Pero el descubrimiento realizado por el equipo bajo la dirección del biólogo marino David Gruber ha resultado completamente impresionante. Se trata del primer reptil conocido en poseer la propiedad de la biofluorescencia. La tortuga fue descubierta en una expedición a las Islas Salomón que, curiosamente, no iba a estudiar a estos animales, sino a los cocodrilos.

La tortuga que brilla

El descubrimiento lo realizó un equipo que se encontraba buceando en busca de cocodrilos de agua salada que se sabe que habitan en la zona. Parece ser que la tortuga se encontraba alimentándose cuando fue iluminada por la luz azul de la cámara.

En ese momento los biólogos se dieron cuenta de que la luz que emitía el caparazón de la tortuga no se parecía en nada a los colores normales de un animal de esta especie bajo la luz del sol (se trataba de un espécimen de la tortuga Carey). Convertía la tenue luz azul en un abanico brillante de rojo y amarillo que le daba un toque verdaderamente fantástico al fondo marino.

La biofluorescencia se diferencia de la bioluminiscencia en que la segunda emite luz… la primera solo la refleja en colores distintos. No es que la tortuga “brille” en la oscuridad (al menos, no en la oscuridad absoluta), es que refleja las tenues ondas de la luz azul (que penetran en el fondo marino) de formas mucho más brillantes.

Aún se desconoce la utilidad evolutiva de este fenómeno en la tortuga carey o las razones para que este individuo en particular fuera bioluminiscente. Sin embargo, de acuerdo con los pobladores es común en las islas encontrar tortugas así e incluso tenían una colección de 3 caparazones que mostraban las mismas propiedades.

No cabe duda de que el descubrimiento es verdaderamente fascinante pero, sobre todo, increíblemente bello, y tiñe de destellos el opaco fondo del mar. ¿Qué objetivo tendrán estas luces?

Fuente de imagen: nycnews.net