Canto Decimonoveno:
Como una de las estrategias por seguir, que tomaron Odiseo y Telémaco, fue esconder todas las armas que se hallaban en la sala. Con ese perfecto disfraz mágico de mendigo, Odiseo conversaba con Penélope y la distraía con historias falsas. Ella sólo quería saber de su esposo y le requirió algo que comprobara que en verdad había conocido a Odiseo.
Él le contestó describiéndole las características del manto que llevaba puesto y quién era el heraldo que lo acompañaba. De repente, Odiseo es descubierto por Euriclea, quien fue enviada por Penélope a lavarle los pies al supuesto mendigo y le vio una cicatriz particular, que se había hecho en la infancia el héroe. Odiseo le pide que conserve el secreto.
Como se había ganado la confianza de Penélope, Odiseo escuchaba los sueños de ella y juntos trataban de interpretarlos. Penélope decide organizar una contienda donde se batieran a duelo los pretendientes y el ganador se casaría con ella.
Canto Vigésimo:
Odiseo no podía conciliar el sueño. Le pedía fervorosamente a la diosa Atenea su asistencia y poder para matar a todos los pretendientes. Penélope estaba muy afligida y deprimida, quería morirse. Imploraba a la diosa Artemisa que le concediera morir. Ya daba por perdidas las esperanzas de que su marido apareciera y prefería perder la vida, antes que casarse con cualquiera de esos pretendientes.
Comienza una disputa donde varios de los pretendientes ofenden al supuesto mendigo, el cual se había acercado mucho a Penélope. El cabrero se unió a las provocaciones. El vidente Teoclímeno les advertía a todos una tragedia espantosa y que todos los pretendientes iban a ser asesinados, pero ellos nos creyeron y por el contrario, se burlaban del anciano.
Canto Vigésimo primero:
En esta escena aparece Penélope imponiendo un nuevo reto a sus pretendientes, con una prueba física de gran exigencia y habilidad, que consistía en fabricar, tensar y disparar una flecha que pasara por en medio de 12 hachas. El ganador sería su nuevo esposo.
A Telémaco le ardía la sangre. Estaba desperado por ir a participar de la prueba. Pero una señal de su padre lo detuvo. Los pretendientes eran tan ineptos que ninguno pudo armar el arco de la flecha. Odiseo reveló su verdadera identidad ante Filetio y Eumeo, con la finalidad de que éstos cerraran todas las puertas a su señal.
Gran humillación experimentaron los pretendientes al observar que el mendigo del que tanto se burlaban y desprestigiaban, estaba intentando armar el arco que ellos no pudieron. Temían a los comentarios de la gente si se llegara a enterar de que fueron vencidos por un vejete mendigo.
En un instante sorpresivo, mientras Odiseo tensaba el arco, dio la señal de cerrar las puertas. Euriclea fue la encargada de encerrar a la mujeres para protegerlas. Entonces, Odiseo disparó la flecha y logró con precisión y perfección superar la prueba, pudiendo hacer que la flecha pasara por en medio de las 12 hachas. Los pretendientes temblaban de pavor. Odiseo llama a Telémaco con otra de sus señales y en un segundo quedaron juntos.
Canto Vigésimo segundo:
Llega un momento aún más sorpresivo, cuando el disfraz de Odiseo se disuelve y lanza velozmente una flecha que atraviesa a Antínoo. Al descubrir su identidad ante ellos, Eurímaco intentó negociar con él, proponiéndole que cada uno de los pretendientes le daría 20 bueyes, oro, y bronce para retribuirle todo lo que se gastaron en su ausencia. Todo esto a cambio de que los dejara con vida.
Pero Odiseo lo asesinó decididamente. Las armas fueron alcanzadas por Telémaco y la batalla se encrudecía. Los doce pretendientes restantes fueron provistos de armamento gracias a Melantio que llegó al lugar donde se encontraban las armas. Pero cuando retornño a cargarse de más mercancia de municiones, Filetio y eumeo lo capturan y luego le propinan un castigo severo.
En un santiamén 10 de los 12 pretendientes fueron asesinados. Tan sólo dos continuaban con vida. Se trata de Femio, el aedo y el heraldo, llamado Medonte. Lo siguiente que hizo Odiseo, fue mandar a llamar a Eureclea, para que le informara cuáles mujeres habían traicionado metiéndose con los pretendientes. Luego las puso a limpiar la sangre y a llevarse los cadáveres.
El final de Melantio fue horrosamente trágico: lo mutilaron poco a poco hasta fallecer. 12 de las mujeres corrieron la suerte de ser ahorcadas. Al finalizar la matanza, se efectuó un ritual de limpieza energética de la casa, con azufre.
Canto Vigésimo tercero:
Penélope es informada de que el mendigo era su esposo Odiseo, quien ya había matado hasta el último de los pretendientes. Pero ella no lo cree en un comienzo, pero por las señas que sólo Odiseo sabía, confirmó toda la verdad. Para disimular la matanza, Odiseo ordenó poner música y aparentar como si tuvieran una fiesta.
Esa noche la pasaron escuchando los relatos de Odiseo, quien anunció que el paso pro seguir sería cumplir con la profecía de Tiresias. Al otro día emprende un viaje en compañía de Telémacoo y varios pastores, en búsqueda de su padre Laertes.
Canto Vigésimo Cuarto:
En el infierno se reunen todas las almas de los pretendientes, que son guiadas opor Hades. Allá se encuentran también con Aquiles y Agamenón, a quienes les narran lo acontecido. `por su parte, Odiseo halla a su padre Laertes en pésimas condiciones emocionales y económicas.
Finalmente todo el mundo se entera del asesinato de los pretendientes y el padre de Antínoo clama venganza. Entonces se desata una nueva batalla y Laertes asesina a Eupites. Todo culmina con la intervención de Zeus y Atenea, los dioses que ayudaron a que se acordara l a paz.