Dentro de la narrativa latinoamericana, se conoce con el título El Aleph a un cuento del célebre escritor argentino Jorge Luis Borges, publicado por primera vez, de forma individual, en 1945, en la revista Sur, y que cuatro años después, en 1949, gracias al trabajo de la editorial Emecé fue incluido en un libro de cuentos del mismo nombre.
Trascendencia del El Aleph
Desde entonces este relato se ha convertido en uno de los trabajos más emblemáticos de Jorge Luis Borges, alcanzando casi la categoría de cuento de culto en algunos círculos intelectuales, siendo considerado además como uno de los textos en donde su autor alcanza los más altos niveles de erudición –debido a la gran cantidad de autores, obras, lugares y personajes históricos que es capaz de evocar en su relato- así como de simbología, pues más allá del ámbito ficcional en donde puede considerarse o evaluarse El Aleph, como creación de su autor, este podría ser interpretado como el paradigma de la realidad, la cual es simultánea y eterna, frente al Lenguaje que debe ser sucesivo –debido a la sintaxis- e infinito.
Así mismo, algunos críticos, han querido ver en el propio símbolo de El Aleph una posición borgiana –la cual es atribuida a otros relatos- que asume al hombre como un ser de lenguaje, incapaz de enfrentarse a la realidad repetitiva y eterna, sin entrar en locura, extraviarse o simplemente no comprender, hecho que hace que algunos análisis literarios tomen a esta narración como un cuento o relato propio del existencialismo.
Resumen de El Aleph
En cuanto a su contenido, más allá de las numerosas evocaciones eruditas, a las que ningún favor se puede hacer resumiéndolas o nombrándolas, sin la maestría literaria de Jorge Luis Borges, básicamente El Aleph da cuenta de cómo Jorge Luis Borges –el personaje del cuento, que coincide con el nombre del autor, quien debió bautizarlo así para establecer un juego con el lector sobre los límites de la realidad y la ficción- se enfrenta a la terrible pérdida de Beatriz Elena Viterbo, cuyo nombre, Beatriz, seguramente guarda relación también con la Beatrice de Dante, la dama capaz de hacer que su enamorado descienda al infierno y suba al cielo, entregando la vida, al tiempo que entiende la eternidad, a cambio de una sola mirada más.
De esta forma, el Borges del cuento vive la desaparición física de su Beatriz, quien nunca correspondió a su devoción, sin dejar en reparar cómo el universo seguirá su marcha, cambiando y distanciándose de Beatriz, quien por el peso de la muerte no podrá seguir ese continuo transformar que es la vida. Ante esa posibilidad dolorosa, Borges decide no cambiar, para así conservar algo intacto en el universo en homenaje de Beatriz.
Por consiguiente, a fin de cumplir su promesa, todos los años, el 30 de abril –cumpleaños de Beatriz- regresa a la casa donde esta mujer vivía con su familia, después del divorcio, para hacer una visita formal, la cual va construyendo con el tiempo una relación –que sin embargo no puede ser considerada amistad- con Carlos Argentino Daneri, primo hermano de Beatriz, y con quien a lo largo de los años de conversaciones nocturnas, decide mostrarle a Borges un extenso poema que está escribiendo con la pretensión de contener en sus versos la totalidad del universo, y que Borgez juzga de caótico y cacofónico, en especial cuando Carlos Argentino le impone groseramente la misión de convencer a otro brillante escritor de prologar su obra.
Desentendido de su misión, al cabo de algunos meses, Borges recibe una llamada angustiosa de Carlos Argentino, quien le cuenta cómo dos abogados pretenden despojarlo de su casa, para derrumbarla, dejándolo sin ninguna oportunidad de terminar con su poema, pues para hacerlo necesita de su casa, ya que en ella hay un Aleph. Con gran curiosidad, pero temiendo que Calos Argentino esté loco, Borges manifiesta la necesidad de ver por sí mismo el Apeph, es así como llega –acompañado por el dueño- hasta el sótano de la casa, en donde Carlos Argentino afirma que puede verse el Aleph. Después de un tiempo, y siguiendo unas excéntricas instrucciones, Borges está cara a cara con el Aleph, el cual es descrito como un elemento circular, de dos o tres centímetros de diámetro en donde se encuentra de forma simultánea y total el universo, el cual puede ser observado desde todos los puntos de vista posibles.
Finalmente, sorprendido por lo que sus ojos y entendimiento acaban de enfrentar, Borges se levanta, y sin discutir con Carlos Argentino lo que acaba de vivir con el Aleph, le aconseja que el campo es la mejor solución para su vida. Posteriormente, el relato concluye con dos posdatas, en donde Borges relata cómo, en efecto, la casa de Carlos Argentino –de Beatriz- fue derruida, así como el hecho sorprendente de que el caótico poema de éste gano un premio nacional de Literatura, cuando el de él no logró ni un voto. Así también, Borges se da a la tarea –antes de concluir el relato- de evocar algunos otros Aleph de los que supuestamente se tiene noción alrededor del mundo.
Imagen: retrato Jorge Luis Borges / Fuente: wikimedia.org