimo por el cual sería recordado en el mundo literarito: Kyoshi, pues su verdadero nombre fue Takahama Kiyoshi. Fue un amante de las Letras, quien extendió su pasión poética al área editorial, promoviendo publicaciones que ayudaron a difundir el género del haiku, del cual fue también un prolífico poeta, llegando a escribir entre 40 mil y 50 mil haikús, los cuales se han publicado en distintas antologías del género.
Otras latitudes
No obstante, el haikú es un género poético que ha traspasado las fronteras niponas para raptar el asombro y la pasión de escritores occidentales, que han visto en escritura la expresión máxima de la pureza poética. Entre ellos se encuentra el profesor de japonés y escritor británico Basil Hall Chamberlain (1850 -1935); los poetas mexicanos Efrén Reboledo (1877-1929) y José Juan Tablada Acuña (1871-1945) considerados como los máximos representantes del haikú tanto en México como en Hispanoamérica; el poeta español Antonio Machado (1875-1939); el escritor, también mexicano, José Rubén Romero (1890-1952); el escritor argentino Jorge Luis Borges (1899-1986); el poeta uruguayo Mario Benedetti (1920-2009) y el célebre poeta, ensayista y escritor mexicano Octavio Paz.
Imagen: Haikú de Yosa Buson (1716 – 1784) / Fuente: wikipedia.org