En el ámbito de la Literatura Universal, se conoce con el título de Crimen y Castigo a una novela del célebre escritor ruso Fiódor Dostoievski, la cual fue publicada por primera vez durante el año 1866, siendo editada por entregas, en la revista El Mensajero Ruso.
Crimen y Castigo, para la Crítica
Así mismo, la mayoría de los críticos literarios coinciden en afirmar que esta novela constituye una de las más importantes del siglo XIX y el siglo XX, inaugurando con su aparición el género de la novela psicológica, la cual se caracteriza principalmente por la transición, dentro de la narrativa, de la concepción de personajes, que contaban sólo con una dimensión física, para dar cuenta de la vida de personas, con un mundo psicológico y emocional de gran importancia, la cual es prácticamente la protagonista de la novela, pues el viaje de los protagonistas ya no se hará en el mundo físico de forma literal, sino que por el contrario los lectores se encontrarían en presencia de un viaje interno, a través de las emociones, complejos y dramas de las personas, cuyas vidas se contarían en la novela.
De igual forma, la Crítica ha indicado que Crimen y Castigo puede ser considerada una de las obras de mayor trascendencia dentro de la Literatura rusa y Universal, además de constituirse como la obra maestra de su autor, quien logra plasmar magistralmente en sus líneas el proceso que cumple una idea para posesionarse de la psique humana, hasta conseguir su realización, más allá de producir el éxito o destrucción del individuo a quien usa para su materialización, fin último de esta. Así también es considerada una muestra maestra de cómo construir una historia narrativa desde la polifonía que viaja a través de sus personajes, y la que se establece entre ellos.
Resumen de Crimen y Castigo
Con respecto a su contenido, Crimen y Castigo cuenta básicamente la historia de Raskólnikov, un pobre y joven estudiante ruso, quien vive arrendado en el último piso de una vieja casera, llamada Aliona Ivanovna, quien es descrita también por el joven como una mujer usurera. Sin dinero con el cual estudiar ni tampoco con el cual pagar los meses de alquiler que le debe a su casera, Raskólnikov se encuentra en una gran angustia.
Después de una breve visita donde su casera, para pedir plazo a sus deudas, Raskólnikov logra ver dónde la vieja guarda su dinero, idea que se adueña de él, sin que pueda librarse. Este joven comienza a anidar en él la concepción de un plan que lo ayude a robar a la vieja usurera, para luego matarla, sin llegar a ser descubierto, cometiendo el crimen perfecto, mientras se encuentra en esas cavilaciones, conoce a Marmeladov, un viejo exfuncionario borracho, quien es el padre de Sonia. La ayuda a este hombre, lo conducirá secretamente al amor.
Sin embargo, Raskólnikov sufre una gran angustia, pues es muy distinto lo que él cree que merece para su vida, y lo que en realidad tiene, por lo que ha decidido cambiar esa realidad para siempre. En ese tiempo, este joven también se entera de que su hermana se casará con un sujeto de nombre Pedro Petrovich Lujin, noticia que lo indigna, pues concluye que su hermana no quiere casarse por amor, sino por necesidad.
Habiendo tomado la decisión de matar y robar a la usurera, la vida comienza a organizarse de forma que su plan logra su realización. De esta forma, Raskólnikov logra matar y robar a la usurera sin ser visto: ha cometido el crimen perfecto. Sin embargo, su psique comienza a atormentarlo, primero con la culpa y el miedo a ser descubierto, luego con la impotencia que le causa no serlo.
Finalmente, después de varias crisis emocionales, que hacen que su entorno inmediato lo considere como un loco, Raskólnikov es descubierto por el juez Porfirio, quien le aconseja que se entregue. Así lo hace, terminando en prisión en Siberia, a donde sólo lo acompañará el amor de Sonia, así como las cartas de su hermana y su mejor amigo, pues el tiempo ha hecho que su madre fallezca mientras el paga su pena.
Sin embargo, el tiempo en prisión muestra un cambio importante en Raskólnikov, quien va deslastrándose de la prepotencia y la insensibilidad a donde lo había conducido su soberbia e intelectualidad, para regresarlo al terreno de lo emocional, donde se entrega al amor, resucitando entonces a su humanidad.
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