A pesar de las mejoras en la calidad, la automatización en la producción y el desarrollo de nuevos tipos de hilo, la naturaleza básica del tejido sigue siendo aquella que era en sus orígenes hace unos 6 o 7 milenios (quizás más): una serie de hilos que se entrelazan entre sí para formar una estructura más densa, la cual, a su vez, usamos como vestido o herramienta.

Sin embargo, algunos científicos están integrando nuevas tecnologías que transformarían nuestra interacción con las telas actuales. Uno de los principales problemas con los tejidos es su característica absorción de todo tipo de sustancias, que la dañan, debilitan su estructura, la hacen menos agradable a la vista y representan un peligro para la salud de las personas al resultar caldo de cultivo para innumerables tipos de patógenos. Sin embargo, algunos investigadores han comenzado a desarrollar un nuevo tipo de tela que sería capaz de limpiarse a sí misma de varios tipos de sustancias.

¿En qué consiste?

La tela consiste en un tejido ordinario, hecho de material vegetal (lino o algodón, entre otras) al cual se ha añadido el compuesto ácido carboxílico 2-antraquinone. La sustancia tiene la particularidad de adherirse a las moléculas de celulosa, lo que permite que se mantenga en la tela a pesar de que esta se moje o, incluso, se lave.

Este compuesto químico tiene la particularidad de liberar materiales de oxígeno reactivo cuando entra en contacto con la luz solar. El más importante de estos materiales es el peróxido de hidrógeno, el cual actúa como agente antibacteriano garantizando que la superficie de la tela se mantenga libre de patógenos. Así mismo, otras sustancias deshacen pesticidas y químicos tóxicos y algunas disuelven la materia orgánica, manteniendo limpia la tela. No todas las sustancias se pueden eliminar por este medio, claro, y sigue siendo necesario lavarla de vez en cuando. Sin embargo, se le apunta a una tela que eventualmente deje de requerir el lavado.

Fuente de imagen: nologia.com