En el ámbito de los textos económicos británicos, se conoce con el nombre de Teoría general del empleo, el interés y el dinero a una de las más célebres obras del escritor y economista John Maynard Keynes, el cual fue publicado por primera vez en el año 1936, gracias al trabajo de la editorial Palgrave Macmillan.
Trascendencia de la obra
Desde su publicación, la Teoría general de Keynes, como es denominado también este texto, fue asumido con entusiasmo por los economistas, gobiernos e incluso por el público en general, por constituir una revolucionaria receta, que permitía a los estados, durante épocas de baja demanda, como por ejemplo la Gran Depresión que vivía Estados Unidos y el resto del mundo, durante los años treinta, puede incentivar la demanda, reactivando la Economía.
De hecho, el planteamiento de Keynes fue tan innovador que se le considera como el artífice de la Revolución Keynesiana, así como de la Macroeconomía, término acuñado por la Economía moderna para referirse a la disciplina que busca entender la Economía desde el análisis de sus variables agregadas, tomando en cuenta entonces el importe de los bienes y servicios, los ingresos, la tasa de desempleo, las tasas de interés, el comportamiento de precios, entre otros elementos, que reciben a su vez el nombre de indicadores macroeconómicos.
En cuanto al lenguaje empleado por Keynes para la redacción de su Teoría general del empleo, el interés y el dinero, la mayoría de los críticos ha dicho que resulta en ocasiones un poco decepcionante, sobre todo si se tiene como referencia la gran capacidad comunicativa y excelente redacción que este autor y economista británico había empleado en sus obras anteriores, y que en su Teoría general parece estar ausente, siendo cambiada entonces por frases en exceso largas y complejas, que pueden dificultar su lectura. De esta forma, la Teoría general de Keynes, pese a ser uno de los textos más emblemáticos de la Economía occidental, en realidad a nivel de lenguaje y redacción no llega a destacar.
Resumen de la Teoría general de Keynes
Con respecto al contenido específico de esta obra de John Maynard Keynes, para quien transformar la visión económica de los gobiernos y los ciudadanos durante la Gran Depresión se convirtió casi en una misión de vida, se puede decir que se trata de un recetario macroeconómico, destinado a hacer que una economía en recesión pudiera activarse, generando como principal efecto la propia salida de esta época de debilidad económica.
En este sentido, Keynes comienza por analizar cómo la Demanda de bienes y servicios es el motor de una Economía, al tiempo que este economista considera que la vitalidad de esta se encuentra a su vez ligada directamente al índice de Empleo, pues es el dinero de los ciudadanos y su circulación lo que mantiene activa a la Economía. En consecuencia, Keynes también se interesa por entender que el nivel de empleo –llamado también como índice de desempleo- se encuentra determinado por tres factores principales:
- el primero de ellos, la necesidad de consumir por parte de los trabajadores. Al respecto, Keynes explica que este factor puede verse como el porcentaje que el individuo destina de su renta para pagar bienes y servicios. A este factor, Keynes lo denomina la Propensión marginal a consumir.
- así mismo, como uno de los factores fundamentalmente influyentes dentro de la tasa de empleo, Keynes señala la Eficiencia marginal del capital, al tiempo que dice que este factor depende directamente del incremento que pueda existir frente a las tasas de retorno.
- Finalmente, Keynes considera que la tasa de interés es un factor determinante para la tasa de empleo.
Considerando entonces estos factores como los principales impulsos de la tasa de empleo, y esta como la seguridad de la vitalidad de la Demanda, como punto crucial de una Economía activa, Keynes señala –y esta es uno de los vértices de su Teoría general- de que en caso de que una nación atraviese un período de depresión, es deber del Estado mantener activo esta Demanda, pese a que para ello deba incrementar sus gastos, propiciando el empleo, al tiempo en que se produzca un aumento en la tasa de interés, que haga que la renta de los empleados se desvíe hacia otro destino que no sea el de consumir bienes y servicios.
Sin embargo, tal como han señalado sus detractores, e incluso advirtió el propio Keynes, esta fórmula podría acarrear a la larga otros problemas, como por ejemplo el déficit público, debido al aumento de gastos en el Estado, sin que exista un justo retorno a través de la tasa de interés correspondiente. Por otro lado, algunos economistas modernos han indicado también que la fórmula keynesiana puede generar también un incremento en la inflación.
De hecho, luego de haber ensayado su eficiencia, la Economía mundial concluyó en los años setenta del siglo XX, que el enfoque keynesiano, que pretendía un Estado que se esforzara por mantener los niveles de Demanda, a base del gato público, la devaluación e incluso los impuestos, había ocasionado cierta estanflación, y que lejos de ser factible, en realidad podría traducirse a un daño en la Economía, entre los que se encontraba por ejemplo causar desequilibrios en el presupuesto público. No obstante, la Economía moderna sigue tomando en cuenta algunos de sus postulados, por considerarlos útiles para la vida macroeconómica de la nación.
Imagen: resumen de John Maynard Keynes, autor de la Teoría de la ocupación / fuente: wikipedia.org