Sequía
En el año 1976 un clima anormalmente seco golpeó las Islas Británicas. Caracterizada por un clima extremadamente húmedo – conocido es el cliché según el cual el cielo de Inglaterra llueve perpetuamente – la Gran Bretaña sufrió aquel año una de las peores sequías de su historia, llevando incluso a temores generalizados de problemas de desabastecimiento que podrían llevar a la anarquía y a un posible golpe militar.
Al final, el clima volvió a la normalidad y la sequía no se prolongó demasiado. Sin embargo, hubo otro aspecto en el que el verano de 1976 fue particular en las Islas Británicas: involucró la desaparición de miles de gatos de los hogares ingleses.
Los gatos domésticos no son animales particularmente difíciles de criar. Por lo general, suele haber más a disposición de los hogares de los que las personas quieren tener y siempre terminan algunos abandonados. Por esta razón, es bastante extraño que aquellos que quieren un gato no puedan conseguirlo.
Pero es aún más extraño que decenas de gatos comiencen a desaparecer de los hogares sin que haya causa aparente.
La desaparición de los gatos
En su momento, surgieron todo tipo de leyendas urbanas. Que se trataba de embalsamadores, o de los restaurantes orientales. O de una secta satánica. En cualquier caso, los gatos dejaron de desaparecer unos meses después y nadie fue capaz de encontrar la causa de las misteriosas desapariciones.
Una de las personas que ha analizado con mayor detalle este fenómeno es Jon Downes, director del Centro de Zoología Forteana. De acuerdo con Downes, dada la abundancia natural de estos felinos es poco probable que un grupo con interés de negociar estuviese interesado en robarlos – arriesgándose a ser descubierto – dada la facilidad para obtenerlos por medios legales. Más aún, no existen razones para suponer que únicamente en 1976 la demanda de gatos habría crecido lo suficiente como para llevar a su desaparición masiva, mientras que en los años inmediatamente anteriores y posteriores no sucedía nada.
Downes, en cambio, afirma que la sequía fue de la mano con un aumento dramático en el avistamiento de los llamados “Grandes Gatos”, que de vez en cuando aparecen en las campiñas europeas. Esto, que podría estar asociado a la sequía, también permitiría explicar las desapariciones, ya fuese porque estos animales mataban a sus competidores o porque sencillamente los ahuyentaban de las regiones por donde paseaban.
En cualquier caso, el asunto sucedió ya hace 4 décadas y es difícil que a estas alturas pueda brindarse una solución definitiva al misterio… aunque no cabe duda de que la propuesta de Downes tiene bastante encanto.
Fuente de imagen: aspcapro.org