El ego es el conjunto de defectos psicológicos que en nuestro interior cargamos, como preocupaciones, temores, vicios, afanes, ansiedades, melancolías, tristezas, reacciones, violencia, pereza, masturbación, pornografía, aburrimiento, rencores, venganza, lujuria, orgullo, sentimentalismos, egoísmos, envidias, celos, amarguras, negatividad, necesidad, etc.
Los grandes Sabios de las épocas aseguran que “aunque tuviéramos mil lenguas para hablar y paladar de acero, no acabaríamos cabalmente de enunciarlos”. Todo ese cúmulo de pensamientos y emociones negativas, nos conducen a cargar adentro millares de formas de ser distintas.
En un momento dado, un yo quiere leer el periódico. Otro, quiere jugar video juegos; al instante, un yo diferente está pidiendo sexo, pero en otro tiene hambre y quiere comer. Cada instante hay muchísimos agregados inhumanos de tipo psicológico luchando por la posesión de nuestro cuerpo y personalidad.
Muchas gentes habitan en nuestro cuerpo y en nuestra mente, pero no nos damos cuenta de ello, porque tenemos atrofiado el sexto sentido, del que nadie nos habló, ni en el colegio, ni en la universidad, ni en la familia, ni en una religión, ni en ninguna parte. Por falta de usar la auto observación, se atrofió.
Pero si empezamos a utilizarla, tal cual como un órgano que se ha dejado de usar durante años, si se ejercita vuelve a cobrar vida. ¿Cómo nos auto observamos? Siempre percibiendo qué estamos pensando segundo a segundo, escuchando atentamente ese diálogo interno que pareciera no callarse. Observando las emociones que se producen por esos pensamientos y detallando cuáles deseos y reacciones se están generando.
Por diversos nombres se le ha conocido al ego, a lo largo de la historia de la humanidad, en los distintos pueblos de la antigüedad. Algunos nombres son: errores, demonios rojos de Seth, diablos, pecados, dolor, injusticias, deseos, tentaciones, equivocaciones, impurezas, tinieblas, conceptos, sufrimientos, satanás, demonios de Mara, ignorancia, entre otros.
Estos defectos han nacido y se han robustecido a lo largo de las existencias sucesivas. La mayoría de la humanidad vamos en las últimas existencias, por eso el ego es tan fuerte en todas las personas de las naciones del mundo y la degeneración toca hoy, sus picos máximos.
Nacieron producto de las impresiones no transformadas, a lo largo de esas “vidas pasadas” y de esta. Cada vez que se eyacula salen cerca de 400 millones de espermatozoides. Uno sólo de ellos puede crear a un ser humano. Cada uno crea también terribles defectos psicológicos al ser derramado el semen.
Los egos son tan viejos como los dinosaurios
Desde hace millones de años que el ser humano puebla la faz de la Tierra, el ego comenzó a gestarse. Los primeros egos en formarse fueron los de la pereza, que es la mamá de todos. Tenemos muchos detalles de la pereza. Cada detalle es un ego. Por ejemplo, el yo del aburrimiento, del ocio, de la diversión, de la farra, de la desobediencia, etc.
Otro de los primeros egos en crearse fue la lujuria, con su gran cabeza de legión: la fornicación. Ese fue el fruto prohibido que se comieron Adán y Eva. Desde que se fornicó por primera vez se crearon esos defectos que nos hacen la vida un mar de sufrimientos.
Es por causa de los defectos psíquicos que se originan las enfermedades. Ya está descubierto científicamente, que según la forma como uno se sienta y piense, así mismo vive. Una persona con rencores acumulados en su corazón, desarrolla inevitablemente un cáncer. Ni que decir de los que continuamente se atormentan con iras y estados de humos bastante negativos. Ahí la enfermedad no se hace esperar.
Y es que hay mil y una excusas para uno enfadarse, por ejemplo; pero cada una de esas excusas es un defecto psicológico. Con excusa o sin excusa, esas emociones y pensamientos negativos hacen que el cerebro y las células secreten sustancias venenosas para el organismo, enfermándolo gravemente. Una ira equivale a más de 100 fornicaciones.
Los yoes cada vez se reproducen existencia, tras existencia. Su peso molecular aumenta con el tiempo y los años. Hay muchos detalles de la lujuria como: mirar traseros, masturbarse, pensamientos pornográficos, sexo anal, oral, muñecas inflables, pornografía, lesbianismo, homosexualismo, celibato, fetichistas, aberraciones, etc.
Los agregados psíquicos, al ser energía de la Consciencia están creando permanentemente, porque esa energía es creadora todo el tiempo. Es decir, si uno está pensando algo negativo como lo pobre que es, entonces se está volviendo más pobre. Si piensa en que su pareja le está siendo infiel, atormentado por los celos desgarradores, entonces en menos de nada su pareja irá en brazos de otro. Esas energías del ego nos atraen siempre tragedias, accidentes,enfermedades, pobreza, miseria y finalmente, la muerte física.
La ventaja es que todos los yoes pueden ser eliminados, pero para ello es necesaria absolutamente la técnica de la auto observación. Permanecer alerta y vigilante ante cualquier manifestación, por diminuta que sea de esas emociones o pensamientos, o palabras o acciones negativas. Luego, orar a la Divina Madre para que lo elimine.
La Madre Divina es una parte de nuestro Espíritu, que tiene el poder de eliminar los defectos, con una lanza poderosa que carga en sus brazos, del cual un rayo de fuego fulminante, color violeta, sale dirigido hacia el defecto que hayamos auto observado previamente y pedido por su eliminación. Es lógico que tendremos que negarnos a seguir pensando, sintiendo o satisfaciendo el defecto.
Todos los defectos se manifiestan en forma de deseos. Así es que en el día se presentan: deseo masturbarme, deseo comer, deseo vengarme, deseo manipular, deseo mentir, deseo calumniar, deseo chismosear, deseo drogarme, deseo perecear, deseo tener sexo, deseo golpear, deseo gritar, deseo dormir, etc, etc, etc. La satisfacción de cada deseo de esos equivale a perder grandes cantidades de Energía Sexual que nos permitiría despertar grandes poderes psíquicos y convertirnos en Seres Superiores del Universo.
Escrito por: Diego Felipe Baquero R.