Pero el moqueo siguió. La mujer pasó algunas semanas y decidió que era importante, y necesario, visitar un médico.

Esto ocurrió en el año 2013. Jackson había tenido un accidente de auto leve en tiempos recientes, pero nunca pensó que tuviese alguna relación con su problema. Y así, comenzaron años constantes de visitas a los médicos, diagnósticos apresurados, medicina contra las alergias… y más visitas a los médicos.

Por años, Jackson creyó que lo suyo era simplemente una alergia salida de control… pero este año encontró, por fin, un médico que fue capaz de ir al quid del asunto… y reveló que lo que tenía en verdad era una “fuga” de líquido cerebral hacia la nariz.

Líquido cefalorraquídeo

Como todos sabemos, nuestro cerebro se encuentra protegido por un cráneo duro y rodeado por un líquido que lo protege y le permite funcionar.

Un grupo de especialistas médicos de Nebraska (Estados Unidos)  comenzaron a prestarle más atención al asunto. Se dieron cuenta de que la mucosa que presentaba la paciente no encajaba con una alergia y que era necesario analizarla más a fondo. Y bueno, fue eso lo que despejó el misterio.

Porque tras unos breves análisis de laboratorio los resultados fueron concluyentes. No se trataba de mucosa nasal. Era líquido cefalorraquídeo.

El líquido que rodea y protege al cerebro por alguna razón se estaba fugando del cráneo y llegando a la cavidad nasal de la mujer. Los médicos de inmediato la pusieron en observación y determinaron el agujero, causado por el accidente de tránsito, el cual prosiguieron a cerrar. Hoy por hoy el moqueo de la paciente finalmente ha finalizado.

La advertencia queda. Como afirmó Jackson:

Si están saboreando un sabor muy salado y hay algo que drena [en grandes cantidades en la parte posterior de su garganta, probablemente sea algo más que alergias. Así que acérquese al médico.

Fuentes:

Imagen: edition.cnn.com