Canto Primero:
El poeta llama a la Musa, con el fin que inicie la narración del guerrero peregrino, que estuvo recorriendo grandes trechos luego de que Troya fuera destruida. Se efectuó una reunión de los Dioses, donde sólo se ausentó Poseidón, quien ha tenido a Odiseo como un objetivo a eliminar, durante mucho tiempo. Pero éste se encuentra aprisionado en la Isla Calipso. Uno de los dioses que más aboga por Odiseo fue Atenea, cuyo deseo era que se reuniera pronto con su familia.
Zeus, el padre de los Dioses, aceptó el buen destino para Odiseo. Para poner el plan en marcha, un rey llamado Mentes acude a Telémaco en Ítaca, para exhortarlo a buscar a su padre Odiseo. Ese rey era la mismísima Atenea disfrazada. La casa del guerrero se encuentra repleta de osados que pretenden la mano de Penelope, su esposa, quien al ver trascurrir los años y la falta de noticias de su marido, toma la firme determinación de volverse a casar.
Telémaco está bastante molesto con todos esos tipos que pretenden a Penélope, y se lo manifiesta al Rey Mentes (Atenea disfrazada), quien le afirma con total seguridad que su padre regresaría muy pronto y que expusiera su enfado ante la asamblea, argumentando que esos individuos pretendientes de su madre estaban dañando la casa y sus propiedades.
En vista del enfado de su hijo, Penélope retrasa sus intenciones de boda.
Canto Segundo:
Nunca, en todo el lapso de desaparecido Odiseo, se había realizado una asamblea. En esta ocasión se reúne por primera vez en su ausencia, dos décadas después. En ella, Telémaco los insta a abandonar su casa, pero la respuesta que recibió sólo fueron burlas y desprecio, especialmente por parte de Antínoo y Eurímaco.
Pero también fueron advertidos por Haliterses, quien también profetizó la llegada de Odiseo y la muerte de los pretendientes. De tal modo que no le prestaron un barco a Telémaco para ir en búsqueda de su padre, pero el Rey Mentes (Atenea) le facilita uno y también una tripulación completa, quienes parten de noche a su travesía.
Canto Tercero:
Al día siguiente, muy de mañana, Mentor y Telémaco arriban al territorio de Pilos, donde son invitados a participar de una hecatombe dirigida al dios Poseidón. Allí se encontraba el Rey Néstor, quien cuenta en detalle toda la aventura de retorno de varias héroes de Troya y cuando Agamenón fallece. Sin embargo, no tiene ni una sola noticia de Odiseo, por lo que los invita a visitar a Menelao.
Debido a que Atenea, en el disfraz de Mentes, se desapareció misteriosamente dejando entrever su verdadera identidad, el Rey Néstor quedó admirado y sorprendido del hecho de que una diosa estuviera acompañando físicamente a Telémaco y por eso, le pidió a su hijo Pisístrato que acompañara y apoyara a Telémaco, quien ahora se dirigía a Esparta para hablar con Menelao.
Canto Cuarto
La reina Helena y el rey Menelao reciben amablemente a Telémaco y a Pisístrato. Ellos narran sus fantásticas aventuras junto con Odiseo durante la guerra en Troya. Menelao reveló que el denominado como, “viejo del mar”, el dios Proteo, le había confesado que Odiseo había sido capturado por Calipso.
De otro lado, en Ítaca todos los pretendientes de Penélope se percataron de la ausencia de Telémaco y de sus intenciones, por lo que decidieron fehacientemente, acabar con su vida tan pronto regresara. Pero Pénelope los escucha y queda aterrorizada. Luego, Atenea la calma en el mundo de los sueños.
Canto Quinto:
Los Dioses se vuelven a congregar y Atenea vuelve a insistir con Odiseo. De tal modo que el gran Zeus ordenó a Hermes, el mensajero, que le llevara la orden a Ninfa de Calipso de liberar inmediatamente a Odiseo. Calipso se mostró algo parca ante la orden de Zeus, incluso aseveró que los dioses le tenían envidia, pero optó por ayudar a Odiseo a armar una balsa, lo dotó de víveres y lo instruyó.
Veinte días llevaba viajando Odiseo y por fin vio tierra, pero Poseidón originó una terrible tormenta, la cual voló en pedazos la balsa de Odiseo. Pero la ninfa marina, Ino Leucotea, le ayuda dándole un velo inmortal que sirvió a Odiseo para poder llegar a tierra, exactamente a la costa de Esqueria.
Canto Sexto:
La princesa Nausícaa, hija del rey Alcínoo, fue sorprendida en sueños por Atenea. De tal modo que al despertar de su sueño, decide ir al río a lavar ropa y pide para tal propósito, un carro con mulas que la acompañó, junto con sus esclavas. En un momento dado, mientras ellas se divertían y descansaban, Odiseo se percata de su presencia y les solicita ayuda.
La princesa, impresionada por los modales de Odiseo, le ofrece toda su ayuda. También se devuelve a su castillo con el objetivo de que su padre y madre le abrieran las puertas al héroe, pero mientras lo conseguía, lo envió a un bosque mágico de las afueras de la ciudad, el cual había sido consagrado para la diosa Atenea.