Los retos históricos a los Estados Unidos ¿Hasta dónde llegará China?
Todos conocemos la teoría que afirma que China va a ser la nueva Gran Potencia, que los Estados Unidos están condenados a quedar rezagados, que el gigante asiático se volverá el país más importante del mundo, etc. Estas afirmaciones no son vacías: se realizan con base en el espectacular crecimiento económico que lleva ya más de dos décadas, en las que el país ha multiplicado por 16 su renta per cápita.
Durante este periodo, las manufacturas chinas realizadas con técnicas sencillas y mano de obra muy barata han llevado a la conquista, por parte del gigante, de prácticamente todos los mercados del mundo. A lo largo y ancho del planeta el emblema Made in China caracteriza todo tipo de productos, desde tecnología hasta pequeños juguetes, pasando por snacks, elementos de cocina y electrodomésticos. Sin embargo, durante los últimos años el crecimiento del gigante parece haberse ido ralentizando: ya no camina a pasos largos, como lo hacía hace unos años.
El caso de la Unión Soviética
Aquí es donde viene lo interesante. No es la primera vez que se dice que un país habría de superar a los Estados Unidos (el primer estado del mundo en calificar a la categoría de superpotencia). Este discurso particular ya se había visto en dos ocasiones anteriormente: con el surgimiento de la Unión Soviética, primero y con el espectacular crecimiento de Japón después.
En ambos casos, una brutal crisis económica llevó al estancamiento a los dos países (en la URSS el asunto fue tan serio que incluso llevó a la disolución de la Unión). En el caso de la URSS, se trató de una crisis económica generalizada que golpeó el país en 1975 e hizo que la economía dejara de crecer a los ritmos que venía haciéndolo (que indicaban la superación a los Estados Unidos en torno a 1990) y se estancara. En su momento de gloria, la URSS llegó a superar los niveles de vida europeos.
Muchos analistas afirman que esta crisis se debió a un fallo del sistema comunista, algo debatible, pero plausible. Sin embargo, el caso japonés es mucho más complejo: se trataba de un país completamente capitalista y aliado de los Estados Unidos.
El caso de Japón
Desde la Segunda Guerra Mundial, Japón (apodado “el Dragón Asiático”) se convirtió pronto en una potencia. Pese a la crisis de la posguerra, su crecimiento alcanzó cotas inimaginables: sus grandes industrias se convirtieron pronto en un ejemplo a nivel mundial como las empresas más competitivas del planeta. De acuerdo con todos los estimados, hacia el año 2000 Japón superaría a los Estados Unidos como la primera potencia mundial (pese a tener solo la mitad de la población).
Pero en 1990 este escenario cambió. Una burbuja inmobiliaria destruyó completamente la economía japonesa, que comenzó a rezagarse más y más. Hoy, el Dragón Asiático – en términos de renta per cápita – es un país más pobre que Australia, Francia o Canadá, a quienes superaba por mucho en 1989.
La peligrosa crisis china Una seria caída bursátil
Eventos semejantes comienzan a ocurrir en China. Recientemente, el estado se ha visto obligado a lanzar un “salvavidas” a la bolsa de valores que perdió una cantidad impresionante de valor: casi un 30% en solo un mes. Es inevitable notar las semejanzas con el caso japonés y preguntarse si no será una mano subterránea la que dirige estos procesos de crisis económica.
¿Influencia extranjera?
Porque esto, hay que decirlo, es lo que ha afirmado el gobierno chino. El presidente Xi Jinping ha declarado públicamente que se trata de una manipulación de fuerzas extranjeras (dirigidas, cómo no, por los Estados Unidos) destinada a sembrar dudas sobre su capacidad y a limitar el surgimiento de una posible competencia. Para las autoridades chinas, se está repitiendo lo que ya sucedió una vez en los 90’s: la interferencia en una economía creciente con el objetivo de limitar su crecimiento.
Las autoridades norteamericanas y europeas, por supuesto, niegan completamente estas acusaciones y aseguran que los inversionistas chinos han sido 100% responsables del estallido de la burbuja¸ de la mano con la irresponsabilidad del gobierno que sigue financiando obras a manos llenas sin garantizar su rentabilidad a largo plazo. De hecho, hace algunos meses el Fondo Monetario Internacional había advertido al gobierno chino sobre la necesidad de limitar su inversión directa, algo que fue desoído por el gigante.
¿Es posible modificar desde el exterior una economía como la china? Pese a su gigantesco tamaño, el mercado de valores chino no es tan grande como podría pensarse, así que indudablemente algunos grupos tendrían el capital necesario para hacerlo. El problema aquí viene de la legislación china que prohíbe que la mayoría de empresas sean compradas por extranjeros (precisamente para evitar este tipo de situaciones), por lo que quien quiera que realizara esta intervención tendría que tener una infraestructura impresionante en el mismo país chino.
Esto, aunque posible, ha sido muy cuestionado por los analistas e incluso por personas dentro del mismo país asiático. Sin embargo, el gobierno se mantiene inflexible y acusa a los extranjeros mientras realiza un esfuerzo desesperado para estabilizar el mercado y evitar una crisis.
Aunque es complicad hacer predicciones, podría ser que nos encontráramos ante el final de la época dorada china. De ser así, ¿crees que se trataría de una crisis interna del gobierno chino o de una conspiración de los países norteamericanos y europeos?
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