Una ciudad abandonada en un lugar olvidado
Viajamos de nuevo hasta una ciudad fantasma creada y más tarde abandonada por los azares de la industria minera. Se trata de la ciudad de Kadyckchan, situada en el Norte de Rusia, en la provincia de Magadan y a unos 90 kilómetros de la ciudad de Susuman. A este lugar se llega por la famosa Carretera de los huesos, de la que ya os hablé hace un tiempo.
La región de Magadan fue posiblemente uno de los lugares más miserables de Rusia. Un vasto páramo que se podría decir que fue construido por y para esclavos, aunque claro, durante el comunismo esta palabra estaba prohibida y las miles de personas que vivieron en esta y otras ciudad similares tenían que estar agradecidas al régimen por proporcionarles un trabajo y una vivienda a cambio de trabajar 12 horas diarias sin derecho a vacaciones ni descansos.
El origen de Kadyckchan y de otras ciudades mineras en la zona como Ust Hakchan, Mjaundzha, Arkagala, Cedro, Burkandja, Maldjak, Belichan, Neksikan o Stony, data de la tercera y cuarta década del siglo pasado, cuando a raíz de unas obras hidráulicas en varios ríos de la zona se descubren enormes yacimientos de carbón, estaño y oro. El gobierno no tarda en levantar de la nada estas ciudades, situándolas estratégicamente para albergar a los trabajadores que durante los siguientes 25 años trabajarán en la extracción de los minerales de las minas.
En Kadyckchan, uno de los asentamientos más grandes, llegan a vivir más de 12000 personas atrayendo a diversas empresas que darán servicio a todos los habitantes.
Pero calcando la historia de muchas ciudades mineras a lo largo y ancho del planeta, llegó el gran declive y el colapso de la Unión Soviética. Las minas ya no eran rentables y mantener con vida a estas ciudades, situadas a miles de kilómetros de cualquier lugar y con crudos inviernos de diez meses de duración, se hacía algo demasiado costoso para el gobierno. De modo que fueron literalmente “evacuadas”, cortando el suministro de agua, luz y calefacción nadie pudo quedarse allí, pese a que así lo hubiese deseado.
Los habitantes fueron realojados en otras ciudades por cuenta del estado y en apenas dos semanas Kadyckchan, ciudad grande y bulliciosa, quedó en completo silencio. El rápido desalojo fue la causa de que no todos pudiesen llevar con ellos todas sus pertenencias teniendo que dejar allí muchísimos objetos y enseres de la vida cotidiana.
Entre las ruinas de la ciudad todavía se pueden encontrar viviendas en las que parece que sus habitantes tan solo han salido a comer. Libros, juguetes, electrodomésticos… todo permanece en su lugar acumulando polvo y olvido.
Fuentes:
https://englishrussia.com
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