Dentro de la narrativa latinoamericana, se conoce con el título de Arráncame la vida a una novela de la reconocida escritora mexicana Ángeles Mastretta, quien la publicó por primera vez en su país en 1985. Esta obra constituye su primera novela y también un éxito literario absoluto, razón esta que la llevó a ser reeditada en 1992 por la casa Seix Barral.
Sinopsis de Arráncame la vida
Considerada en la actualidad como un texto de gran importancia dentro de las Letras hispánicas, Arráncame la vida es una construcción argumental, por medio de la cual su autora logra ofrecer una visión del México machista en donde debe desenvolverse la mujer. Así mismo, Mastretta crea una historia que le presenta al lector la posibilidad de adentrarse en la red de influencias, negocios, conveniencias y trampas que ofrece el mundo de la política. De esta forma, su personaje femenino opta por vivir desde la resistencia a no dejarse ver y tratar como un objeto, de conservar así sea para sí, sus sentimientos, ideas, deseos, ambiciones, comprendiendo ya con la madurez, que en medio de ese ambiente hostil, quizás la única opción de Libertad sea refugiarse en la soledad.
Resumen por capítulos
La obra de Ángeles Mastretta, Arráncame la vida, constituye una novela, conformada por veintiséis capítulos, donde se puede contar de cada uno lo siguiente:
Capítulo I
En este primer capítulo, el narrador cuenta cómo Catalina Guzmán (14 años) conoce al general Andrés Ascencio (más de 30 años) enamorándose de inmediato. Por su parte, el General que siente atracción también por la muchacha, comienza a cortejar primero a su familia. Los vecinos alertan a los padres de Catalina sobre la mala naturaleza de este hombre, quien parece tener muchas mujeres y estar loco. Sin embargo, los padres de Catalina hacen oídos sordos a estas historias. Un día, el General busca a Catalina y la lleva de viaje a ver el mar, en esa oportunidad logra poseerla, sin que Catalina pueda disfrutar la experiencia, por lo que buscará consejo en una gitana, quien le enseñará cómo sentir su cuerpo. La familia de Catalina no se escandaliza con el viaje de ambos, sino que espera paciente. El general regresa después de un tiempo, y convence al padre de la muchacha que le dé su mano. Ese mismo día se casan en el juzgado acabando con toda posibilidad de tener la boda que Catalina siempre soñó.
Capítulo II
El narrador cuenta cómo la primera etapa de este matrimonio entre Catalina y Andrés parece ser de felicidad, ambos se divertían mucho. Compartían, iban de fiesta y hasta Catalina empezó un curso de cocina, para atender esta necesidad. No obstante, un día llegó una orden de arresto contra Andrés, la cual decidió enfrentar. Cuando Catalina se dio cuenta, su marido estaba tras las rejas. A pesar del miedo, decide enfrentar la presión social. Para su fortuna, cuando regresó a casa y entró en llanto desconsolado ante su suerte, Andrés volvió a su casa en Libertad, casi de inmediato: una muestra del gran poder que ya tenía.
Capítulo III
En este capítulo, el narrador refiere cómo pasaron cuatro años en la vida de Catalina, en los cuales el tedio le fue revelando que su vida no tenía mucho sentido. En medio de los preparativos de la boda de su amiga Pepa, en los cuales ha centrado toda su atención, para olvidar su aburrimiento, Catalina descubre que se convertirá en mamá. Su esposo está feliz.
Capítulo IV
Catalina transita un embarazo solitario y lleno de angustias, mientras su esposo se ausenta cada vez más de la casa. En medio de esta soledad, tiene un encuentro amoroso con Pablo Aventura, un carretero del barrio de sus padres. Así mismo, nace su hija Verania, a quien el general conoce apenas un mes después de nacida, cuando vuelve acompañado de Virginia y Octavio, dos hijos de los cuales Catalina no conocía, y a quienes debe aceptar en su casa, pues el general los ha traído para que vivan con ellos, argumentando que la madre de los muchachos ha muerto de tuberculosis.
Capítulo V
El general logró convertirse en Gobernador de Zacatlán, lo que ha traído muchos cambios. Así, Catalina ve cómo su casa ha crecido, se ha llenado de sirvientes, así también como de gente, pues aunque Verania ha muerto, en casa viven otros hijos del general, que han ido apareciendo sin explicación. De igual forma, Catalina comienza a ver cómo a su marido le tiene sin cuidado el dolor de los más pobres, por lo que toma en serio su posición de primera dama del estado, y comienza a organizar eventos que les permita ayudarlos, ganándose el cariño de la gente, quien la empieza a ver como una mediadora entre el pueblo y su esposo.
Capítulo VI
Catalina comienza a enfrentar la realidad del hombre con el que está casada. En este sentido, hasta sus propias hermanas intentan abrirle los ojos, contándole cómo tiene 800 crímenes y 50 amantes. Catalina decide huir, pero su corazón de madre no se lo permita, y regresa aunque ya tenía camino andado. Al descubrir que su hijo Sergio ha escuchado cómo su padre, el General y Gobernador ha decidido mandar a matar a un hombre, Catalina toma la decisión de enviar a los niños, incluido su hijo Sergio, a vivir en el piso de arriba, mientras ella permanecerá con su esposo en el de abajo, a fin de que los pequeños se enteren lo menos posible de las cosas.
Capítulo VII
Cada vez, Catalina se hacía más consciente de la naturaleza del hombre con el que estaba casada, haciendo más descubrimientos, sacando más conclusiones. De esta manera, en medio de su asombro, ocurrió el asesinato del padre Magdalena Maynes, quien estaba dedicado al negocio de los cines. Convencida de que había sido su esposo, Catalina está muy conmocionada. Consciente de que su esposa no está bien. El general se da a la tarea de buscarla, siendo la primera vez que Catalina le rechaza y se niega a sus supuestas obligaciones de esposa.
Capítulo VIII
Con la visita del secretario particular del presidente, Fernando Armendáriz, Catalina se siente particularmente feliz, hecho que su marido nota, encerrándola en su casa. No obstante, de improviso, el General le avisa que Fernando los visitará para que todos organicen la recepción que dará la bienvenida al presidente. Así, el General deja a Catalina y Fernando solos, totalmente seguro, puesto que se ha enterado de que Fernando es homosexual, situación que pronto descubre también Catalina, lo que no impide que se conviertan en grandes amigos. Durante este capítulo, el narrador construye una íntima visión al mundo de la sexualidad femenina, la cual aunque es ignorada por la sociedad, existe vigorosamente en las aventuras y deseos de Catalina y sus amigas.
Capítulo IX
Catalina cada vez se involucra más en la actividad política de su esposo, quien se encuentra en la lucha por lograr que Rodolfo Campos se convierta en Presidente. De esta forma, en una jugada de ajedrez, el General determina que su esposa se convierta en la jefa de campaña de Rodolfo, para así tenerlo vigilado. Ella acepta, aunque sabe que los hombres han pasado por encima de varios para lograr su objetivo. En paralelo, la historia cuenta también cómo Octavio y Marcela comienzan a enamorarse, aun cuando son hermanos, hijos del general.
Capítulo X
Catalina, comenzó a acercarse a Bibi, la viuda, de quien se convirtió en una gran amiga. Sin embargo, esta amistad sólo la hizo entender cómo las mujeres de su entorno se dejaban humillar y maltratar por sus esposos, sin poder hacer nada, hecho que comenzó a cuestionarse de forma profunda.
Capítulo XI
En un acto de rebeldía, Catalina se niega a votar por Rodolfo, a pesar de que sabe que el candidato de su esposo ganará, pues la corrupción de ambos logrará su meta. Como lo había predicho, ganó Rodolfo, mientras que Bravo tuvo que huir hacia Venezuela, a fin de escapar del general, quien sin duda lo mandaría a matar. Catalina sufrió también la muerte de su padre.
Capítulo XII
Catalina entró en una gran depresión, por lo que todo su tiempo la pasaba sufriendo y sintiendo celos espantosos por su marido. Tratando de evitar la confrontación constante, su marido decidió buscarle una ocupación, enviándola a participar en la Unión de Padres de Familia. Al llegar en la noche, Catalina se quejó de haber pasado una tarde horrible, por lo que logró que el general le prometiera que de ahora en adelante ella lo acompañaría a donde él fuese. Ella aceptó.
Capítulo XIII
Vagando por Bellas Artes, Catalina conoce a Carlos Vives, un director de música, a quien le dice que es periodista, cuando éste la descubre espiando su ensayo. En un giro inesperado, Catalina descubre de Carlos y Andrés, su esposo, son grandes amigos. Carlos le coquetea sin mucho disimulo, mientras que Catalina no sabe muy bien cuál posición asumir durante la cena donde se dan cita el músico, ella y su esposo.
Capítulo XIV
Para sorpresa de Catalina, el General de repente se convirtió en el esposo romántico que ella hubiese deseado al principio del matrimonio. Sin embargo, era tarde, ella se había enamorado de Carlos. No obstante, un día en que logró encontrarse con él, este le insinúo mientras paseaban por la calle, que por qué no le decía a su marido que le comprara un lujoso edificio que observaban. La ironía enojó a Catalina, quien se alejó, para ser recibida por Juan el chófer, quien la llevó encañonada con un arma hasta donde su jefe.
Capítulo XV
Catalina es invitada por su esposo al concierto de Carlos Vives, a quien Catalina amaba, pero con quien estaba profundamente molesta por su comportamiento. Después del concierto que la conmovió en sobremanera, Catalina tuvo la oportunidad de volver a conversar con Carlos en la fiesta que se celebraba en su honor. Mientras su marido se emborrachaba, Catalina se entregaba a Carlos. Emocionada le pidió que escaparan, a lo que Carlos contestó con una negativa, pues no dejaría lo conquistado por ir con ella. Catalina regresó con el general, consiguiéndolo muy borracho.
Capítulo XVI
Catalina tuvo oportunidad de ver otra vez a Carlos en una fiesta que hicieron en su casa, en donde se divirtió como nunca, en un acto de liberación cantó con su buena voz y en la mañana se fue a montar caballo con su hijo Sergio. Al regresar, su marido quería saber qué habían dicho durante la conversación, pero ella la tranquilizó.
Capítulo XVII
Haciéndose un masaje en compañía de su amiga Andrea, Catalina escucha de boca de la masajista que su esposo había matado a una muchacha porque ya no quería ser su amante. Enfurecida, Catalina salió a la defensa de su marido. Al volver con él, este le entregó el título de propiedad del edificio que en su momento Carlos le había dicho que pidiera que le regalaran. Catalina se sintió humillada.
Capítulo XVII
Catalina sigue su apasionado romance con Carlos, con al cual se entrega sin importar si están en la misma casa con su marido. Después de varios momentos románticos, incluso estando de vacaciones, Carlos es apresado por unos hombres armados, noticia que conmociona a Catalina.
Capítulo XIX
Catalina sospechando que su marido tenía que estar detrás de la desaparición de Carlos, le dice lo que ha ocurrido, sin lograr llamar su atención. En una fiesta, logra averiguar que Carlos ha sido llevado a un cuartel clandestino, información que le da al jefe de la Policía, quien manda por sus hombres. Encuentran a Carlos con un disparo en la nuca. Después del funeral, Catalina se encierra tres días en su cuarto a vivir su duelo.
Capítulo XX
Catalina se refugió en ayudar a su hija Lila a vivir su amor con Javier Uriarte, a pesar de que su padre quería que se casara con Emilio Alatriste. Tal como había ocurrido con su madre, Javier resultó muerto en extrañas circunstancias. Al poco tiempo Emilio y el general Andrés conversaron y decidieron que Lilia se casaría con él.
Capítulo XXI
La boda de Lilia fue el evento del año, al cual asistieron todas las personalidades de la ciudad. A pesar de que Lilia lucía feliz, Catalina sabía que en realidad sufría. Después de que los novios se fueron, cada uno en su carro por disposición de Lilia, Andrés invitó a Catalina a dormir, ella aceptó, era la primera vez después de la muerte de Carlos.
Capítulo XXII
Catalina decidió irse a vivir a su casa en México, en donde regresó a su amistad con Bibi, a quien ayudó a redactar una carta a su marido, en donde su amiga le confesaba que se iría con su amante. Su marido no leyó la carta, y su amante no la secundó en su propuesta. A Bibi no le quedó más remedio que seguir con su vida. Por su parte, Catalina comenzó una aventura amorosa con Quijano, un director de Cine que había conocido en la boda de su hija Lilia.
Capítulo XXIII
Durante algún tiempo, Andrés y Catalina se distanciaron, cada quien en sus asuntos: él en la política, y ella en su romance con Quijano. Sin embargo, en ese momento comenzó el deterioro del general, el cual fue apartado de su lado por Rodolfo, a quien había ayudado a llegar a la presidencia. El tiempo parecía haber caído sobre él. Catalina lo recibió con cariño, cuando llegó de improviso a la fiesta de año nuevo.
Capítulo XXIV
Ante la presencia del general, Quijano decidió partir, dejando de despedida una nota. A pesar de que le causaba tristeza, Catalina decidió permanecer al lado de su esposo, con quien fue a Puebla. El general todavía tenía cierta autoridad, pero lucía muy desmejorado, situación que hizo que Catalina decidiera permanecer a su lado.
Capítulo XXV
Al regreso de Tehuacan, en donde había ido a recibir un homenaje, el general Andrés se enfermó de forma preocupante. Catalina llamó a sus médicos, quienes sólo le diagnosticaron cansancio. Catalina se durmió un rato junto a su esposo, al despertar el general mandó a llamar a su abogado, le pidió el documento dos, lo firmó, y falleció en su casa.
Capítulo XXVI
Catalina organizó el funeral de su esposo, disponiendo que cada una de las viudas permaneciera con los regalos y posesiones que disfrutaban, y que a cada hijo le dieran la parte de la herencia que le correspondía. Catalina fue con sus hijos a Zacatlán, a enterrar al general, tal como había sido su última voluntad. Aunque a todo el pueblo lo conmovía la magnitud del cortejo fúnebre, en realidad les alegraba que un hombre malo y corrupto como el general estuviese muerto. Catalina se había despedido de su esposo en el funeral, diciéndole todo lo que no pudo en vida. Después del entierro, un gran diluvió cayó sobre Zacatlán, empapando la alegría de Catalina, quien danzaba entre las tumbas, feliz de haber conseguido por fin su liberación, pues ya no tendría que vivir bajo los designios del General, sino que por primera vez en su vida sería realmente la dueña de su destino, hecho que la emocionaba profundamente.
Imagen: retrato Ángeles Mastretta / fuente: universal.com.mx