Serpientes infanticidas
Medía tres metros y medio pero su mandíbula no estaba preparada para comer los rígidos huevos de dinosaurio así que esperaba a que nacieran para devorarlos: los cincuenta centímetros que solían medir los bebés de dinosaurio encajaban perfectamente en su boca, por lo que eran una de sus presas favoritas.
Se trata de una serpiente que vivió hace 67 millones de años y que ha sido bautizada como Sanajeh indicus. El actual director del Geological Survey de la India, Dhananjay Mohabey, halló su fósil a principios de los años 80 pero no ha sido hasta ahora cuando han descubierto que se trataba de una serpiente.
El fósil fue encontrado en un muy buen estado de conservación, enrollado en un nido de dinosaurios saurópodos (los de mayor tamaño que se conocen) junto con varios huevos y huesos de miembros en un yacimiento de Gujarat, al oeste de la India, una zona rica en fósiles de estos animales.
Durante una visita que realizó en 2001, el investigador Jeff Wilson se quedó atónito al examinar el ejemplar y se dio cuenta de que estaba ante un especimen extraordinario. Ahí comenzó la investigación, cuyos resultados publica esta semana la revista PLoS Biology.
«Este hallazgo indica que la forma de alimentarse de las primeras serpientes era mucho más variada de lo que se pensaba al examinar los ejemplares actuales, y demuestra que algunas de ellas tenían un comportamiento parecido al de las actuales boas y pitones», explica el paleontólogo Jason Head, profesor de Biología de la Universidad de Toronto Mississauga.
Sanajeh indicus pertenece a un grupo de fósiles de serpientes denominados madtsoiidae, entre los que se encuentran especímenes más grandes, algunos de su misma edad y otros más antiguos que Sanajeh. Sin embargo, este fósil es uno de los mejor conservados y el primero que ofrece información sobre su forma de alimentarse. «Se trata de una nueva especie de serpiente. Sanajeh resuelve la relación evolutiva de los madtsoiids respecto a las serpientes actuales y su forma de alimentarse», afirma Head.
En concreto, los paleontólogos hallaron el cráneo de la serpiente casi completo, la parte baja de la mandíbula junto a varios huesos enrollados a un huevo roto y restos de un titanosaurio recién nacido de medio metro de longitud.
Los titanosaurios eran saurópodos (dinosuarios gigantes de cuatro patas, con cuellos muy largos y herbívoros). Los paleontólogos creen que crecían muy rápido y ya en el primer año alcanzaban un gran tamaño.
Según los investigadores, el fósil sugiere que las serpientes, atraídos por el movimiento, se lanzaban a los nidos en cuanto los dinosaurios rompían el cascarón y que probablemente miles de bebés saurópodos indefensos fueron presa de las serpientes.
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Imagen de portada de Tyler Keillor
Artículo de Teresa Guerrero publicado en www.elmundo.es