Con el título de Anaconda, se conoce a un cuento largo del célebre escritor uruguayo, Horacio Quiroga, quien lo publicó por primera vez en el año 1921, momento desde el cual se convirtió en uno de sus más reconocidos trabajos por la gran sencillez de su argumento y el cómo el escritor logra dibujar a perfección sentimientos totalmente humanos, en las distintas serpientes y víboras que protagonizan la historia.
Sinopsis del cuento Anaconda
De esta forma, Anaconda comprende un cuento, presentado por un narrador omnisciente y una voz en tercera persona, que va narrando cada uno de los once episodios en los cuales se divide esta historia. Así mismo, de acuerdo a los distintos análisis literarios que existen sobre esta historia, los episodios podrían dividirse, según su pertinencia dentro de la estructura del cuento, de la siguiente manera:
Inicio
Comprendido solamente por el primer episodio, cuenta el momento en que las víboras descubren la llegada del hombre.
Nudo-desarrollo
Lo conforman los episodios dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho, nueve y diez. En ellos básicamente se desarrolla cómo las víboras y serpientes deciden organizarse para luchar contra los hombres.
Desenlace
Constituido por el episodio once, que a la vez constituye el último del cuento, y en donde se narra el cómo los hombres toman venganza contra las serpientes y víboras.
Resumen del cuento Anaconda
Esta historia comienza con una víbora o yarará, llamada Lanceolada, quien un día explorando una antigua propiedad deshabitada, de repente encuentra que la antigua casa ha sido poblada de nuevo por cuatro hombres, quienes han traído dos perros y unos caballos. En la narración, el lector comprenderá que esos hombres han ido hasta la profundidad de la selva a buscar víboras, tomar su veneno y poder encontrar antídotos necesarios para tan terribles mordeduras.
Asustada, pues considera que la llegada del hombre a la selva es su fin, Lanceolada decide comunicárselo a sus otras compañeras, las demás víboras y serpientes. De esta forma, decide convocar el Congreso de Víboras, que tiene como punto de reunión una oscura y protegida caverna, la cual constituye el hogar de la respetada cascabel, la más antigua y venenosa de las víboras de ese grupo, la cual es identificada por el nombre de Terrífica.
El congreso se realiza bajo un ambiente de alarma, pues las víboras no saben qué hacer. Finalmente todas las víboras llegan a la conclusión de que deben tomar cartas en el asunto, pero de que no pueden hacerlo solas. Así, una víbora de nombre Cruzada habla sobre la necesidad de pedir ayuda a las otras yararás, las culebras. Es importante destacar que en esta historia Quiroga diferencia entre las víboras (venenosas) y las culebras (no venenosas). Se decide entonces que Cruzada, busque a Ñacanimá, quien además de ser sumamente rápida, no corre peligro de que la atrapen, pues al no ser venenosa no asustará a los hombres.
Ñacanimá acepta la petición y marcha sigilosa hasta la casa habitada por los hombres, a fin de descubrir qué es lo que se proponen con su estadía. No obstante, inverso a su plan, es vista por un ser humano, razón que hace que esta culebra huya asustada, pero sabiendo cuál es la intensión de los hombres. Frente al Congreso de Víboras, todavía muy alarmada, es comunicó a las víboras que los hombres habían llegado con intensión de cazar a todas las víboras, para poder extraerles su veneno.
Cruzada, la víbora que había encomendado a Ñacaniná su misión, decide que irá hasta la casa de los hombres a impedir que sigan con su plan. La culebra le advierte que no lo haga, puesto que siendo una víbora venenosa será el blanco de los hombres, quienes además cuentan con un perro entrenado para detectar víboras. A pesar de las advertencias, Cruzada decide ir hasta donde están los hombres. Tal como se temía, termina capturada por los hombres y encerrada junto a una cobra real de la india, llamada Hamadrías.
Conversando, la cobra le propone un plan a Cruzada, el cual consiste en dejarse morder, a fin de hacer creer que estaba muerta, y así poder escapar ambas. Cónsono con el plan, Cruzada se deja morder, y queda tendida en el suelo. Al ver esto, los hombres la toman y la botan a la naturaleza creyéndola sin vida. Por su parte, Hamadrías es tomada por uno de los hombres, a fin de extraerle el veneno, pero la cobra muerde al hombre, y también escapa a la selva.
Las dos víboras llegan al Congreso de Víboras a contar lo sucedido. Las víboras deciden entonces que ha llegado el momento de atacar a los humanos. Sin embargo, empieza a haber un enfrentamiento de poderes, puesto que Hamadrías quería robarse la atención y ejercer el mando, por lo que logra convencer a las otras víboras de que lo mejor es matar a los caballos de los hombres. No obstante, las culebras, sobre todo Ñacaniná y Anaconda piensan que deberían ir por el perro, ya que es el que está entrenado para descubrirlas y además está inmunizado contra el veneno. Así mismo, ven con recelo a Hamadrías, a quien ven como una víbora foránea. No obstante, la mayoría se decanta por el plan de Hamadrías.
Las víboras llegan en grupo a la casa de los hombres y cometen el ataque. Sin embargo, en el desarrollo del mismo, las víboras se dan cuenta de que debieron hacerle caso a Ñacaniná y Anaconda, e ir por el perro, el cual termina descubriéndolas y avisándole a los hombres, quienes llegan y logran matar a muchas víboras. Reunidas nuevamente, se presenta otro enfrentamiento entre Hamadrías, quien proponía esconderse todas juntas en la caverna, y Ñacaniná que desde el principio las instaba a desplegarse cada uno en una dirección distinta en la selva, por si venían a buscarlas los hombres. Pero Hamadrías con su astucia convence a las víboras asustadas a que permanezcan en la caverna. Tal como había advertido Ñacaniná no se les hace difícil llegar a la cueva y encontrar a todas las víboras reunidas.
Mientras los hombres se acercan, el Congreso de Víboras se da por terminado, y es cuando se da un gran enfrentamiento entre Hamadrías y Anaconda, quien gana la batalla, aun cuando resulta herida de gravedad por parte de la cobra real. Los hombres finalmente acaban con todas las víboras, y deciden llevarse con ellos a la malherida Anaconda, con cuya captura termina esta historia.
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