Dentro del mundo de la Literatura, se conoce con el nombre de Antígona a la célebre tragedia, escrita por Sófocles, y que fue estrenada en la Grecia antigua, aproximadamente en el año 442 a.C, y que siendo la mejor representación del mito ancestral griego del mismo nombre, trascendió a la historia de las letras occidentales.
Antígona, el mito
De acuerdo a los que los especialistas en estudios literarios han indicado, el mito de Antígona puede encontrarse expuesto en la tragedia –anterior a la escrita por Sófocles- de Los siete contra Tebas, creada por Esquilo. En esta historia se puede entrever entonces que para los griegos existía un mito fundacional, en el cual Antígona, quien es señalada como hija de Edipo y Yocasta, decide acompañar a su padre a su exilio, después de que éste ha descubierto que -tal como estaba dispuesto en su destino- ha matado a su padre y se ha casado sobre su madre, trayendo además la desgracia sobre la nación que gobernaba.
En el mito, cuando Edipo muere, Antígona regresa a Tebas, para encontrar a sus hermanos Eteocles y Polinices luchando a muerte por el poder, hasta que efectivamente –también como estaba escrito en las redes del destino- cada hermano muere en las manos de otro. Sin embargo, como Polinices ha buscado apoyo en el reino ajeno de Argos, su tío Creonte, quien ha asumido el poder luego de la muerte de ambos soberanos, decide por castigo dejar su cuerpo sin sepultura y a las afueras de la ciudad, para que sea devorado por los animales, lo cual para la cultura griega era una afrenta terrible, pues se creía que quien no recibía los ritos funerarios precisos era incapaz de encontrar su camino al Hades, quedando entonces condenado a penar por siempre.
Ante el horror que esto le generaba, Antígona decide desobedecer a Creonte, quien también es su tío, y ahora Rey de Tebas. De esta forma, entierra a su hermano y queda dispuesta al castigo. Con este mito, según han concluido los especialistas en el tema, la Cultura griega trataba de articular la incógnita de cuáles son las leyes que más peso deben tener en la Polis, si el respeto por las leyes religiosas o por las leyes civiles, de esta forma Antígona (representante del respeto a la cultura) se enfrenta a Creonte, quien representa el poder del Estado tratando de imponerse a la cultura y fe de una civilización, y de alguna manera también contra los dioses.
Resumen de la tragedia Antígona
Por su parte, la tragedia escrita por Sófocles inicia con la mañana que sucede a la guerra que han desatado Eteocles y Polinices por el poder, puesto que siendo hijos de Edipo, los dos habían decidido turnarse en el poder, hasta que Eteocles rompió el pacto, lo que genero la guerra, que concluyó con la muerte de ambos, uno en mano de otro, como estaba dispuesto en su destino.
Para ese momento, Creonte –tío de los cuatro hijos de Edipo y hermano de Yokasta- ha decidido que Polinices no reciba ritos funerarios, puesto que considera que éste ha traicionado a Tebas al pedirle apoyo al reino de Argos, para invadir Tebas y quedarse con el trono. Debido a esto, Antígona ha decidido entonces pedirle a su hermana Ismene que le colabore a enterrar a su hermano, tal como lo indicaba su Cultura y sus creencias religiosas, y a pesar del mandato del nuevo soberano, Creonte.
Sin embargo, Ismene no es tan valiente como Antígona, por lo que decide no ayudarla. No obstante, le ofrece guardar el secreto, oferta que Antígona rechaza, pidiéndole por el contrario que no guardara silencio al respecto. Así mismo, en esta parte del relato y cónsono con la estructura clásica de la Tragedia Griega intervienen también el Coro, que en esta ocasión estará conformado por los nobles y ancianos de Tebas, quienes han sido llamados por el mismísimo Creonte.
Una vez el Coro ha dado su saludo al nuevo día, así como a la victoria de Tebas sobre la invasión que pretendía Argos, Creonte aparece ya dueño de su nueva posición de gobernante. Así mismo, se dirigirá al Coro, a fin de ser reconocido por los nobles y ancianos tebanos, esperando de ellos la misma finalidad que estos han demostrado con los soberanos anteriores, incluso el propio Edipo. Así mismo, les anuncia a los hombres del coro la decisión que ha tomado sobre dejar que el cuerpo de Polinices quede sin sepultura, como castigo de su “traición” a Tebas. El coro le advierte de inmediato que esta decisión está por sobre todas las leyes religiosas que se tienen, sin embargo, al ser Creonte el rey, nadie –por más en desacuerdo que esté- podría hacer algo para remediarlo.
No obstante, en ese momento llega un soldado a darle la noticia a Creonte de que alguien, contraviniendo su ley, ha decidido tomar el cuerpo de Polinices y ofrecerle ritos funerarios, sepultándolo. La investigación lleva a Antígona, quien es apresada por los soldados con el cargo de violar las leyes reales. Sin embargo, Creonte decide interrogarla por sí mismo, preguntándole si ha sido ella en persona quien ha decidido ir en contra de sus designios, a lo que Antígona sin ningún temor respondió que sí. Creonte igualmente le pregunta si ha sido ella sola la que ha participado en la afrenta, y al obtener el sí rotundo de Antígona, éste no le cree, asumiendo que Ismene –hermana también de Polinices- le ha ayudado.
Para sorpresa de Antígona, al ser interrogada Ismene por Creonte, esta admite haber ayudado a Antígona, por lo que las dos son confinadas a una celda. Una vez detenidas, aparece en escena Hemón, quien es a un tiempo hijo de Creonte, primo de Antígona y también su prometido. Hemón trata de convencer a su padre de que se encuentra ante un error, pero Creonte ya ha caído en hibris, y está totalmente enceguecido sin saber que su propia desmesura terminará por alcanzar a su hijo, condenando a toda la familia a una historia trágica. A pesar de que el propio le insinúa que su decisión puede causar dos muertes más, que terminen afectando la suerte de su heredero al trono, Creonte decide no escucharlos.
Finalmente, Creonte decide liberar a Ismene. Sin embargo, decide también –pese a toda advertencia- enterrar viva a Antígona, a fin de hacerla pagar por su desobediencia, tratando además de burlar la advertencia del coro, para que su muerte no se volcara contra Tebas. De igual manera tiene lugar el monólogo de despedida de Antígona, quien a diferencia de la muchacha altiva que se presenta en principio, en ese momento se trata de una mujer solitaria y desolada, a quien el coro también ha abandonado. Con mucha tristeza asume su castigo, sin que se note que lo asume desde el triunfalismo.
Antígona es llevada a su condena. Al poco tiempo aparece Tiserias, un anciano que se da a la tarea de emitir negros presagios contra Creonte y Tebas. Asustado de que el destino se revierta, trata entonces de acudir a donde Antígona a liberarla de su condena. Al llegar sin embargo puede ver cómo cuelga el cuerpo de la muchacha, quien decidió ahorcarse, y cómo de su cintura yace prendido el cuerpo de Hemón, su propio hijo, que ante la muerte de su prometida ha decidio acabar con su vida, hundiendo en su cuerpo su España.
Creonte no puede creerlo. Con horror lleva en brazos a su hijo Hemón a palacio, en donde también encuentra el cuerpo de Eurídice, su esposa y madre de Hemón, quien no ha soportado la noticia de la muerte de su hijo. Creonte, ante la tragedia que ha ocasionado a su familia, entiende finalmente el gran error que ha cometido, por tratar de hacer que las leyes humanas estuviesen por sobre las leyes divinas o religiosas.
Imagen: pintura «Edipo y Antígona desterrados de Tebas», pintor Louis Duveau. Fuente: wikipedia.org