A pesar de que existan diferencias entre sus fechas, significados e incluso formas de celebración, la mayoría de las grandes culturas del mundo, tanto en Oriente como en Occidente cuentan con una fecha, en la cual celebran el Año Nuevo.
Significado del Año Nuevo
En este sentido, aun cuando el nacimiento de esta tradición dentro de las diferentes culturas puedan apuntar a diversos hechos históricos, por lo general la mayoría coinciden en tomar una fecha de sus respectivos calendarios para dar por terminado un ciclo, y asumir el inicio de otro, cuya duración no siempre es de 365 días, como en el calendario juliano por el que se rige occidente, y que es netamente solar.
Por consiguiente, casi siempre, independientemente de la intensidad, vistosidad, o por el contrario la solemnidad que puede implicar esta celebración para cada uno de los pueblos del mundo, por lo general es una fecha en donde los seres humanos se toman un momento para agradecer por las grandes cosas que han logrado o recibido durante el año, así también como para despedir los malos momentos, y plantearse nuevas metas, propósitos y deseos para el nuevo ciclo que comienza.
De esta manera se podría decir que el año nuevo es un umbral cronológico por medio del cual los hombres llevan la cuenta de su existencia como grupo, así como de sus vidas individuales. Así también, es un día o un período en donde la reflexión sobre lo que se ha logrado y lo que se desea está a pedir de boca, al igual que una oportunidad perfecta para compartir con las personas más importantes y cercanas.
De dónde viene la celebración del Año Nuevo
En cuanto al origen de esta fecha, al menos en lo que concierne a Occidente, es decir, al Año Nuevo que se celebra todos los primeros de enero, la mayoría de los historiadores coinciden en señalar que la costumbre de tomar un día para considerar que un ciclo ha llegado a su fin, para dar paso a uno nuevo puede ser rastreado hasta la Babilonia de hace cuatro mil años, en donde se celebraba un festival, conocido con el nombre de Akitu, el cual era asumido desde el punto de vista de la renovación.
Esta fiesta, de los antiguos babilonios tenía lugar cuando ocurría la primera luna nueva, después del equinoccio vernal, ocurrido en marzo, y que era tomado por esta civilización como un punto cronológico crucial, por ser la fecha en que día y noche duran exactamente igual. Durante este festival, los babilonios hacían celebración de la renovación, de forma tan seria que incluso –según apuntan algunas fuentes históricas- aprovechaban para dejar las coronaciones de sus reyes durante Akitu, para así renovar sus monarcas.
Año nuevo y dios Jano
Sin embargo, aun cuando el origen de la fiesta de Año Nuevo puede situarse en el pueblo babilónico, la costumbre de que esta sea en enero también se remontaría por su parte a otra importante civilización: el Imperio romano.
En consecuencia, algunos historiadores han señalado que según puede estudiarse en este pueblo occidental luego de que Julio César instaurará el nuevo calendario en el año 46 a.C., el cual se conoce actualmente como calendario juliano, y que tenía como objetivo ser un año solar, el tiempo anual comenzó a contarse desde enero, mes que era dedicado, o que se consideraba regido por el dios Jano, deidad del Partenón romano al cual se le relaciona como el señor de los umbrales, los comienzos y los finales.
De hecho, la importancia de que este mes fuese regido por Jano era tal que durante esta época, el pueblo romano tomaba un momento para celebrar que un año llegaba a su fin, y comenzaba otro, celebración en la cual acostumbraban decorar sus casas, realizar fiestas, e incluso intercambiar regalos con sus seres queridos.
¿Desde cuándo el Año Nuevo se celebra el 1 de enero?
No obstante, el origen del 1 de enero como fecha de celebración del Año Nuevo en occidente reside en el seno de la Iglesia católica, específicamente bajo el mandato del papa Gregorio XIII, quien en el año 1582 fijó como fecha cristiana el 1 de enero, en la cual no sólo se celebraba el principio de un año, sino que en su objetivo de santificar las fiestas, se asumía ese día como la celebración de la circuncisión de Jesús de Nazaret, hecho que puede interpretarse como un esfuerzo de la iglesia católica de tomar para sí y resignificar una fiesta pagana de gran arraigo.
Sin embargo, aun cuando la institución católica ha hecho durante años su trabajo para santificar esta fiesta, la mayoría de quienes se unen a su celebración sigue tomando este momento para rendir tributo a los finales, y sobre todo a los comienzos, por lo que se puede decir que desde aquellos festivales de Akitu, pasando por los dedicados a Jano, el alma occidental no ha perdido su sentido de los ciclos cronológicos, y lo importante de reflexionar sobre su existencia y paso, siendo este el más universal de los sentidos con los que cuenta la celebración de Año Nuevo.
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