Algo más que vino
En 1958, el prestigioso escritor y mitólogo Robert Graves, tras su regreso de una larga estancia en México, investigando los ritos religiosos de los indios mazatecas, con quienes experimentó directamente los efectos derivados de la ingestión de un particular hongo de la familia de los psilocibes, se vio obligado a revisar y corregir su célebre obra Los mitos griegos. En la introducción de esta versión actualizada, Graves nos comenta lo siguiente: «Recientemente, he vuelto a meditar acerca del dios borracho Dionisio y de su salvaje banquete otoñal, y también sobre la naturaleza de la ‘ambrosía’ y de otros néctares divinos. Ahora ya no creo que cuando las ménades de Dionisio recorrían airadas el campo despedazando animales o niños y después se jactaban de haber hecho el viaje de ida y vuelta a la India, se hubieran embriagado únicamente con vino o cerveza de hidra. Tanto las ménades como los centauros y los sátiros, todos ellos adoradores del dios Dionisio y estrechamente vinculados al santuario de Eleusis, utilizaban esas bebidas para pasar los tragos de una droga mucho más fuerte; a saber, un hongo crudo, quizás la amanita muscaria, que produce alucinaciones, desenfrenos insensatos, visión profética, energía erótica y una notable fuerza muscular».
SUSTANCIAS PSICOACTIVAS
Varios años antes de que Graves revisara Los mitos griegos, el etnomicólogo R. Gordon Wasson había identificado el principio activo del «soma», la pócima ritual de los textos védicos, con una variante asiática de este potente hongo psicoactivo, la amanita muscaria, cuya forma ya aparece tallada en algunas antiquísimas esculturas y bajorrelieves de la India sobre la cabeza del dios Shiva, y también se encuentra grabada en un espejo etrusco a los pies del mítico héroe tesalio Ixión, el que bebía «ambrosía» con los dioses, y de quien, según la tradición, descendían los centauros.
El propio Wasson fue precursor en el estudio del ancestral culto de los hongos sagrados de México, descubriendo que todas las variedades fúngicas consideradas mágicas por los indios –que todavía son ingeridas por éstos en sus ceremonias de carácter religioso y chamánico, para acceder al poder del trance o al mundo de los espíritus–, contenían algunos de los principios psicoactivos comunes a otros hongos o sustancias vegetales, que antaño habían formado parte de rituales análogos practicados por otras culturas del planeta.
Fuente:
Extracto del artículo Misterios de Eleusis, de www.akasico.com
Imagen de www.joaowerner.com.br