Nitrógeno
El nitrógeno, que compone el 78% de la atmósfera terrestre, es uno de los elementos más fundamentales para la construcción de los compuestos que componen la vida.
Junto con el fósforo y el potasio, es uno de los más importantes fertilizantes, particularmente clave en el cultivo de cereales, que componen los principales alimentos del planeta (el arroz, el trigo, el maíz y el sorgo, principalmente).
Pero hay un problema gigantesco y es que estos cultivos no son capaces de usar el nitrógeno de la atmósfera. Están literalmente rodeados del elemento, pero son incapaces de aprovecharlo, y por esta razón requieren extraerlo del suelo.
Ahora, gracias al trabajo del químico alemán Fritz Haber hoy por hoy nosotros podemos extraer el nitrógeno de la atmósfera y convertirlo en un fertilizante sólido, pero el proceso es extremadamente costoso en términos energéticos (se calcula que un 2% de toda la energía usada por la humanidad se gasta hoy en la fijación de nitrógeno atmosférico) y además el uso de fertilizantes ha causado la destrucción de incontables ecosistemas acuáticos. Aún el más responsable de los campesinos tiene difícil el cálculo de cuánto fertilizante absorberán sus plantas, y cualquier excedente será lavado por la lluvia y terminará en los cursos de agua, generando problemas de eutrofización.
Leguminosas
Si bien ninguna planta puede aprovechar el nitrógeno atmosférico, algunas de ellas (específicamente el vasto grupo de las leguminosas) cargan en sus raíces bacterias que fijan el nitrógeno al suelo, nitrógeno que posteriormente las plantas pueden utilizar. Dentro de este grupo se encuentran los fríjoles, las lentejas, las arvejas, y todas las plantas que tienen sus semillas en una vaina.
Por esta razón los antiguos indígenas sembraban el maíz mezclado con fríjol. Los cereales requieren mucho nitrógeno, y el fríjol le brindaba algo a la planta de maíz, evitando así el excesivo uso de los suelos. Esta práctica aún es común en muchas comunidades y regiones indígenas, pero ha pasado de moda en los cultivos industriales, pues el maíz debe cosecharse con grandes máquinas (mientras que en los otros cultivos la cosecha puede hacerse a mano).
Esto significa que si alguien encontrase un maíz capaz de hacer lo que hacen los fríjoles el mundo podría ahorrarse una gigantesca cantidad de energía y, además, mejorar el cuidado de los suelos. Y es por esta razón que cuando un grupo de investigadores anunció que había encontrado este maíz el tema pronto se volvió una noticia importante.
Pero lo más interesante aquí es que este maíz no fue inventado por genetistas en un laboratorio, sino desarrollado por comunidades indígenas que mejoraron por siglos sus variedades nativas.
El maíz de la Sierra Mixe
Esta variedad de maíz genera unas peculiares raíces aéreas que emiten un gel conocido en botánica como mucílago. Este gel es el hogar perfecto para muchas especies de bacteria que fijan nitrógeno, y por esta razón se convierte en un aliado importante para la planta.
Raíces áereas cubiertas de mucílago
La variedad de maíz se cría en las regiones alejadas y aisladas de Sierra Mixe, en donde los suelos son pobres y por lo tanto las plantas han sido seleccionadas para ser más resistentes. El maíz, cabe aclarar, no es tan eficaz como el fríjol o la arveja, pues en el mejor de los casos puede obtener hasta el 82% del nitrógeno necesario de la atmósfera (las leguminosas producen un excedente), pero es la única variedad conocida que puede hacer esto. Si todo el maíz del mundo tuviera esta capacidad los costos en fertilizantes se reducirían de manera impresionante.
En este momento, de acuerdo con los investigadores de la Universidad de California, estamos aún lejos de poder aplicar las características de este maíz a otros cultivos, pero se espera que en unos años pueda aplicarse.
Fuentes:
- https://www.elespectador.com/noticias/medio-ambiente/el-primer-maiz-indigena-que-no-necesita-fertilizantes-articulo-805182
Imágenes: 1: sinembargo.mx, 2: elfinanciero.com.mx