Conocido también como chile, pimiento o wayk´a, el ají constituye el fruto de una de las tantas especies de las plantas capsicum, de la familia solanáceas, y que forma parte esencial de la gastronomía latinoamericana, tanto la originaria como aquella producto de la colonización.
Ají, fruto de América
En cuanto a su origen, las distintas fuentes han reseñado que el ají o chile es originario del continente americano, en donde se cree que apareció unos siete mil quinientos años antes de cristo, lo que quiere decir que esta especie de fruto cuenta entonces con unos nueve mil quinientos años sobre la faz de la tierra. Al proceder del suelo americano, las primeras civilizaciones en usarlo fueron las poblaciones amerindias, sobre todo aquellas que vivían en América Central y América del Sur, en donde se cree que comenzó a ser cultivado unos seis mil años atrás, constituyendo uno de los productos más diversos de la América precolombina. Así mismo, después de la llegada de los europeos, el ají se convirtió en uno de los ingredientes americanos, que más rápida aceptación tuvo en la cocina europea, lo que propició su conquista en la gastronomía mundial y su difusión. Igualmente, empezó a ser cultivado y consumido a ambos lados del océano. En la actualidad, se cree que existen más de cien especies de ají, incluso también existen variedades dulces, es decir, no picantes.
Propiedades curativas del ají
Sin embargo, en cuanto al ají no todo es sabor y cocina, pues esta fruta proveniente de América parece también –según la Medicina naturista- contar con importantes propiedades curativas y medicinales, que lo convierten en un alimento que además de delicioso puede beneficiar ampliamente al cuerpo humano. En este sentido, habría que empezar por comentar que el ají es una fruta llena de enormes cantidades de vitamina C y vitamina A, por lo que su consumo periódico provee al organismo de una carga importante de nutrientes, indispensables para la regeneración de la piel y el tejido de los órganos, así como para el fortalecimiento del sistema inmunológico y el buen funcionamiento de la vista. Por otro lado, es una fuente importante de bioflavonoides, los cuales están relacionados también con la regeneración de células, la elasticidad de los vasos sanguíneos y la prevención del cáncer. No obstante, estos son apenas algunos de los aportes nutricionales por parte del ají, los cuales son complementados con las propiedades curativas que se nombran a continuación:
Analgésico natural
De acuerdo a lo que señalan algunas fuentes de Medicina Natural, el ají es un alimento que contiene gran cantidad de silicato, por lo que su aplicación o toma en momentos de dolores musculares puede ayudar a reducir el dolor, pues esta sustancia tiene efecto analgésico. De esta forma, y con total conocimiento y aprobación del médico tratante, se puede usar en momentos en que exista un cuadro de dolor muscular, para lo que bastará suministrarla a través del alimento, o incluso frotar la zona adolorida con un cataplasma de ají molido con un poco de agua, siempre y cuando se haya hecho una pequeña prueba primero, pues en algunos casos la sobreexposición a esta sustancia puede causar irritaciones en la piel.
Contra la hipertensión
Igualmente, el Ají cuenta con sustancias como los biofalvonoides, los cuales tienen un impacto positivo en los vasos sanguíneos, mejorando el nivel de intensidad de estos, por lo que su consumo puede traducirse en una mejora en los cuadros hipertensivos. Así mismo, puede resultar beneficioso en otras enfermedades en donde esté involucrado el sistema circulatorio, pues el Ají cuenta también con la propiedad de fortalecer el corazón y las arterias.
Dolor de muela
Por otro lado, el silicato que contienen esta fruta, unida a la capsaicina, lo convierten en un poderoso analgésico, por lo que algunas fuentes naturistas lo recomiendan en caso de tener dolor de muelas. Al parecer en caso de presentar este malestar, bastará con masticar un pequeño pedazo de ají, teniendo cuidado de poder soportar el picor. Según quienes así lo afirman, bastará con esto para que el dolor retroceda un poco, sin contar con que las propiedades antisépticas pueden colaborar también con aliviar cualquier cuadro de infección que se aparezca.
Contra el dengue
Así también, las distintas fuentes naturistas aseguran que la gran cantidad de vitamina A que contiene esta fruta resulta ideal para los pacientes con dengue o cualquier cuadro de plaquetas bajas. En este caso, debido a la gran cantidad que debe consumirse, se recomienda su versión dulce, la cual puede ser consumida como ají dulce o pimentón. Para aquellos pacientes que no toleren el sabor del pimentón o ají, existe la opción de consumirlo en forma de jugo o licuado, y mezclado con guayaba, la cual cuenta también con la propiedad de subir las plaquetas, y además confundir los sabores.
Precauciones
No obstante todo tratamiento que quiera hacerse usando este elemento de la naturaleza debería tomar en cuenta dos consideraciones: la primera, que debe contar con total autorización del médico tratante, y nunca hacerlo a sus espaldas o como sustituto del tratamiento mandado por el profesional; la segunda, que la exposición prolongada de la piel o las mucosas al ají picante puede traer como consecuencia irritaciones, existiendo distintos niveles de sensibilidad ante ella. Finalmente, es importante recordar que el consumo de ají está contraindicado para personas con problemas de úlceras o trastornos hepáticos.
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