El Pensante

Resumen corto de anaconda

Literatura - mayo 1, 2015

Todo inicia en el instante en que una víbora yarará, asecha una casa donde viven cuatro personas, cuatro caballos y un can. Anteriormente, esta estaba  abandonada.

La víbora yarará se llamaba Lanceolada y estaba conmocionada por la presencia de esas personas en la casa que antes estaba deshabitada. De tal manera que en una caverna, reúne a toda la congregación de víboras. La caverna era la morada de la culebra más temible y venenosa que es la cascabel. Sus amigas la llamaban Terrífica.

Allí se aglomeraron todas las especies de serpientes de la región y trataban de ponerse de acuerdo al plan por seguir, para mitigar el peligro que ellas sentían por la presencia de esos extraños en la casa.

En esos momentos Cruzada, otra culebra, propuso que iría a conversar con Ñazaniná, que es una serpiente demasiado rápida, con el fin de que esta espiara todos los movimientos de aquella gente en la casa, de modo inadvertido y así saber a ciencia cierta, de qué clase de gente se trata.

Pero al momento de llevar a cabo su misión, fue vista por un humano y casi la matan. Entonces, Ñazaniná salió huyendo despavorida y fue a decirles al congreso de víboras que las pretensiones de aquellas personas eran nada más ni nada menos, que asesinar a todas las serpientes de la zona para extraerles el veneno y así montar un laboratorio seroterápico.

Obviamente, toda la comunidad serpentina se alarmó bastante y quedaron muy preocupadas. Entonces, Cruzada se levantó eufórica y emocionada y propuso que se lanzaran a la guerra contra los humanos yendo a luchar a esa casa. Pero la cosa no era tan fácil como ella lo pensaba; la rápida Ñacaniná le informa que es muy peligroso para una víbora venenosa acercarse a una casa de humanos, sobre todo porque tenían un perro que estaba vacunado contra el veneno y era inmune, aparte de que por su terrible olfato las pondría en evidencia en un santiamén.

Pero Cruzada hizo caso omiso y decidió partir hacia esa casa, dispuesta a todo. Tan pronto como llegó al siguiente día a ese hogar, se encontró primero con el perro a quien le mordió el hocico y dio por muerto, pero de repente un humano, valiéndose de un palo, la logra atrapar y la encierra en un recipiente para serpientes.

En esa especie de prisión, se conoció con una serpiente Cobra Real que venía del lejano oriente, del país de la India para ser exactos. Ella se llamaba Hamadrías y le contó que el can que ella pensaba había asesinado con su mordida, en realidad no había fallecido porque estaba inmunizado contra las mordeduras de las víboras.

Pero viendo el fuego que ardía en el corazón de Cruzada, Hamadrías se arma de valor y le propone un plan para huir de allí. Así, llevaron a cabo un plan muy estratégico, en el que aparentemente había muerto Cruzada, pero en realidad era que estaba sedada con el veneno de Hamadrías, quien la mordió a propósito.

Cuando los humanos se percataron de que había una culebra muerta en su serpentario, la lanzaron por la ventana. Pero en seguida de hacerlo, cogen a la pobre de Hamadrías para extraerle lo último que le restaba de su veneno valioso. Sin  embargo, aparece Cruzada para salvarla y le muerde un pie al sujeto que la tenía alzada, por lo que la suelta. Hamadrías aprovechó el alboroto y mordió al director del Instituto y se escabullen.

Tan pronto como arribaron a la caverna donde estaban congregadas las serpientes, se puso en marcha otro plan para atacar letalmente a los hombres. Pero había dos propuestas distintas; una venía de Ñacaniná que decía que había primero que atacar al perro y la otra, por parte de Hamadrías quien proponía atacar a los caballos.

La Cobra Real de la India supo persuadir a todas las demás para que la apoyasen en sus planes, porque deseaba el poder del congreso. Todas se fueron con Hamadrías, a excepción de Anaconda, una especie no venenosa muy extraña en esa zona y por esa razón tampoco fue escuchada en la reunión serpentina. Ella decide apoyar a Ñacaniná.

Efectivamente, la razón la tenía la vieja Ñacaniná, puesto que los caballos al igual que el perro estaban inmunizados y curiosamente, en esas condiciones, el veneno les cae muy bien en su organismo. Por ende, las mataron casi a todas porque el perro las pilló.

En tal efecto, las víboras percatándose de su fracaso rotundo, deciden retirarse las pocas sobrevivientes. Entonces vuelven a discutir la vieja Ñacaniná y la india Hamadrías. La primera proponía que se fueran de manera desbandada con el fin de que al dispersarse por diversos caminos, los hombres se confundieran y les quedara imposible cogerlas a todas. Pero la segunda, proponía refugiarse todas juntas en la caverna.

De nuevo la Cobra Real convence a todas y por eso se van a resguardarse en la cueva. Entonces, los humanos enfurecidos emprenden la búsqueda del lugar donde se ocultaban las víboras. En el instante de sentirse totalmente encerradas y cubiertas por los humanos, Anaconda se enfrenta con Hamadrías y la hiere de muerte. Por su parte, Anaconda sale herida, pero al final fue la única que sobrevivió, porque las demás fueron asesinadas por los hombres y ella, tomada presa.